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Año social 2002-2003

Ha llegado el último golpe de Satanás

Don Claudio y Marisa han vuelto de las vacaciones a Roma más cansados, probados y desilusionados que cuando salieron: como dijo Nuestra Señora "No han hecho dos meses de vacaciones sino de martirio". (Carta de Dios del 25 agosto 2002).

La Madre del Cielo ha explicado con lágrimas en los ojos a sus dos hijitos que "La cruz es muy pesada, pero no podemos quitárosla, como Dios Padre no quitó la cruz a su Hijo" (Carta de Dios del 1 de septiembre 2002)

En el primer encuentro de la comunidad, Don Claudio ha dicho a los presentes: "Armémonos de fortaleza, valor y paciencia, porque el año social 2002-2003, que está a punto de empezar, será el más duro, el más crítico y el más sufrido que todos los que nos han precedido".

Este anuncio profético se ha realizado en pleno, porqué Don Claudio y Marisa, además de haber padecido grandes sufrimientos físicos, morales y sobrenaturales, han sido golpeados ferozmente por el último golpe de satanás. Nosotros hemos tratado de sostenerlos durante el gran sufrimiento con la oración y el sacrificio.

El inicio del nuevo año social ha sido particularmente duro y pesado. La salud del Obispo, y sobretodo la de Marisa, ha continuado empeorando; el aislamiento, querido por el Obispo, se ha hecho más sofocante, la traición y el abandono de algunos miembros de la comunidad han adquirido proporciones notables, y en fin la lucha y la persecución organizada por los grandes hombres de la Iglesia se han intensificado. Algunos miembros de la comunidad tampoco se han comportado según las enseñanzas recibidas. Don Claudio ha ilustrado la tremenda situación con una imagen: "Me parece ser San Sebastián, atado a una columna y traspasado por numerosas flechas".

Nuestra Señora ha puesto de relieve el estado de ánimo de Don Claudio "¿Por qué habéis hecho sentir a vuestro Obispo como un fracasado?" (Carta de Dios del 14 septiembre 2002).

También el Obispo ha admitido: "Soy un fracasado. ¿Dónde he fallado? ¿Qué es lo que he hecho mal? Porque no se me respeta".

También en esta dolorosa circunstancia, Nuestra Señora ha intervenido para consolar "a su Obispo": "Quizás para los hombres Don Claudio es un fracasado, pero para Dios, para Nosotros y para todo el Paraíso no". (Carta de Dios del 14 de setiembre 2002).

El 14 de septiembre, inicio oficial del nuevo año social y aniversario del primer gran milagro, expusimos por primera vez el cuadro que reproducía la Eucaristía que sangraba, del milagro ocurrido en las manos del obispo, mientras celebraba la S. Misa el 11 de junio de 2000.

El cuadro pintado por Franca Caudal, miembro de nuestra comunidad, expresa muy bien los sentimientos de profunda emoción y grande estupor, sentidos por el Obispo, en el momento del milagro eucarístico.

Don Claudio dijo: "Os lo ruego, no vayáis a rezar delante del cuadro, porque no reproduce un santo, pero dad gracias a Dios por el gran milagro eucarístico que ha hecho. En aquel cuadro vale sólo la pequeña superficie, donde está pintada la hostia que sangra".

El obispo no sabía que Dios había decidido hacer taumatúrgico el cuadro. De hecho el 15 de septiembre, fiesta de la B. V. María Dolorosa, la Madre de la Eucaristía anunció que tenía "una hermosa noticia que darnos". "Vuestro obispo con humildad ha dicho que no recéis delante de este cuadro, porque no reproduce un santo, sino que recéis a Jesús Eucaristía. A parte del hecho de que vuestro Obispo es un santo, yo os digo que aquel retrato, hecho con tanto amor, puede ayudaros a obtener gracias. Una vez más el amor de Dios os ha hecho un regalo" (Carta de Dios del 15 de septiembre 2002).

El Obispo ha repetido muy a menudo que cada vez que Dios ha obrado un milagro eucarístico en el lugar taumatúrgico, ha hecho muchas conversiones y dispensado gracias de todo género en todo el mundo. Cuando Dios actúa en un lugar, derrama energías divinas tan poderosas que pueden llegar a los hombres, incluso muy distantes.

En el caso del cuadro que reproduce el milagro eucarístico, ocurrido en las manos del obispo, Dios ha hecho todavía más: ha prometido que los que se hubieran detenido delante de él a orar habrían obtenido la gracia pedida, si es conforme a Su Voluntad.

Por este motivo exponemos el cuadro en "nuestra basílica" con ocasión de las ceremonias litúrgicas y Don Claudio nos ha confesado que cada vez siente emoción y está cohibido al verlo.

La Madre de la Eucaristía nos ha hecho saber que para Marisa empezaría un nuevo año de sufrimiento: "Ella sonríe, canta y bromea y en realidad trata de esconder su dolor" (Carta de Dios de 22 de septiembre 2002). Ha hablado también del de Don Claudio: "No he visto nunca a un obispo amar y sufrir tanto por sus hermanos" (Carta de Dios del 29 de septiembre 2002).

Nos confirmó también la otra misión de nuestro Obispo: inmolarse por la conversión de los sacerdotes, obispos y cardenales.

El gran sufrimiento de Don Claudio y Marisa no será estéril, porque "llegará un triunfo muy grande, muy fuerte, muy hermoso y será una alegría para todos los buenos" (Carta de Dios del 29 de septiembre 2002).

Por miedo del card. Ruini y de otros grandes hombres de la Iglesia, muchos eclesiásticos, incluso deseando venir al lugar taumatúrgico y rezar, se han abstenido de hacerlo, y siguen por Internet nuestros acontecimientos y leen las cartas de Dios.

Algunos, pocos en verdad, por teléfono o por carta han hecho llegar al Obispo testimonios de solidaridad y promesas de oración.

No podía faltar por parte de Nuestra Señora una advertencia severa a "los que han traicionado, calumniado y difamado, y han celebrado la Santa Misa sin estar en gracia y hecho sacrilegios. Para éstos será muy difícil entrar en el Reino de los Cielos" (Carta de Dios del 29 septiembre 2002).

Queremos citar el ejemplo de un sacerdote español, que ha demostrado tener coraje y no temer las iras eclesiásticas: Padre Virgili, ha acompañado un pequeño grupo de peregrinos de Tarragona al lugar taumatúrgico y ha querido concelebrar con nuestro Obispo. Nuestra Señora ha apreciado mucho el gesto de valor de este sacerdote: "Tenemos hoy un sacerdote, padre Virgili, que es español y ha venido de lejos: ¡oh, si él hiciese una campaña de testimonio para Jesús Eucaristía"! (Carta de Dios del 29 de septiembre 2002)

La salud de Marisa ha continuado suscitando serias preocupaciones, por lo que ha sido obligada a ser visitada por diversos especialistas y a someterse a numerosos exámenes diagnósticos.

Nosotros no vivimos en un ambiente cerrado y mojigato, sino que Nuestra Señora nos estimula continuamente a conocer y vivir los problemas que acucian a la humanidad: las enfermedades, el hambre, la injusticia social, las guerras y los delitos.

Estamos al corriente de la crítica situación de la Iglesia y de la vida deshonesta y disoluta de muchos eclesiásticos: "Dios cuenta más con vosotros que con sus hijos predilectos a los que ha amado tanto y a los que continua amando" (Carta de Dios del 5 de octubre 2002).

Los susodichos eclesiásticos para impedir al Obispo que difunda los lamentos y reproches que Dios les dirigidos a ellos "han sembrado mucha cizaña, han puesto un círculo muy estrecho en torno a vuestro Obispo, porque quieren eliminarlo" (Carta de Dios del 5 de octubre de 2002)-

La Madre de la Eucaristía ha descrito la persecución a la que son sometidos el Obispo, la vidente y la comunidad entera por parte de los obispos y sacerdotes.

"Los vice párrocos, los párrocos y los obispos hablan mal de este lugar y os consideran locos y crédulos. Éstos saben que estáis con Dios y hacen ver que no lo saben. Saben también que, habiendo insultado a la Eucaristía, están excomulgados, porque conocen perfectamente el Código de Derecho Canónigo. Afirman que la hostia que ha sangrado es una invención vuestra y es obra del demonio. Atención: la Eucaristía que ha sangrado durante la consagración en las manos de vuestro Obispo no puede ser obra del demonio. El señor Ruini ha conseguido alejar del lugar taumatúrgico a muchos obispos, sacerdotes, hermanas y laicos, personas ahora llenas de odio, de rencor en lo que se refiere a vuestro Obispo. El señor Ruini ha conseguido pisotear en cierto modo a vuestro Obispo, ha dicho muchas mentiras y embustes contra Don Claudio y Marisa. ¡Oh, si el Papa llamase a nuestro Obispo, si hablase con este pobre Obispo!" (Carta de Dios del 6 de octubre 2002).

La Madre de la Eucaristía, por otra parte, ha evidenciado el trato al que han sido sometidos mons. Milingo y Mons. Gatti.

El Obispo emérito de Lusaka ha sido readmitido en la Iglesia y reintegrado en su dignidad episcopal. Ha sido defendido, protegido y dotado de una villa confortable, después de haber formado parte de una secta anticatólica, de haberse casado civilmente y haber tenido relaciones sexuales con una mujer que consideraba su mujer.

El Obispo ordenado por Dios, por haber defendido la Eucaristía y la verdad, ha sido perseguido y condenado, sin posibilidad de apelación y sin posibilidad de defenderse.

Mons. Milingo ha sido reintegrado después de haber dado muchos millones a la Iglesia, Mons. Gatti ha sido condenado porque no tiene ni dinero, ni poder, ni séquito de fieles.

La pregunta que ha terminado la carta de Dios ha sido: "¿Quién está con Dios? ¿El señor Ruini y los otros obispos o vuestro Obispo? A vosotros os dejo la respuesta". (Carta de Dios del 6 de octubre de 2002).

