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Homilía de S.E. Mons. Claudio Gatti del 19 octubre 2008

I Lectura: Is 45,1.4-6; Sal 95; II Lectura: 1Ts 1,1-5; Evangelio: Mt 22,15-21

"En aquél tiempo los fariseos se fueron a deliberar y ver cómo le podrían cazar en alguna palabra. Le enviaron discípulos suyos con los herodianos a decirle: "Maestro, sabemos que eres sincero, que enseñas de verdad el camino de Dios y que no te importa nada el qué dirán, porque no tienes respetos humanos. Dinos tu parecer: ¿Es lícito pagar el impuesto al césar o no?".

Jesús, conociendo su malicia, dijo: "Enseñadme la moneda del tributo". Ellos le presentaron un denario. Jesús les dijo: "¿De quién es esta efigie y esta inscripción?". Respondieron: "Del César". Él les dijo: "Pues dad al César lo que es del césar y a Dios lo que es de Dios". Al oírlo se asombraron, lo dejaron y se fueron". (Mt. 22, 15-21)

Mientras leía el pasaje del Evangelio tomado de Mateo, me he sentido impulsado a añadir, a todo lo que tenía pensado, algunas reflexiones sobre este pasaje pues, como ya sabéis, está bien profundizar todo lo posible y continuamente en la Palabra de Dios. Haré solamente simples observaciones, luego nos detendremos en el fragmento de mi querido amigo Pablo.

La primera observación que quiero ofreceros es la siguiente: aquí Mateo reúne y enumera a todos los enemigos de Jesús, fariseos, saduceos, herodianos, lo que significa que estas personas, a pesar de estar en oposición entre sí, porque se avenían en muy pocas ideas, se unieron unánimes en la oposición a Cristo y además se aliaron para ponerlo en aprietos.

Al ir a hablar a Cristo los herodianos, los fariseos y los saduceos se vieron obligados a poner de relieve Sus cualidades, Sus características; de hecho los fariseos reconocieron a Cristo una independencia de juicio: "enseñas de verdad el camino de Dios", pero no lo decían creyéndolo plenamente porque de lo contrario no habrían tratado de tenderle una trampa. Pero vosotros sabéis que el corazón humano a menudo es muy complicado, no se entiende lo que es verdadero y lo que es faso. Una cierta actitud le reconocieron a Cristo: "Tú no tienes respetos humanos y no te importa nada el qué dirán" y ésta es la alabanza más hermosa y más alta que se pueda atribuir a un auténtico ministro de Dios. ¿Qué otra cosa más hermosa podían decir?: enseñas de verdad, no cedes ante los chantajes ni las amenazas de nadie. Imaginad, la descripción del pastor auténtico viene de los enemigos. En Jeremías está escrito: "Os daré pastores según mi corazón que os apacentarán con inteligencia y sabiduría" (Jer 3,15), la ciencia de Dios, el conocimiento de Dios. Pues bien, este es el pastor, este tiene que ser el sacerdote, este tiene que ser el Obispo y si no es así no es auténtico en absoluto. Pero cuidado, en el fragmento está escrita esta frase incisiva: "Conociendo su malicia". Nosotros no podemos, pero Jesús es Dios. Santo Tomás de Aquino escribe en la Suma Teológica una frase que viene bien a nuestro caso: "Todo lo que está conforme a la verdad, aunque sea dicha por el demonio, viene de Dios", porque la verdad viene sólo de Dios, por tanto los enemigos de Dios, y entre estos el más grande es el demonio, a menudo son obligados, y a veces no se dan cuenta, a afirmar la verdad, a decir que una cosa es verdadera y viene de Dios. Dicho esto, creo que habéis recibido bastante.

En el período veraniego, como saben bien los que nos han venido a ver el domingo y con los que he celebrado la Santa Misa, en las Misas festivas yo no he hecho nunca la homilía, pero no por pereza o porque no tuviera nada que decir, sino sencillamente porque lo que decía la Virgen durante la aparición antes de la Misa era tan hermoso, tan importante y útil que me limitaba a decir: recordad lo que ha dicho la Virgen, reflexionad en ello y ponedlo en práctica. Hoy estaba tentado de hacer lo mismo, pero por una parte ha hablado la Virgen y lo que ha dicho viene de Dios, pero por la otra nos encontramos con la Palabra de Jesús que es Palabra eterna, por tanto me encuentro casi en un conflicto. Así pues os digo: pensad en lo que ha dicho la Virgen y añado lo que pienso yo del fragmento de la segunda lectura.