Nuestra Señora nos ha hecho saber también que "ahora casi todas las Iglesias de Roma hacen adoración eucarística; todo esto ha salido del lugar taumatúrgico. Tenéis la impresión de permanecer encerrados en vuestro caparazón, pero no es verdad. Los planes de Dios continúan yendo adelante y en el exterior continúan amando a mis dos hijitos, pero sobre todo a Jesús Eucaristía y a la Madre de la Eucaristía". (Carta de Dios del 6 de octubre de 2002)

Hemos sabido que en Roma y sobretodo en el Vaticano y en el Vicariato se habla a menudo de nuestro Obispo, usando términos y expresiones ofensivas. También en este caso Dios nos ha hecho saber su juicio: "El que falta de respeto a mi Obispo comete pecado. El señor Ruini y muchos otros sacerdotes han cometido justamente este pecado" (Carta de Dios del 10 de octubre de 2002).

Entre los miembros de la comunidad se había difundido la sensación de estar abandonados de Dios y resonaban en el corazón de muchos esta pregunta: "¿Por qué Dios no interviene y permite a sus enemigos que pisoteen al Obispo? ¿Por qué no hace algo para sobrellevar nuestra situación y darnos nueva fuerza?"

Una vez más Nuestra Señora ha venido en socorro de sus hijos: "Ánimo, mis queridos hijos, ahora hace falta mucho valor, sobretodo para mis dos queridos hijitos. Cuando estoy arrodillada delante de Dios Padre, con la cabeza inclinada, ruego a Dios Padre por vosotros y os encomiendo a todos. Dios sabe lo que tiene que hacer y trata de ayudar a las almas hasta el final. Dios está con vosotros, dejad hacer, dejad decir. (Carta de Dios del 10 de octubre 2002).

"Es verdad: muchas veces hemos prometido intervenciones que Dios todavía no ha cumplido. Me gustaría haceros partícipes de estos aplazamientos, pero no puedo revelarlos porque Dios todavía espera y no realiza lo que ha prometido. Tampoco yo quiero preguntarme tantos porqués": (Carta de Dios del 17 de octubre de 2002).

Los temores sobre la salud de Marisa han sido fundados: por orden de los médicos se ha visto obligada a entrar en la clínica del Rosario para revisiones y curas.

Nuestra Señora, dirigiéndose a nuestro Obispo, le ha dicho: "Don Claudio ahora te puedo revelar que los dolores de tu hermana han llegado al máximo. Ha sufrido tanto por causa de los estigmas como por otros motivos que tú sabes. Todo en su cuerpo ha sido dañado". (Carta de Dios del 24 de octubre 2002).

En octubre se festejaba el 44º aniversario de la muerte de Pío XII, un apa que Marisa ha amado de modo particular. La vidente ha expresado este deseo a Nuestra Señora: "¿Puedo pedirte, que si cuando vengas, puedes traer contigo también a Pío XII, mi querido Papa tan acosado sobretodo por los hombres de la Iglesia?" (Carta de Dios del 26 de octubre 2002).

Nuestra Señora ha oído el deseo de su hija y muchas veces ha traído consigo no sólo a Pío XII, sino también a Juan XXIII, Pablo VI y a Juan Pablo I, los últimos Papas que han sufrido mucho por la Iglesia. En este período, Don Claudio y Marisa han sido mandados en bilocación por el Señor varias veces a Chechenia, para asistir y confortar a aquella población tan duramente probada por una guerra tan feroz y tan olvidada.

El Obispo nos ha confiado sólo recientemente que una noche, en la que no conseguía dormir por causa de los graves problemas y profundos sufrimientos que agitaban su corazón, había venido en bilocación para confortarlo, Marisa, que estaba todavía hospitalizada en la Clínica del Rosario, propiedad de las Hermanas Misioneras del Apostolado Católico.

La mayor parte de los miembros de aquella comunidad no sólo no creían en las apariciones de la Madre de la Eucaristía, sino que han demostrado en lo que se refiere a Marisa una notable desconfianza, por no decir más bien hostilidad, siguiendo las directivas del Vaticano que presentaban al Obispo y a la vidente como elementos peligrosos, capaces de alejar a los fieles de la recta fe. A pesar de que Marisa supiese todo esto y se hubiese dado cuenta que su presencia no era grata, durante los días de permanencia en la clínica ha orado y ofrecido al Señor sus sufrimientos por la Congregación de las Hermanas Pallottine.

El último domingo de octubre, por la insistencia de Marisa, la Madre de la Eucaristía vino acompañada por S. Vicenzo Pallotti, y ha dicho: "He traído conmigo a San Vicenzo, para que ayude a las hermanas. Desgraciadamente no todas se comportan bien. Marisella, tu rezas por esta y por las otras comunidades suyas, aunque algunas hermanas han hablado mal de ti y del Obispo. No habléis mal de mi Oobispo, como han hecho muchos sacerdotes, incluido Ruini. Don Claudio es un santo sacerdote, ha sido ordenado Obispo por Dios, es el Obispo de la Eucaristía, amadlo y ayudadlo. Vuestra hermana está aquí para curarse, pero también para rezar y sufrir por vuestra congregación" (Carta de Dios del 27 de octubre 2002).

El 31 de octubre Marisa ha vuelto a casa sin haber resuelto, desgraciadamente, los graves problemas de salud, por los que había sido hospitalizada.

El mes dedicado a los difuntos empezó con una espantosa tragedia: la muerte de 26 niños y de tres maestras que perecieron bajo los escombros de su escuela a causa del terremoto.

La Madre de la Eucaristía ha venido acompañada por sus almas inocentes. "He venido con todos los niños y las maestras que se han muerto en estos días". (Carta de Dios del 2 de noviembre 2002). Acabada la aparición todos estaban conmovidos y muchos lloraban. Las apariciones de Nuestra Señora han terminado en todo el mundo. Nos explicamos mejor: pueden haber apariciones esporádicas a nivel personal, pero las sistemáticas que ocurrían en presencia de todos, en determinados días y horas ya no las hay.

Es Nuestra Señora misma la que nos ha hecho saber que ya no se aparece en otros lugares, sino sólo en Roma: "¿Os dais cuenta que aparezco solo en este lugar taumatúrgico? ¿Os dais cuenta de la importancia de mi venida, querida por Dios, en medio de vosotros?" (Carta de Dios del 3 de noviembre 2002). Durante la aparición del 10 de noviembre, la hija, aunque en nombre del Obispo, de los hermanos y hermanas, ha manifestado públicamente a la Madre, la amargura y la desilusión que alberga en el corazón de todos: "¿No crees que estamos cansados de soportar todos estos sufrimientos, ¿cuánto tiempo tenemos que pasar tribulaciones todavía de este modo? Ya sé que Dios no defrauda, pero esta cruz ¿tenemos que llevarla hasta el fin? Ayer me hiciste ver que en la cruz estaba Don Claudio, no tu Jesús". La respuesta de la Madre ha sido clara e iluminadora, como de costumbre: "Me disgusta decirlo, pero los párrocos, los obispos y los cardenales continúan haciendo la guerra contra este lugar y se esconden: mandan por delante a los sencillos sacerdotes y a las hermanas y les dicen: "Ha llegado una carta del car. Ruini, no podemos desobedecerle, sino nos quitará el trabajo y se vengará de nosotros". (Carta de Dios del 10 de noviembre 2002).

Dos días antes de la llegada del último golpe de Satanás, la Madre de la Eucaristía nos ha comunicado: "El feo momento se está acercando" (Carta de Dios del 14 de noviembre 2002).

La mañana del 16 de noviembre 2002, Nuestra Señora se apareció a Marisa, que estaba sola en su habitación con el pequeño Emmanuel y, después de abrazarla, le comunicó que estaba a punto de llegar la carta. Acto seguido el Obispo, que estaba trabajando en su despacho, fue llamado para socorrer a Marisa que había tenido un colapso. Mientras el Obispo socorría a Marisa, oyó un largo timbrazo y poco después fue informado que había llegado una carta del Vicariato. Don Claudio todavía no sabía que Marisa ya estaba al corriente de todo y no queriendo darle más sufrimiento y tensión, con una excusa, volvió a su despacho y vio en su escritorio la carta certificada (Anexo n. 1). Para comprender lo que contenía, no tuvo necesidad de abrirla, sino que fue suficiente leer el membrete: "Sr. Gatti Claudio". Apenas lo leyó, se fue delante de la Eucaristía que había sangrado y le dijo a Jesús: "Señor mío y Dios mío, he comprendido lo que contiene la carta. Que se haga tu voluntad. Dame la fuerza, el equilibrio, la serenidad y el valor para proseguir la misión que me has confiado".

Mientras comían, el Obispo comprendió, por iluminación interior, que Marisa ya estaba al corriente de la carta y de su contenido. Hablaron de ello con serenidad y calma y concluyeron: "Esto es el inicio del fin para los enemigos de la Eucaristía".

Por la tarde, hubo una aparición de la Madre de la Eucaristía reservada a los jóvenes. Nuestra Señora estaba muy triste; Marisa dijo que nunca la había visto tan triste. Hablaba con dificultad y tenía lágrimas en los ojos. Los ángeles y los santos que la acompañaban, estaban también muy tristes.

Los jóvenes, por ahora, no pueden revelar lo que ha dicho la Madre de la Eucaristía y lo mantienen en total secreto.

Después de la aparición, Don Claudio, ha afirmado que no sufría por sí mismo, sino por la Iglesia, maltratada una vez más por sus sacerdotes. Además no habría querido llegar nunca a la situación de tener en contra suyo a toda la jerarquía de la Iglesia y ser considerado rebelde. De todos modos, afirmó que obedecería a Dios y seguiría adelante en su misión para hacer la voluntad divina hasta el fondo.

El demonio se ha servido de los hombres más poderosos de la Iglesia para infligir este último golpe mortal sin saber, sin embargo, que de este modo ha contribuido a la realización de los designios de Dios para el renacimiento de la Iglesia.

San Pablo escribió que si los demonios hubieran sospechado los designios de Dios, habrían impedido la muerte de Cristo, la cual tenía que destruir su dominio (Cfr. I Cor. 2, 7-8). Igualmente, si el demonio hubiese conocido los planes de Dios para el renacimiento de la Iglesia, no habría inferido el último golpe infernal contra el Obispo, porque como ha dicho Nuestra Señora: "Esta cruz tan pesada que lleváis sobre las espaldas es para el bien de toda la humanidad" (Carta de Dios del 17 de noviembre 2002). Al día siguiente de la llegada del último golpe de Satanás, puesto que era domingo, el Obispo prometió, después de la aparición, que como siempre, explicaría las últimas cartas de Dios.

Don Claudio ya sabía que vendrían espías enviados por el Vaticano y por el Vicariato para contar "a las alturas" sus comentarios sobre la dimisión del estado clerical.

Durante la catequesis no pronunció ni siquiera una palabra sobre la injusta condena que le había sido inferida por los grandes hombres de la Iglesia. No le fue difícil detectar a los espías, dos señores que, aunque trataban de esconderlo, se sentían claramente a disgusto. Don Claudio, mientras hablaba, los miraba fijamente durante largo rato y a veces tanto, que los obligaba a bajar la mirada.

Sólo al final de la catequesis el Obispo dijo: "Ha llegado el último golpe de satanás. Están presentes algunos espías para contarle a los que los han mandado todo lo que diría a continuación de mi reducción al estado laical. Siento desilusionar a los mandantes y a los espías, pero yo hoy no diré ni una palabra al respecto. Me confío al Señor, él sabrá defenderme del mejor modo". De hecho, primero Jesús y después Nuestra Señora han tomado su defensa.

La carta de Dios del 17 de noviembre es muy larga y describe con precisión la situación que ha precedido y acompañado al último golpe de satanás. Es tan importante que hemos decidido transcribirla íntegramente.

Marisa - ¿Has venido tu, Jesús? ¿Has venido para consolarnos?

Jesús - Sí, hijitos míos. Ha llegado el último golpe de satanás, es fuerte, es duro para vosotros, pero es peor para los que lo han inferido, porque perderán su alma. Ha llegado una carta muy perversa, de pocas líneas. Han engañado al Santo Padre, aunque él no lo sabe, porque le hacen firmar las cartas sin que él sepa el contenido. El Papa ha firmado, no la carta que os ha llegado a vosotros, sino el documento que permanece en el Vaticano y en el Vicariato. Os había advertido que tenía que llegar el último golpe de satanás y ha llegado. A vuestro obispo se le ha quitado todo, porque ha sido reducido al estado laical.

Ya que habéis escrito y prometido que no lo abandonaríais nunca, ahora os toca decidir si continuáis a su lado o lo dejáis; pero quien lo deja sabe bien que deja un tesoro.

¿Qué os ha enseñado vuestro obispo? Os ha enseñado el santo Evangelio y como ya he dicho Yo y Mi Madre, de cada línea hace un poema; no hay ningún sacerdote en el mundo que hable como él.

Os ha enseñado el amor, a participar en la Santa Misa, a vivir en el silencio y en el ocultamiento.

Algunas personas que vienen al lugar taumatúrgico, lo notifican todo, incluso las noticias más reservadas de esta familia. Hoy hay presentes aquí también espías. Yo, Jesús, os pregunto: ¿Queréis continuar estando con vuestro obispo o queréis dejarlo también vosotros? Sabed que la vida de vuestro obispo, hasta que no estalle todo, será muy dura y muy sufrida, pero si tiene amigos alrededor conseguirá superar más fácilmente tantos problemas. A vosotros os repito lo que he dicho a mis apóstoles: "¿Queréis iros también vosotros?"; ellos han respondido: "¿Dónde iremos?, sólo tu tienes palabras de vida eterna". Yo os pregunto a vosotros: "¿Dónde iréis, donde encontraréis otro obispo que os hable de Jesús, de la Eucaristía, de la Madre de la Eucaristía, como él?".

Este golpe de satanás es duro, por lo demás os advertí que llegaría este último golpe de satanás y ha llegado, ahora está en Dios decidir cuándo y cómo intervenir.

Hay muchas guerras en el mundo, algunas son tan peligrosas que hacen temblar, por esto Dios espera. Vosotros no conocéis los tiempos de Dios y no podéis pensar que Dios no mantendrá cuanto ha prometido, pero antes es necesario estar en cruz y la vuestra es una cruz muy dura.

Sabed que en esta comunidad no se dice ni se hace nada en secreto, incluso lo que ha llegado del Vicariato os ha sido comunicado. Hoy, aquí, hay espías presentes que están contentos y satisfechos, porque humanamente hablando, sus cabecillas han obtenido victoria. Pero tal como ha triunfado la Eucaristía, triunfaréis también vosotros, pero todavía tenéis que apretar los dientes y seguir adelante.

Desgraciadamente el Papa ha firmado; no sabe lo que ha firmado.

Desgraciadamente el Papa no ha hecho la voluntad de Dios y por esto la Madre y Yo repetimos a menudo: "Orad, para que el Papa haga la voluntad de Dios".

¿Qué padre no llama al propio hijo para hablarle y comprenderle? En cambio, vuestro obispo no ha sido llamado por el Papa para dialogar juntos.

Los hombres de la Iglesia no han venido nunca al lugar taumatúrgico para examinar y vosotros lo sabéis.

Habéis visto muchos milagros eucarísticos, el más grande es el del 11 de junio del 2000, ocurrido en las manos del obispo durante la consagración.

¿El demonio puede superar a Jesús? No.

Os pido sólo que no os dejéis caer, lo pido al obispo, a la vidente, a los apostolitos y a los adultos. Si queréis, quedaos con el obispo, si tenéis miedo, id a otra parte. Querría que en vuestro corazón respondieseis: "¿Dónde iremos? Sólo Don Claudio nos habla tan bien del santo Evangelio".

Mis queridos hijos, la vida del cristiano que sigue el Evangelio es muy difícil. El que sigue el Evangelio a la letra, lleva un pesado fardo de sufrimiento, pero es mejor llevar la cruz que ir al infierno.

Las personas que tienen la fuerza y el poder en la mano, en lugar de reunirse para pensar en los pobres, en los enfermos, en las guerras, se han reunido en una mesa redonda para condenar a vuestro obispo; esto no durará todavía mucho. Dios sabe cuando llegará el momento para derrotar a estas personas. Querría que antes de morir el Papa, comprendiese el error y llamase a este sencillo Obispo que ama tanto a las almas, y que ha dado todo de sí mismo, incluso la salud física".

Hijitos míos, ¿qué queréis hacer? ¿Cuál es vuestra intención? Alguno de vosotros notifica lo que se dice aquí a las personas que no forman parte de esta comunidad. Cuando notifiquéis las cartas de Dios, la catequesis del obispo, notificadlo todo con amor y exactamente, sin añadir nada vuestro porque perjudicáis al obispo.

Alguno de vosotros notifica mal, no exactamente, lo que decimos Nosotros y vuestro obispo y este modo de hablar lleva descrédito a Don Claudio y a toda la comunidad.

Sé que tenéis un gran abatimiento dentro, pero Nosotros estamos a vuestro lado, ¿verdad Madre, que estamos cerca de nuestros hijitos?

Nuestra Señora - Sí, y no los abandonaremos nunca, nunca. Esta cruz tan pesada que lleváis en la espalda es para el bien de toda la humanidad. El Sr. Ruini ha vencido, el Sr. Ratzinger ha vencido, el Sr. Bertone ha vencido, todos los señores cardenales, obispos y sacerdotes han vencido, incluso el que es el más alto de todos ha vencido, aunque no sabe lo que ha firmado. Han pensado: "Destruyamos a este sacerdote y viviremos tranquilos disfrutando de las riquezas acumuladas y el poder conquistado".

Si vuestro obispo hubiese sido un gran prelado, no habría sido tratado como sabéis.

Un prelado, después de que se ha ido de la Iglesia, se ha casado, ha hecho el acto conyugal, el acto sexual y todo lo que ha querido, ha vuelto luego triunfante a la Iglesia. Le han dado una hermosa villa, con un toldo anejo, donde celebrar las misas de curación.

¡Cuántas excusas han inventado los grandes sacerdotes para defender a aquel prelado!: "Ha sido drogado, ha sido plagiado, no estaba en sí". ¿Se puede plagiar a una persona de setenta años? Aquel prelado ha vuelto a la Iglesia, porque ha llevado mucho dinero. Vuestro Obispo hace el bien, trata de salvar a las almas y es pisoteado, porque molesta a aquellas personas por su sinceridad, por su bondad y por su amor a todos.

Ahora os toca decidir a vosotros. Jesús ha vuelto al Padre y al Espíritu Santo, yo estoy aquí con vosotros.

Querría estar siempre con vosotros, querría haceros entrar en el corazón mi pensamiento, que es el pensamiento de Dios.

No traicionéis, no traicionéis, porque la muerte llega para todos y cuando estéis muertos, ¿dónde iréis? ¿Queréis ir al infierno?, iros de aquí. ¿Queréis ir al Paraíso?, seguid las huellas de vuestro obispo. Y la paz sea con todos vosotros.

Ánimo a todos, orad por vuestro obispo; no os digo que oréis por la conversión de aquellas personas, no vale la pena. Vosotros, espías, que escucháis, notificad cuanto es justo, notificad la verdad, no ofendáis gravemente la verdad, no calumniéis y difaméis para tener un puesto elevado en la Iglesia.

¿Qué os importa si matáis al hombre, si matáis al Obispo? Señor Ruini, Señor Ratzinger, Señor Bertone y la hermosa compañía, ¿por qué no tenéis el valor de hablar francamente entre vosotros y deciros a la cara lo que pensáis el uno del otro?

¡Cuántas personas han ido al Vicariato!

Muchas personas que han estado en este lugar, que han tenido curaciones milagrosas, que han sido ayudadas por Dios, por vuestras oraciones, se han ido de este lugar, no en silencio, no con reconocimiento, no orando, sino calumniando y difamando; y vosotros los conocéis. Los cabecillas de todo esto son ... Y otras personas que han continuado condenando a este pobre Obispo. La madre del Obispo ha traicionado al hijo, no ha tenido nunca el valor de decir la verdad. A vosotros os confío el trabajo de orar por estas personas.