"Pablo, Silvano y Timoteo a la Iglesia de los Tesalonicenses. Os deseamos la gracia y la paz de Dios Padre y de Jesucristo, el Señor.

Continuamente damos gracias a Dios por todos vosotros y os recordamos en nuestras oraciones. Sin cesar presentamos a Dios, nuestro Padre, la actividad de vuestra fe, la eficacia de vuestro amor y la firmeza de vuestra esperanza en nuestro Señor Jesucristo.

Sabemos muy bien, hermanos queridos de Dios, que habéis sido elegidos. Porque nuestro mensaje evangélico no os fue transmitido solamente con palabras, sino también con obras portentosas bajo la acción del Espíritu Santo y, por parte nuestra, con una profunda entrega". (1Ts 1,1-5)

Leyendo este fragmento me ha venido de repente esta reflexión. Sería hermoso que todos los sacerdotes que se dirigen a la comunidad y a las parroquias que guían, que todos los Obispos que se dirigen a la diócesis que guían, pudieran repetir lo que dice Pablo cuando se dirige a los Tesalonicenses, porque son afirmaciones hermosísimas. Aquí Pablo enseña y reafirma una gran verdad que a menudo en la Iglesia está escondida y no se predica: todas las iglesias, todas las parroquias, todas las comunidades para vivir y ser auténticas, tienen necesidad de permanecer en Dios, los miembros tienen que estar unidos a Dios. Esto es posible sólo con la gracia, con la aceptación de Su Palabra, combatiendo el pecado y luchando contra el demonio. Los que no están unidos a Dios, incluso formando parte de una parroquia, de una iglesia, se encuentran en la misma condición de los muertos que tenemos en el cementerio: forman parte de la comunidad, forman parte de la familia, pero aparte de la oración no hay relaciones físicas porque los contactos se han interrumpido. Estos contactos se reanudarán al final, cuando haya el juicio, para el cual esperamos encontrarnos todos en la alegría eterna. Igualmente hay que distinguir entre bautizados y personas en gracia de Dios. Un párroco puede tener incluso treinta mil parroquianos, pero de estos los que forman parte de la parroquia son los que están unidos en el Señor, los que están en gracia; los otros no están excluidos, pero están muertos, por tanto no tienen relación. Como dice Jesús: "Yo soy la vid, vosotros los sarmientos", si el sarmiento está separado no da fruto. Por lo tanto, también aquí idealmente tendremos que cambiar un poco el vocabulario: un párroco podría decir que tiene una parroquia de treinta mil personas sólo si estuvieran todas en gracia de Dios. Este tema de la gracia ¿Cuándo entrará finalmente en la Iglesia? Si no hay la gracia de Dios, si no hay unión con Dios, no hay nada, metámoslo bien en la cabeza, no hay Iglesia, no hay Comunidad, no hay Sacramentos, no hay gracia, no hay Palabra de Dios, porque las relaciones se han cerrado y por tanto hay que estar unidos al Padre, al Hijo y, yo añado, al Espíritu Santo porque nuestra relación es una relación exclusivamente y estrechamente Trinitaria.

Y ahora he aquí las grandes y alegres afirmaciones de Pablo: "Continuamente damos gracias a Dios". Yo me he preguntado, sin juzgar a nadie: pero ¿yo puedo dar gracias a Dios? Tengo una pequeña comunidad, ¿puedo dar gracias a Dios por todos vosotros? Pero no soy yo quién tiene que dar la respuesta, la tenéis que dar vosotros, por tanto pido una respuesta y una respuesta positiva. "Continuamente damos gracias a Dios por todos vosotros", dice Pablo, y aquella era una comunidad mucho más numerosa que la nuestra. Continúa Pablo y detrás de Pablo me coloco yo también: "Recordándoos siempre en nuestras oraciones"; parece que use el plural en el que estamos ambos porque también yo hago lo mismo y cada pastor tiene que hacer lo mismo. No tenemos que asombrarnos si un obispo, si un párroco, pero tiene que ser sinceros, dicen: "Yo hablo a Dios de vosotros, rezo por vosotros a Dios", esto es normal, tiene que ser enteramente así.