Marisa - Basta, no digas nada más, te lo ruego.

Nuestra Señora - Marisella, está bien que la comunidad sepa que algunas personas han tenido el milagro de la curación y han condenado a mi obispo, al obispo ordenado por Dios, al obispo de la Eucaristía y añado, al obispo del amor.

Espero haber sido clara al decíroslo todo; está en vosotros ahora decidir lo que hacer. Junto a mi obispo y vuestro os bendigo, a vuestros seres queridos, a vuestros objetos sagrados. Bendigo, sobretodo, a los enfermos y a las personas que se han alejado de la Iglesia.

Procurad que no estalle la guerra, porque entonces todos se pondrán de rodillas a orar, incluidos los obispos y cardenales y arrastrarán las rodillas hasta el altar para pedir perdón, pero será demasiado tarde.

Os traigo a todos junto a mi corazón y os cubro con mi manto materno. Id en la paz de Dios Padre, de Dios Hijo, de Dios Espíritu Santo. Sea alabado Jesucristo. Os lo ruego, no habléis entre vosotros y mucho menos con las personas que no pertenecen a la comunidad. El que no sepa hablar, que calle, porque el que ha hablado sin permiso lo ha arruinado siempre todo.

Escuchad la santa Misa por las personas que he nombrado, pero sobretodo, por la paz en el mundo.

Marisella, tenía que hablar, tesoro, tenía que hacerlo".

El jueves siguiente, día dedicado a la palabra de Dios, el Obispo, en lugar de tener el encuentro bíblico acostumbrado, ha contado los detalles de la historia del último golpe de satanás, empezando desde que los grandes hombres de la Iglesia empezaron a concebirlo, es decir desde 1997.

La Madre, para animar y consolar a sus hijos, les ha propuesto meditar esta frase de su Magnificat: "Derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes" y ha añadido "Esta frase, antes o después se cumplirá".

La Madre de la Eucaristía ha explicado también que "satanás no es sólo un espíritu que se ha rebelado a Dios, sino también el hombre que, con tal de vengarse, está dispuesto a matar, pero esto yo no lo permitiré. Los cardenales, obispos y sacerdotes no se reúnen para orar, sino para hablar mal, difamar y calumniar a vuestro Obispo (Carta de Dios del 21 de noviembre 2002). El Vicariato de Roma se ha activado para difundir la noticia de la dimisión del estado clerical de Don Claudio, en realidad ha enviado una carta (Anexo n. 2) a los sacerdotes de Roma, antes de comunicarlo al interesado, como da fe el timbre postal; también esta movida entraba en una dirección diabólica. La citada carta ha tenido la más amplia difusión, porque ha sido distribuida también a seminaristas, religiosos, hermanas y laicos y expuesta públicamente en diversos tablones de anuncios.

Hay que preguntarse: cuando un Obispo suspende a divinis o reduce al estado laical a un sacerdote, ¿hace una publicidad tan amplia y extensa, como lo ha hecho el Vicariato de Roma en lo que se refiere al Obispo Claudio Gatti?.

Eh ahí la única respuesta: La amenaza que hizo Ruini a nuestro Obispo: "Me vengaré y lo destruiré", ha sido mantenida. Cuando Dios intervenga para restituir la situación del Obispo Claudio Gatti y restablecer la verdad, no querríamos encontrarnos en el lugar de los que lo han condenado injustamente o han acogido en silencio la condena de un inocente, atrincherándose farisaicamente tras la excusa de que la autoridad siempre tiene razón.

El 24 de noviembre, fiesta de Cristo Rey, Jesús se dirigió a Don Claudio: "Mi querido Obispo, Excelencia Reverendísima, tu eres el verdadero Obispo, porque eres bueno y humilde. Cuando hablas del Santo Evangelio, no eres tú, sino Yo el que habla dentro de ti. Hablas y actúas bien. Tu lealtad y sinceridad, a algunos les hace bien, a otros les hace estallar de envidia y celos. Tú eres mi Obispo, el Obispo de todo el Paraíso, el Obispo de un rebaño, que a ti te parece pequeño, sin embargo está presente en todo el mundo. Si hoy hablan de la Eucaristía, lo debemos a este lugar taumatúrgico, te lo debemos a ti, Excelencia, que hablas tan bien de la Eucaristía y por esto Nosotros te damos las gracias. Gracias. Sé fuerte, sé fuerte; que sepas que estás siempre en la verdad. (Carta de Dios del 24 de noviembre 2002).

Los demonios han continuado descargando su propia rabia contra Marisa, responsable de haberles arrancado muchas almas con sus sufrimientos. Una vez, aprovechando la ausencia del Obispo, han llegado en gran número y le han apretado la garganta, pero han intervenido los ángeles para ahuyentar a los demonios y socorrerla.

Nos hemos preparado para celebrar a la Inmaculada Concepción con una novena intensiva de oración, de lágrimas y de dolor. El último golpe de satanás había sido descargado hacía pocos días y todos nos sentíamos golpeados y abatidos.

Desde que iniciaron las apariciones abiertas a todos "cada vez que teníais que celebrar la fiesta de la Inmaculada ha llegado un decreto de la autoridad eclesiástica contra Don Claudio", ha hecho notar Nuestra Señora y ha añadido también: "Dios se ha quedado con vosotros y no os dejará nunca. También yo, vuestra Madre, estoy con vosotros y no os dejaré nunca. (Carta de Dios del 1 de diciembre 2002).

Los dolores naturales y sobrenaturales han continuado atormentando el cuerpo de Marisa, hasta el punto de que la Madre de la Eucaristía ha exclamado: "Marisella, eres la esposa de Jesús, eres la heroína del sufrimiento, eres la mártir en esta tierra" (Carta de Dios del 1 de diciembre 2002).

El 7 de diciembre hemos hecho la vigilia de oración en preparación de la Inmaculada y Nuestra Señora nos ha comunicado: "El golpe de satanás que ha llegado es muy pesado y ha provocado un gran dolor. Vosotros no podéis ni siquiera imaginar qué grande es el sufrimiento de mis dos queridos hijitos, sobretodo el de nuestro querido Obispo, Su Excelencia Monseñor Claudio Gatti, ordenado por Dios. Su ordenación episcopal, tiene más valor que la que hacen los hombres, porque ha sido hecha por Dios. Todo ha estallado por esta ordenación episcopal hecha por Dios. Los hombres de la Iglesia están celosos y tienen envidia por esta elección que Dios ha hecho, y no se hará otra. Vosotros sabéis que Dios ha obtenido su victoria. Don Claudio será todavía calumniado, escarnecido y se mofarán de él, será todavía abandonado y traicionado también por los que han venido a este lugar y han recibido gracias espirituales y curaciones milagrosas. Dios ha inclinado la cabeza sobre este pedacito de terreno, sobre esta pequeña casa y se ha dado todo a Su Obispo. Los que han sido nombrados cabezas de la Iglesia matan a los verdaderos cabezas de la Iglesia. También vuestro Obispo triunfará y triunfará con Jesús Eucaristía, triunfará con su Madre, la Madre de la Eucaristía, triunfará con mi esposo José, que tanto le ama, y triunfará con los ángeles y los santos. Cuando triunfe, para los que se han alejado, calumniado y difamado, y para los que han escuchado estas calumnias y difamaciones sin defender la verdad, sin luchar, será muy triste. Los enemigos de mi Hijo Jesús no desistirán de luchar, antes bien continuarán con más fuerza, porque ven que vuestro Obispo es fuerte, es valeroso, y lucha; pero ama a todos".

Además de Jesús y Nuestra Señora, Dios Padre en persona ha tomado la defensa del Obispo Claudio. Hemos pensado que apreciará y agradecerá el que lee esta presentación, si ponemos íntegramente la intervención divina:

Dios Padre - Yo Soy Dios y he venido para deciros pocas, poquísimas palabras. Mi amor por este lugar taumatúrgico es grande.

El que ha mandado la carta reduciendo al estado laical al más grande obispo de todo el mundo, tendría que ser excomulgado.

Recordad que para reducir al estado laical a un sacerdote es necesario hacer los siguientes graves delitos: volverse apóstata, herético, cismático; profanar la Eucaristía; usar la violencia física contra el Papa; cometer determinados graves pecados contra el VI mandamiento.

Vuestro obispo no ha hecho nunca nada de todo esto. Yo, Dios, de nuevo una vez más declaro que Don Claudio es obispo con todos los poderes y ningún hombre de la tierra, ninguno, desde el Papa para abajo, puede quitarle su episcopado. Naturalmente se requiere fuerza y valentía, es necesaria vuestra ayuda, vuestra oración.

Cuando tengáis un pequeño sufrimiento o aunque sea grande, pensad un poquito en lo que está sufriendo vuestro obispo. Cuando alguno os dice: "Don Claudio ha sido reducido al estado laical", sabed responder, sabed decir cuáles son los motivos para la reducción al estado laical y después marchad sin hacer otros comentarios.

Yo soy Dios y no hay otro Dios fuera de Mí; Yo he creado el cielo y la tierra; Yo he creado al hombre; Yo puedo hacer lo que quiera, pero veo que los hombres de la Iglesia se aprovechan de Mi Bondad y hacen lo que quieren. Sí, es verdad, tratan de obtener el mayor poder posible, se divierten yendo con mujeres, hacen lo que les gusta, y tienen el valor de reunirse para hablar mal de mi obispo, del obispo que yo he ordenado.

Es hora de terminar. Sed fuertes, sed fuertes como los apóstoles, luchad y no os aflijáis.

Os repito: cuando alguno os dice: "No vayáis a Via delle Benedettine porque aquel sacerdote ha sido reducido al estado laical", responded: "No, no es verdad, tu estás mintiendo, vete a informar". Jurídicamente para reducir al estado laical es necesario que un sacerdote haya cometido determinados delitos. Basta uno de los enumerados por el C.I.C. para ser reducido al estado laical. Pero los señores de la Iglesia ¿qué han hecho? No sabiendo qué poner en los documentos, porque no podían acusar a Don Claudio de haber cometido ni siquiera uno de los delitos previstos por el C.IC., no han puesto ninguno.

Tenéis un ángel entre vosotros que tiene necesidad sólo de Mí, y de vuestras oraciones.

Ya sé que sufres al no verme, Marisella, pero no puedes verme. Yo te veo y os veo a todos vosotros. Os bendigo a todos. Tratad, en estos días de la novena, de ser más buenos y amaros mutuamente y amar, sobretodo, a vuestro obispo. Creéis en Dios y si creéis en Dios, tenéis que creer también que vuestro obispo es un santo. Los hombres de la Iglesia lo atacan y dicen calumnias y difamaciones, por celos y por envidia.

Felicidades a todos de parte de Dios".

Hemos escuchado con respeto y meditado con atención lo que ha dicho Dios Padre. Don Claudio nos ha hecho conocer los cánones del C.I.C. que regulan la dimisión del estado clerical y hemos llegado a la conclusión de que el cardenal Ratzinger, Ruini y Bertone han cometido un acto moralmente ilícito y jurídicamente inválido.

El domingo 15 de diciembre, Marisa a causa de una grave recaída de salud, ha sido obligada a permanecer en cama. Mientras seguía la celebración de la Santa Misa por la radio, en el momento de la consagración ha sentido dolores de pinchazos en la cabeza, provocados por las espinas de la corona que le han traspasado el cráneo y golpeado el cerebro, hasta provocarle una completa ceguera durante diversas horas.

Al mismo tiempo ha aparecido en la frente una cruz incisa en la carne que ha sangrado abundantemente. La herida ha sangrado otras veces en los días siguientes y todos, incluido el Obispo, nos hemos preguntado el porque de estas repetidas sangraciones. La Madre de la Eucaristía nos ha dado esta respuesta: "Dios hace abrir los estigmas a Marisella y Él sabe por qué, a vosotros no os hace falta saber" (Carta de Dios del 22 de diciembre 2002).

Todos los que conocen al Obispo saben qué grande es su amor y su devoción por San José. Para el más grande santo del Paraíso, después de Nuestra Señora, ha adoptado la invocación: "San José, Custodio de la Eucaristía", ha escrito una novena en su honor y no pierde ocasión para hacer conocer y amar al esposo de María. Otra misión que Dios ha confiado a Don Claudio es la de hacer conocer y amar en la iglesia a esta gran figura, inferior sólo a la Madre de la Eucaristía. Desde hace años, nuestro Obispo personalmente o encargándolo a otras personas, estaba buscando una estatua que se acercase al menos un poco a lo que el Señor le había permitido ver. Después de muchas búsquedas y con alguna excitación, porque no estaba plenamente satisfecho, su elección se detuvo sobre una estatua que, sin embargo, ha obtenido la plena aprobación de toda la comunidad.

El 22 de diciembre, la estatua de San José ha sido expuesta solemnemente por primera vez a la devoción de los fieles. La esposa de S. José ha dicho de la estatua: "Deseo que la estatua de mi amado esposo José sea bendecida por vuestro Obispo y luego, si Dios quiere, la hará taumatúrgica, porque es muy importante para vosotros y para nosotros" (Carta de Dios del 22 de diciembre 2002). Después de la esposa, ha hablado el esposo: "Yo soy José y os doy gracias por lo que habéis hecho por mi. Estaba contento que en el lugar taumatúrgico estuvieran las imágenes de Jesús y de mi amada esposa; ahora está también la mía. Ahora estoy presente aquí con vosotros y quiero bendeciros a todos, ayudaros a todos. Cuando pidáis algo, antes que a nadie, pedidselo a Dios y después a los intermediarios: a la Virgen, a mí, a los ángeles y a los santos. Ahora, S. E. Monseñor Claudio Gatti, Obispo ordenado por Dios, Obispo de la Eucaristía, bendecirá mi estatua, que luego, si Dios quiere, será taumatúrgica". (Carta de Dios del 22 de diciembre 2002).

Como nos habían preanunciado, la Madre de la Eucaristía y el Custodio de la Eucaristía, poco después, nos comunicaron que Dios había hecho taumatúrgica a la estatua.

Este año, por primera vez, hemos hecho el "pesebre eucarístico".

Para hacer comprender a los lectores el profundo significado de esta expresión, publicamos por entero el artículo salido en el nº 29 de nuestro giornalino "Perlas de la Madre de la Eucaristía" que reproduce la homilía hecha por el Obispo, la noche de Navidad.

"Una cabaña de estructura muy sencilla ha sido levantada sobre el altar y el crucifijo taumatúrgico de nuestra basílica y delante del altar ha sido colocada la estatua taumatúrgica del Niño Jesús. Los jóvenes de la comunidad y la vidente, que llevaban albas blancas o rojas, representaban diversos personajes. En el centro de la escena estaba colocado el altar, sobre el cual el Obispo ha celebrado la Santa Misa. De este modo, por voluntad de Dios y por primera vez en el mundo, ha sido realizado un "pesebre eucarístico", que representa una maravillosa y profunda realidad teológica en la cual están representados el Misterio de la Encarnación de Nuestro Señor Jesucristo y el Misterio Eucarístico.

En Jesús hay una realidad teándrica, es decir, Él es verdadero Dios y verdadero Hombre, por tanto cada acción suya, puede ser considerada, tanto desde el punto de vista humano, como desde el punto de vista divino. Cada acción del hombre tiene un principio y un fin en Cristo; como hombre, cumple sus acciones con una sucesión cadenciosa en el tiempo. Pero si pensamos en la definición que Dios da de sí mismo: "Soy el que soy" (Gen. 3, 14) comprendemos que para Dios no existe ni pasado ni futuro; cada momento está presente en Dios y él es siempre el mismo. Lo que da como resultado que desde el punto de vista divino, Jesús actúa fuera del tiempo y del espacio. Si las acciones de Dios estuvieran circunscritas en el tiempo y limitadas por el espacio, tendríamos que afirmar que en Dios hay un principio y un fin, es decir, una sucesión, pero esto es absurdo, es una aberración teológica.

Aplicando esta verdad al nacimiento de Cristo, podemos afirmar que Jesús, como Dios "nace perennemente". Si desarrollamos la verdad expuesta de cada acción de Cristo, podemos comprender por qué motivos Jesús puede presentarse al hombre bajo la apariencia de un pequeño párvulo, como le ha pasado muchas veces a Marisa, como un joven de doce años, como adulto que enseña, como el que muere en Cruz. Desde el punto de vista humano, el nacimiento, la pasión, la muerte, la resurrección, ocurren en momentos diferentes, mientras que desde el punto de vista divino, Jesucristo está siempre presente en el Misterio de la Encarnación, de su pasión, muerte y resurrección. De hecho la Misa es la actualización de acontecimientos que son lejanos en el tiempo, pero que por el poder de Dios están presentes en nosotros, por lo que realmente podemos celebrar la pasión, la muerte y la resurrección de Jesús.

En el Misterio de la Encarnación y en el Misterio Eucarístico, está presente la Segunda Persona de la Santísima Trinidad, por lo que podemos afirmar que Jesucristo nace, padece, muere y resucita en cada instante de la historia humana. A consecuencia de ello, cada día es Navidad y cada día es Pascua. El Misterio de la Encarnación y el Misterio Eucarístico están presentes y son actuales en cada hombre, mientras que con el transcurso del tiempo y de los siglos que se distancian desde su nacimiento y de su Pascua, se vuelven más numerosos.

Tenemos que considerar que en Dios está presente una realidad tan inmensa e infinita que, para comprenderla un poquito, nos vemos obligados a subdividirla. Este año, el Señor ha querido hacernos comprender y vivir la maravillosa realidad de que podemos celebrar juntos el nacimiento, la pasión, la muerte y la resurrección de Jesús. Esto es también una invitación a vivir la Santa Misa cada vez con mayor participación, a recibir la Eucaristía con una fe cada vez más robusta y un amor cada vez más grande, porque es Él el que permite al hombre elevarse para comprenderLe, de otro modo sería absolutamente imposible. En el Santo Evangelio de Juan está escrito: "Pero a todos los que la recibieron les dio el poder de hacerse hijos de Dios, a los que creen en su nombre; la cual no nació de sangre, ni de deseo de carne, ni de deseo de hombre, sino que nació de Dios" (Jn. 1, 12-13). Nosotros hemos sido engendrados por Dios y llevados a una altura que no habríamos podido llegar nunca con nuestras solas fuerzas; es un don de Dios ser sus hijos y este don suyo, nosotros lo tenemos que recordar en cada celebración litúrgica, desde la Navidad a la Pascua y viceversa.

En este punto tenemos que llegar a la conclusión de que todo es Eucaristía porque con la Eucaristía lo tenemos todo: la gracia de Dios, el Sacrificio de Cristo, la presencia no sólo de Cristo, sino también de la Santísima Trinidad. Si amamos a la Eucaristía, estamos en el camino justo que conduce al Paraíso".

Podemos concluir con las palabras de nuestro obispo: "Comprender a Dios es difícil, amarlo es mucho más fácil. Si no conseguimos comprenderlo, empeñémonos más en amarlo y os puedo asegurar, que si crece el amor, crece también la comprensión".

La noche de Navidad, la Madre de la Eucaristía, durante la aparición ha agradecido a la comunidad el haber realizado un pesebre particular: "Jesús Niño tiene que bendeciros a todos, uno a uno, por lo que habéis hecho en este lugar taumatúrgico. Nos encanta. Recordad que yo he sugerido a Marisa todo esto, en ninguna parte del mundo hay un pesebre concebido así: una cabaña encima del altar, sobre el cual dentro de poco estará presente Jesús Eucaristía" (Carta de Dios del 24 de diciembre 2002).