"Sin cesar presentamos a Dios, nuestro Padre, la actividad de vuestra fe, la eficacia de vuestro amor y la firmeza de vuestra esperanza en nuestro Señor Jesucristo". El pastor tiene que saber percibir el crecimiento espiritual de su propio rebaño, y ¿dónde lo puede percibir? Pablo indica los tres criterios que están estrechamente unidos: el primero es la constancia en la fe y tener fe no es una cosa fácil, habéis oído hoy cuando decía: "Nosotros no hemos perdido nunca la fe en Dios" y espero poder hablar también por vosotros. Asumiendo el cansancio y agotamiento, uno dice: "Señor que perecemos, nos derrumbamos", incluso lo han dicho también los apóstoles, pero la fe tiene que ser un compromiso, exige fuerza, fatiga, sufrimiento; ellos lo han demostrado ¿y vosotros? Espero que todos vosotros hayáis demostrado que tenéis fe en lo que Dios ha dicho en la Palabra pública y en la Palabra privada.

"La eficacia de vuestro amor": no podemos limitarnos a rezar por los hermanos, sobre todo por los que tienen necesidad, cualquier tipo de necesidad. Decir: "Yo rezo por ti" no cuesta mucho, hay que dar algo más, un trabajo, una demostración; no es suficiente decir: "Yo amo a mis hermanos", sino que tienes que demostrar el amor, renunciando también a algo tuyo, poniéndote a su servicio, poniéndote al servicio de los demás, como ha hecho María que se ha puesto al servicio de Santa Isabel. Nadie, ni siquiera Dios, le ha pedido que fuera a servir a Santa Isabel, teniendo presente que la Virgen tenía que realizar un viaje, pero se quedó allí durante tres meses en una situación de incipiente maternidad: ésta es la verdadera caridad.

"La firmeza de vuestra esperanza": mirad, el nuestro es el año de la esperanza, quizás no hemos hablado muchas veces de la esperanza como habría requerido el año que estamos celebrando, pero la esperanza debe mantenerse viva, palpitante, es como una llamita que tiene que ser continuamente alimentada, porque si el combustible se acaba, se apaga la llamita, porque tiene necesidad de alimento para dar luz a las personas que habitan en aquella casa. También aquí la esperanza exige fatiga, esfuerzo, sacrificio y sufrimiento.

"Hermanos amados de Dios": he ahí la expresión más dulce que está presente en este fragmento. He pensado que en la palabra amados está todo el Cristianismo, porque está Dios que es amor, como dice Juan, y da su amor; nosotros somos las criaturas que reciben este amor, con la gracia lo hacemos nuestro, lo ponemos en práctica y sobre todo tratamos de dar un continuo testimonio en el amor, lo dirigimos a los hermanos y los reenviamos a Dios. Éste es un círculo y en el momento en el que el amor entre nosotros y Dios se interrumpe por culpa nuestra, se interrumpe necesariamente también el amor entre nosotros y los hermanos. Entonces he ahí que el que está en gracia ama verdaderamente a su mujer, a su marido, a sus hijos, a sus padres, a los amigos. ¿Y quién no esté en gracia? Ama con un amor que es un sucedáneo del verdadero amor, pero que no es el verdadero amor.

"Habéis sido elegidos por él", pero cuidado, hay que detenerse en el significado de la palabra elegidos, electos. Esa puede tener un significado limitado y reducido, como en la frase: "Pocos son los elegidos", pero en la carta de Pablo no se ha de entender en este sentido. La elección es para todos, la conversión es para todos, Dios quiere que todos se salven, por tanto Dios elige como hijo propio a toda criatura, si la criatura quiere, pero si no quiere, entonces Dios se retira y la caída de la criatura se vuelve destructiva y peligrosa.

"Nuestro mensaje evangélico no os fue transmitido solamente con palabras, sino también con obras portentosas bajo la acción del Espíritu Santo y, por parte nuestra, con una profunda entrega". Pablo ha predicado a Tesalónica y esta comunidad lo reconoce como su fundador y Obispo y Pablo, en su extrema sinceridad, incluso reconociendo que esta Palabra predicada ha tenido un cierto éxito, inmediatamente se coloca en la justa dimensión diciendo que la Palabra se ha arraigado no sólo con su esfuerzo y con su predicación, sino sobre todo porque es poderosa en sí misma y el Espíritu Santo la hace penetrar en el corazón de los oyentes, si el corazón se abre a esta Palabra.