También durante la aparición ocurrida durante la mañana siguiente, Nuestra Señora, ha hablado de nuestro pesebre: "Repito lo que he dicho esta noche: en todo el mundo no encontréis un pesebre concebido así. Dios ha dado una orden, vosotros habéis obedecido y habéis hecho lo que habéis podido; habéis sido buenos" (Carta de Dios del 25 de diciembre 2002). La carta de Dios, que la Virgen nos ha traído el día de Navidad se ha detenido sobre dos aspectos. El primero se refiere a los hombres de la Iglesia "que han acumulado mucho dinero. Ruego a Dios, para que tanta riqueza sea distribuida a los pobres". El segundo se refiere a la solidaridad que ha recibido nuestro Obispo, después que ha sido injustamente reducido al estado laical: "Vuestro Obispo ha recibido muchas cartas y muchas llamadas telefónicas de solidaridad. Nos toca a nosotros estar a su lado y ayudarlo, así tendrá la fuerza necesaria para continuar" (Carta de Dios del 25 de diciembre 2002).

La última carta de Dios del 2002 nos ha hecho conocer la crítica situación de la familia del Obispo: "En casa del Obispo la situación es más crítica y difícil que en la mía, cuando acudía a mi amado esposo José. Recordad que de todas las familias, la que más sufre y lucha cada día es la familia en la que viven vuestro Obispo, Marisa y su madre" (Carta de Dios del 29 de diciembre 2002).

El Obispo y la vidente han pasado el fin de año en compañía de los jóvenes en un pueblecito del Lazio.

La primera semana del nuevo año ha sido particularmente rica en sufrimientos por culpa de algunos jóvenes de la comunidad que desde hacía tiempo nos arrastraban a una preocupante crisis.

Durante casi todo el mes, Marisa ha tenido los estigmas copiosamente sangrantes, con lacerantes dolores. Ha vivido la pasión durante noches enteras, asistida por el Obispo y cuando Don Claudio estaba exhausto por el cansancio, venía Nuestra Señora para que pudiera descansar un poco, tomando su lugar de ángel consolador al lado de Marisa.

En la primera aparición del nuevo año, presentes los miembros de la comunidad, la Madre de la Eucaristía ha hablado con insistencia de la vida dura y sufriente del Obispo y de la vidente: "Para mis dos hijitos el año no ha empezado bien. Desde el 15 de diciembre han continuado abriéndose las heridas en los pies, las manos y el costado de vuestra hermana. Todo este gran sufrimiento es por la Iglesia y para evitar la guerra. ¿Habéis visto alguna vez a un obispo limpiar el suelo, hacer la cama, ayudar en las tareas domésticas, levantarse a las tres de la madrugada para dar de comer a quien está mal? ¿Habéis visto alguna vez a un obispo inclinarse, incluso dos veces al día, para curar las llagas de una persona anciana y ayudarla también a levantarse de la cama para soportar mejor los dolores?

Ningún obispo, ningún sacerdote haría nunca esto por caridad. Cuando hay necesidad Don Claudio lo hace todo, recoge incluso lo que sale de la boca de vuestra hermana, limpia el suelo, lava y seca los pies de vuestra hermana. A veces os preguntáis: "¿Cómo es que el Obispo ha perdido casi la sonrisa, mientras que antes era un sacerdote brillante, siempre alegre"? Porque está agotado, probado, desilusionado, pero ama y continúa amando y ayudando a quien lo necesita, sin echarse nunca atrás.

Eh ahí a Jesús en la Tierra. Don Claudio es el dulce Cristo en la Tierra. Todos, quien de un modo o de otro, tenéis vuestros tormentos, pero el Obispo y la vidente tienen un sufrimiento que ninguno de vosotros podría soportar (Carta de Dios del 6 de enero 2003).

A causa de la reagudización de algunos problemas de salud, han sido llamados dos doctores que han mostrado un particular interés al examinar, con la autorización del Obispo, los estigmas de Marisa. Han quedado estupefactos y atónitos, después de haber constatado que todas sus precisiones médicas se les habían disparado: la sangre coagulada no emanaba mal olor, no había señal de infección y no había ningún signo de anemia a causa de la abundancia de sangre derramada.

Nuestro Obispo, tras las intervenciones de Dios Padre, de Jesús y de Nuestra Señora, que nos habían explicado detalladamente, como su dimisión del estado clerical era jurídicamente inválido y moralmente ilícito, escribió una carta (Anexo n. 3) a los cardenales de S.R. Iglesia, a los Obispo de Italia, a los responsables de la Curia Romana, al Vicariato de Roma, a los sacerdotes de Roma, para informarles por entero de la cuestión. Don Claudio tenía la intención de defender al S. Padre, envuelto, a sus espaldas, en la diabólica maniobra de sus colaboradores.

Marisa ha presentado esta carta a Nuestra Señora, para que la aprobase y la bendijese. La Madre de la Iglesia ha dicho: "Excelencia, has escrito una hermosa carta y has consumido de nuevo tus fuerzas por los cardenales, los obispos, los responsables de la Curia Romana, el Vicariato y los sacerdotes de Roma, para que comprendan el mal que han hecho y están haciendo, para que comprendan que están luchando contra Dios y con Satanás. La carta saldrá, Dios así lo ha decidido.

Podrán convertirse aún algunos de mis hijos predilectos, pero otros en un modo o en otro, tratarán de destruiros. Su satisfacción más grande sería matar al Obispo y a la vidente, pero Dios no lo permitirá. Mis dos hijos pueden sufrir y están sufriendo muchísimo; la vidente está padeciendo las llagas de mi Hijo Jesús y ha derramado mucha sangre, pero nadie les podrá hacer daño. Esta carta podría convertir a todas aquellas personas y hacer el bien a todos, incluso a los grandes.

Excelencia, envía por tanto la carta, pero, como siempre te repito, no te esperes nada" (Carta de Dios del 19 de enero 2003).

El 16 de enero, Dios Padre se ha manifestado de nuevo en el lugar taumatúrgico, una vez más por el mismo motivo: defender al Obispo y a la vidente. Con motivo de la importancia de este último llamamiento divino, lo transcribimos íntegramente para comodidad de quien lee.

Marisa - ¡Dios mío, quién te esperaba!

Dios Padre - ¿Os maravilláis de que Yo, Dios, haya venido? Ya es hora de cambiar, son demasiadas veces que dejo mi trono para venir a hablaros. Y vosotros ¿qué hacéis? Continuáis sin dar ejemplo ni testimonio, continuáis viviendo encerrados en vuestro reducto. ¿Quién ha dado testimonio? Un niño de 7 años, Jacobo, ha sabido hablar de lo que sufre vuestra hermana, ha sabido explicar sin miedo todo lo que ocurre en el lugar taumatúrgico. Vosotros tenéis miedo de encontraros con las personas, tenéis miedo de hablar; esto concierne a los jóvenes y a los adultos.

Yo soy Dios y estoy cansado de esta situación, estoy cansado de todo lo que ocurre en la Tierra, estoy cansado de vuestras mentiras y embustes y están cansados también mis dos queridos hijitos. Vuestro Obispo está ofreciéndolo todo, pero es atacado por los sacerdotes masones, que lo tratan mal por teléfono y le dicen frases tan malvadas que ni siquiera un ateo diría. Vuestro Obispo ha tenido siempre la valentía de responder con calma, saludar y colgar el teléfono. Aquellos que se comportan de esta manera son masones. Mis dos hijos ya sabían que el sacerdote que hoy, por teléfono, ha ofendido muy gravemente al Obispo era un masón; se ha enfurecido de tal manera, se ha enconado de tal manera y ha dicho palabras tan malvadas que será difícil que entre en el Reino de los Cielos.

¿Vosotros qué hacéis por vuestro Obispo? Sí, algunos hacen adoración, oran y Yo, Dios, les doy las gracias por esto, pero otros, dentro de casa y fuera de casa, lo hacen sufrir. ¡Es hora de terminar! Don Claudio es un sacerdote que ha dado 40 años de vida por las almas; a algunos de vosotros os ha dado 16, 14, 12 y ¿qué habéis hecho? Habéis continuado haciéndolo sufrir. Lo habéis invitado a pasar unos días con vosotros, durante los cuales ha padecido solamente sufrimiento, sufrimiento y sufrimiento. Dios se puede cansar también de todo esto y mandar un segundo castigo universal; Dios no puede continuar soportando todas estas maldades. El que es malvado que se vaya, el que es bueno tiene que amar al sacerdote, al Obispo ordenado por Mí. Los sacerdotes están celosos, tienen envidia de que Yo, Dios, lo haya ordenado obispo. Los celos, la envidia y el orgullo los hieren a muerte. No hacen otra cosa que reunirse para hablar mal de mi Obispo, hacen competiciones a ver quién la dice más grande. Estas personas no entrarán en el Reino de los Cielos, donde Yo, Dios, quiero personas buenas, puras, santas, como niños; no quiero personas que no sepan amar y que hacen sufrir voluntariamente.

No he venido sólo por vosotros, he venido por el mundo entero, que en este momento no me oye, pero al que vosotros podéis dar testimonio y decir: "Hermanos, acabemos con esta maldad, acabemos de atacar a un sencillo obispo, sólo porque ha sido ordenado por Dios, esto es solamente maldad". A estos malvados se le añaden las personas que viven en casa y las personas que vienen a este lugar taumatúrgico. Yo he elegido este lugar, he querido que fuese un rincón del Paraíso y vosotros, ¿qué estáis haciendo?. ¡Oh, cuántos tienen que decir mea culpa, mea culpa, mea culpa!. Vuestro Obispo no busca nada, no busca dinero, no quiere el poder, no se viste de gran pompa, busca sólo las almas y las ama.

Hijitos míos, no hagáis sufrir más a vuestro Obispo. Yo, Dios, estoy cansado; mi Hijo Jesús está cansado, el Espíritu Santo está cansado; la Madre de la Eucaristía, vuestra Madre, que os ha seguido paso a paso, está cansada. Formáis parte del Movimiento Impegno e Testimonianza, y ¿quién demuestra compromiso y testimonio? Tenéis miedo de dar testimonio de que Yo soy Dios y no hay otro Dios fuera de Mi y que Yo he ordenado al Obispo. Es hora de terminar y de hacerle la vida difícil, de hacerle sufrir por vuestras tonterías, por vuestro llorarle encima. ¿No veis cómo están reducidos estos dos hijos míos?. Ofrecen su sufrimiento por la Iglesia, por vosotros, por la paz, por las personas que tienen necesidad; están siempre dispuestos a sufrir para salvar a las almas. Está también la abuela Yolanda que sufre mucho y ora mucho. Y vosotros, ¿qué hacéis?. Me dirijo a vosotros, pero ciertamente sabed que hablo a todo el mundo, a todos los hombres, a los grandes hombres de la Iglesia, a los grandes políticos, que se pelean, discuten y además se pegan. Tienen dinero, tienen riquezas y podrían ayudar a muchos niños que están muriendo, sin embargo, no, tienen que hacer la guerra, tienen que vencer, tienen que acumular mucho dinero, tienen que ser más poderosos.

¿Por qué tenéis miedo de decir: "Dios ha hablado y yo, que soy hijo de Dios, tengo que obedecerle"? ¿Por qué?. Yo a vosotros no os he dado el sufrimiento que he dado a mis dos hijos, no intentaría ni siquiera dároslo, porque como dijo un día vuestra hermana, no podríais soportar ni siquiera por un segundo lo que ella sufre continuamente.

Cuando Dios habla, habla con autoridad. Cuando sea el juicio será muy severo, ahora todavía tengo paciencia y uso misericordia y vosotros os habéis habituado a esta misericordia, pero recordad que al final seré justo y entonces los malvados irán al infierno, para siempre, los buenos vendrán Conmigo a gozar, junto a los niños, a los ángeles y a los santos. Tengo un pequeño a Mi lado. ¿Recordáis lo que dice el Evangelio: "Si no os volvéis como niños, no entraréis en el Reino de los Cielos"?. Esto no se refiere a la edad civil; los pequeños son los buenos, los sencillos, los humildes y los que saben amar. ¿Cuántas veces la Madre os ha traído Mi carta donde hablaba de amor, de amor, de amor? ¿Dónde está este amor? Amor no significa hacer la guerra, odiarse, hacer llamadas telefónicas ofensivas y hablar con maldad al Obispo que Yo, Dios, he ordenado. ¿Dónde está el amor, dónde está la caridad, dónde está la ayuda al propio hermano?.

Marisa - Ahora los ángeles se han ido todos con Dios.

Nuestra Señora - Sí, Marisella, me he quedado yo, vuestra Madre. Poned en práctica cuanto os ha dicho Dios; Dios ha hablado a todos, Dios se ha hecho sentir para todos. Tratad de comprender, de poner en práctica lo que Dios ha dicho y de no tener miedo. Dios os ha hablado; no lo habéis visto, ni siquiera vuestra hermana lo ha visto, pero habéis oído, a través de Marisella, lo que ha dicho. Yo quiero ayudaros a poner en práctica todo lo que Dios Padre ha dicho.

Junto a mi Obispo y vuestro, al gran Obispo ordenado por Dios, os bendigo, a vuestros seres queridos, vuestros objetos sagrados. Os traigo a todos junto a mi corazón y os cubro con mi manto materno. Id en la paz de Dios Padre, de Dios Hijo, de Dios Espíritu Santo. Sea alabado Jesucristo.

Marisa - Adiós. Adiós, pequeño. Don Claudio, ¡madre mía!. He visto iluminarse todo y a todos los ángeles y santos postrarse en adoración y he oído Su voz que todavía oigo en mis oídos. ¿Has visto?

Obispo - Nadie puede ver a Dios.

Marisa - Tampoco yo lo he visto, pero ¿has oído?."

En la noche entre el 24 y el 25 de enero, Marisa se ha sentido muy mal y ha entrado en coma. Don Claudio sabía que no había llegado la última hora de su hermana, pero igualmente ha temido muchísimo, porque todos los signos indicaban que su partida era inminente y no ha podido hacer otra cosa que orar y murmurar: "Mi Dios, que se haga tu voluntad", mientras mil pensamientos y muchos porqués llenaban su mente. Con las primeras luces del nuevo día, ha aparecido Nuestra Señora, ha besado a Marisa y ha posado la mano en su corazón. Con aquel contacto, la vidente se ha dormido dulcemente, vigilada una vez más por su Madre y por su hermano.

El 30 de enero, la Madre de la Eucaristía, en lugar de traernos la carta de Dios ha escuchado un largo y apesadumbrado desahogo de Marisa. La vidente nos ha dicho que mientras ella se desahogaba, Nuestra Señora tenía lágrimas en los ojos y asentía porque reconocía la validez y la justicia de sus palabras. Éste es el desahogo de la hija con su madre: "¿Con tantos millones y millones de hombres que hay en la Tierra, por qué sólo nosotros tenemos que sufrir tanto, sea físicamente sea moralmente?. ¿Por qué a los que nos condenan Dios no les hace nada? ¿Cuántos años son los que nosotros estamos sufriendo por la Iglesia, por la conversión de las almas y para evitar la guerra? Estamos verdaderamente cansados, ya no tenemos fuerzas para hacer nada. ¿Por qué Dios permite todo este dolor?"

Dios ha permitido a su hija que se desahogue, para que todos comprendieran el gran sufrimiento que consumía al Obispo y a la vidente.

La Madre de la Eucaristía ha hablado muchísimas veces del secreto de Fátima y en el mes de febrero se ha parado sobre este delicado e intrigante argumento, por lo menos cuatro veces.

Hemos pensado recoger de forma unitaria estas últimas intervenciones del Cielo para tener una idea precisa sobre la tan discutida materia.

"Todavía continúan diciendo muchas mentiras sobre el secreto de Fátima. Aquél que ha puesto el grito en el cielo sobre la mafia, ¿por qué no lo hace también contra los masones? ¿Por qué este Papa ha dado vueltas sobre esto y no lo ha revelado? Ha hecho hablar a Sodano, ha hecho leer y comentar el secreto a Ratzinger, a Bertone y a Fisichella, pero aquel no era el secreto.

Si el secreto de Fátima era bueno para la humanidad, ¿por qué los papas no lo han revelado? En cambio han continuado en silencio. Si el secreto, como dicen, no era horrible, ¿por qué no lo han revelado en el lejano 1960 e incluso antes?.

Hay guerra entre los grandes hombres de la Iglesia.

Con tal de calmar y tener a la población tranquila, no revelan el verdadero secreto de Fátima, sabiendo perfectamente en qué consiste, pero a ellos sólo les interesa el poder. Los poderosos hombres de la Iglesia se permiten comunicar lo que quieren e imponen a Sor Lucía que diga lo que ellos mandan, obteniendo la obediencia con el chantaje.

Han impuesto antes un silencio de tumba sobre el tercer secreto de Fátima, después de repente lo han sacado, pero no ha sido revelado, no es aquello de lo que han hablado los poderosos hombres de la Iglesia. En el momento establecido por Dios, lo revelaré a mis dos queridos hijitos".

Nuestra Señora ha hablado también de los dos primeros secretos de Fátima y ha afirmado: "El primer secreto no era una profecía y el segundo no ha sido desvelado".

Tenemos que recordar que, por desgracia, a Sor Lucía, con el chantaje de la obediencia, le ha sido impuesto por sus superiores y por la autoridad eclesiástica que diga lo que ellos han permitido o querido. El Obispo, en una catequesis dominical nos ha hecho algunas precisiones que han recibido la aprobación de Nuestra Señora: "Lo que ha dicho el Obispo es todo verdad" (Carta de Dios del 16 de febrero 2003). Don Claudio ha precisado que los dos acontecimientos: desde la primera guerra mundial y comienzos de la segunda, han sido revelados después que se han verificado. Sor Lucía se encontraba en España, cuando estalló la revolución roja y supo las atrocidades y los delitos cometidos por los comunistas españoles. Dios no puede preferir un régimen político a otro. El comunismo y el nazismo han provocado entre ambos millones de muertos, destrucciones, luchas y lágrimas y no se puede comprender como de uno se hable y de otro se calle.

La Madre de la Eucaristía, por otra parte, ha recordado que "la segunda guerra mundial, ha comportado la muerte de millones y millones de personas, pero para los hombres de la iglesia tal guerra no ha sido una tragedia; por tanto, el contenido del segundo secreto no es este". El juicio de la Madre de Dios sobre los hombres de la Iglesia, responsables de no haber desvelado el secreto de Fátima, es muy severo: "su modo de actuar es del todo equivocado. Os consideran, mis queridos hijos, pobres criaturas que no comprenden nada. Lo que me entristece y me hace sufrir es que las personas son tratadas como ignorantes, como si no comprendiesen y no entendiesen. Los hombres pueden tener poca cultura, pero no son ignorantes. Incluso el más pequeño hombre de la Tierra comprende que el secreto no es el que los grandes hombres de la Iglesia han revelado. Orad, orad porque estos últimos continúan enredando a todas las personas que van a escuchar lo que dicen y después, dentro de sí, se preguntan: "¿Pero cómo es posible? Si el secreto era bonito, ¿Por qué no decirlo? (Carta de Dios del 16 de febrero 2003).

Sobre este cuadro tan triste, Nuestra Señora ha encendido la esperanza: "Doy gracias a los que sufren por el renacimiento de la Iglesia. Esperemos que todo ocurra después que hayan revelado cual es verdaderamente el secreto de Fátima. El triunfo llegará; por diversos motivos tarda, pero llegará y entonces los grandes hombres de la Iglesia dirán mea culpa y pedirán perdón, pero será demasiado tarde".

La Madre de la Eucaristía nos ha hecho saber como han sido acogidas las cartas que nuestro Obispo ha enviado a los cardenales, a los obispos y sacerdotes, en las que ha hablado del último golpe de satanás; ha hablado tres veces: "Las cartas han llegado y, como de costumbre, han sido leídas a escondidas o puestas a parte o han sido rotas. Han tenido una respetuosa adhesión por parte de más del 50% de los destinatarios que han reconocido que el C.I.C. está a favor de vuestro Obispo. Dicen que vuestro Obispo está en la verdad, pero ninguno tiene el valor de pronunciarse públicamente y de ayudarlo. Las adhesiones en lo referente a vuestro Obispo han aumentado posteriormente. Muchos de mis hijos sacerdotes han dicho también con disgusto: "¿Qué están montando los poderosos de la Iglesias? El C.I.C. habla a favor de Don Claudio y ellos continúan tratándolo injustamente y además han llegado a reducirlo al estado laical, cuando es el único que se comporta como verdadero sacerdote y sigue el S. Evangelio" (Cartas de Dios del 2,6, 9 de febrero 2003)

Hoy, muchos obispos y cardenales ostentan una riqueza impresionante y viven con un lujo desvergonzado. Dicen que la Iglesia tiene que ser pobre y entretanto escandalizan a los fieles a tenor de su vida anti evangélica. La Madre de la Eucaristía ha dicho: "Los grandes sacerdotes quieren el poder, el dinero y la riqueza. Oh, será muy difícil que un rico entre en el Reino de los Cielos. Nada les falta a los grandes hombres de la Iglesia, tienen incluso camareras que les sirven la mesa y todos los bienes de Dios" (Carta de Dios del 2 de febrero 2003)

La ordenación episcopal de Don Claudio ha continuado siendo objeto de disputas feroces entre los eclesiásticos que por miedo, por envidia y por celos, acababan siempre negando su origen divino, sosteniendo que "pasa por alto la sucesión apostólica".

Esta afirmación es verdad, pero solo ex parte hominum porque la ordenación episcopal es conferida por el obispo con la imposición de las manos y con las palabras de la consagración (cfr. Catecismo de la Iglesia Católica, parte II, capítulo III, artículo IV).

Para transmitir válidamente la ordenación episcopal a los obispos consagrados tienen que estar en la línea de la sucesión apostólica. La ordenación episcopal de Don Claudio no se juzga ex parte hominum, sino ex parte Dei. Dios puede perdonar los pecados, consagrar la Eucaristía, ordenar a los obispos, sin recitar fórmulas y usar determinada materia, es suficiente un acto de su voluntad. A este propósito, es iluminante una afirmación del sacerdote francés Pouget, que Juan Guitton refirió a Pablo VI: "Cristo nos ha sometido a los sacramentos, pero no se nos ha sometido"

Dios es libre de cualquier regla y puede hacer lo que quiera, a Dios nada le es imposible.

Como había preanunciado muchas veces Nuestra Señora, los sufrimientos del Obispo y de la vidente, causados por los enemigos de Dios, se habían intensificado últimamente. La situación estaba estancada, la espera se prolongaba, los sacerdotes no se convertían y Dios continuaba callando y postergando sus intervenciones. A medida que se acercaba el aniversario de su ordenación sacerdotal, Don Claudio, no se sentía en condiciones de celebrarlo, mostraba su disgusto de que se hicieran preparativos para su fiesta; antes bien, en un momento, en el que estaba particularmente desmoralizado y desilusionado, afirmó: "el 9 de marzo, no estaré, me iré". La Madre se ha dirigido a su hijo tan probado, con amor y delicadeza: "Excelencia sé que no querrías celebrar tus cuarenta años de sacerdocio, pero Dios quiere que lo celebres con tus jóvenes y las personas que te quieren. Acepta, no te alejes de lo que los otros quieren hacer. Dios sabe vuestro sufrimiento y conoce a los que os hacen sufrir. Poco a poco os daréis cuenta de que los que os han hecho sufrir y todavía continúan, se desmoronarán uno tras otro" (Carta de Dios del 27 de febrero 2003).

En la última aparición de febrero y en la primera de marzo, Nuestra Señora, nos ha hablado de los místicos, respondiendo a la pregunta sencilla y desarmante de Marisa: "Quiénes son los místicos?"

Ésta es la respuesta: "Tú eres una mística" y ésta es la definición: "El místico es el que está cerca de Dios, hace su voluntad, sufre y abraza la cruz con todo su corazón".

Los estudiosos de ascética y mística han derramado sobre este argumento ríos de tinta y María, la más alta mística, lo explica con pocas y sencillas palabras al alcance de todos, incluso de las personas más ignorantes.

A Don Claudio y Marisa, el Señor les ha continuado haciendo conocer de modo detallado la situación real de la Iglesia y de los ministros de Dios. También a nosotros, miembros de esta comunidad, se nos ha revelado que: "No tenéis que pensar que Dios no ve todo lo que ocurre en el mundo; Él ya ha empezado a realizar sus programas. No podéis ni siquiera imaginar hasta que punto Dios es capaz de hacer caer a sus enemigos, como bolas de billar, uno tras otro. Estos hombres de la Iglesia tratan de destruir las obras de Dios.

Ni siquiera después de haber inferido el último golpe de satanás se han aplacado. Han continuado nutriéndose de envidia y celos en lo que se refiere a vuestro Obispo" (Carta de Dios del 6 de marzo 2003)

El 8 de marzo hemos hecho una sentida y conmovedora vigilia de oración, en preparación a la celebración del cuarenta aniversario de la ordenación sacerdotal de nuestro Obispo. Los jóvenes de la comunidad han escrito un texto, publicado luego en nuestro giornalino, con en el que han recorrido las etapas más sobresalientes de la vida sacerdotal de Don Claudio.

El 9 de marzo la basílica estaba particularmente llena de personas, venidas para la circunstancia, comprendidos los representantes de los otros grupos de oración, dedicados a la Madre de la Eucaristía.

Jesús, con su Madre a un lado y su padre José en el otro, y rodeado por todo el Paraíso, ha venido para felicitar a Don Claudio y recordarle que Dios, por medio suyo, había realizado el triunfo de la Eucaristía y de la verdad y que "Muchos sacerdotes saben donde está la verdad, pero no estando llenos de Dios no son valientes, no luchan por la verdad, no reconocen que se están equivocando en todo y que la Iglesia va a la ruina. Quizás no me he explicado, quizás no has comprendido bien quien eres delante de Dios y delante de los hombres que creen y saben perfectamente que tu estás en la verdad y que los poderosos se han equivocado". (Carta de Dios del 9 de marzo 2003). A las felicitaciones de Jesús han seguido las de la Madre de la Eucaristía y de S. José que ha comunicado que Dios había hecho taumatúrgica su estatua, para hacer un regalo al Obispo.

La Madre ha mostrado preocupación por la salud de don Claudio y lo ha mandado a curarse diciéndole: "No está bien físicamente" (Carta de Dios del 13 de marzo 2003).

Nuestro Obispo ha sufrido mucho por el silencio y el alejamiento mostrado por los ex compañeros de Seminario con ocasión de su dimisión del estado clerical: solo Don Sergio Casalini ha escrito y llamado por teléfono para mostrarle afecto y solidaridad.

Por otra parte, con ocasión del encuentro anual de sacerdotes ordenados en 1963, ninguno se ha preocupado de comunicarle dónde y cuándo se desarrollaría.

Cuando Dios haga triunfar a Don Claudio será difícil que sus ex compañeros de Seminario y otros sacerdotes participen.

De todos modos, en medio de tantas penas y tristezas ha habido una hermosa noticia, como ha dicho Nuestra Señora: "Ha nacido la pequeña Sara. Cuánto has sufrido, hija mía, por la pequeña Sara".

El parto de la pequeñina, hija de la sobrina de Don Claudio y del sobrino de Marisa, que se presentaba difícil y peligroso, por los sufrimientos de la tía ha acontecido sin problemas.

El 19 de marzo, fiesta de S. José, la sobrinita de Marisa ha sido oficialmente presentada a Nuestra Señora que la ha besado, abrazado y bendecido, rodeada de muchos niños.

En la misma circunstancia el esposo de María ha dicho: "Soy vuestro José, el que vuestro Obispo ama inmensamente. Mi querido sacerdote predilecto, Obispo ordenado por Dios, si supieses con cuanto amor oramos por ti. Acuérdate siempre que si a tu lado no estuviese Dios, no estuviese la Madre de la Eucaristía y no estuviese yo, tú no podrías más. Esto vale para ti y para Marisella" (Carta de Dios del 19 de marzo 2003). Don Claudio ha dicho siempre a la comunidad que si no hubiese tenido la ayuda de parte de Dios, ya habría caído sin poderse levantar.

Nuestra Señora nos ha recordado que "hay 46 guerras en el planeta Tierra y su número está aumentando". Nos ha dicho también claramente que solo "la oración, el sacrificio y la adoración eucarística pueden detener las guerras". El don de la paz viene de Dios, no de los hombres que hacen discursos vacíos, manifestaciones y desfiles inútiles.

El Señor, últimamente, ha mandado muy a menudo, en bilocación, al Obispo y a la vidente a Irak para asistir a los heridos, socorrer a los niños y a los ancianos, confortar a los moribundos y distribuir medicinas y alimento a los necesitados.

La guerra de Irak ha sembrado millares de muertos, especialmente entre los civiles y "Dios ha mandado a sus dos apóstoles a estos lugares tan peligrosos para ayudar a bien morir" (Carta de Dios del 27 de marzo 2003). También en el mes de marzo, Nuestra Señora ha permitido a su hijo manifestar su amargura y su desilusión y ha replicado así: "Durante el largo coloquio que he tenido con vuestra hermana mi corazón ha sufrido muchísimo, no por lo que ha dicho, que es la verdad, sino porque la situación del mundo es muy grave, mientras los hombres de la Iglesia piensan sólo en acumular dinero" (Carta de Dios del 27 de marzo 2003).

Durante casi todo el mes de abril, coincidiendo con la segunda mitad de la Cuaresma, Marisa ha tenido el tormento continuo de la pasión. Casi cada día se le han abierto y sangrado los estigmas de las manos y de los pies y la herida del costado y de la frente.

Esta vez los estigmas y las heridas han asumido la forma de cruz y le han provocado dolores lacerantes.

Marisa ha aceptado padecer tan atrozmente por el renacimiento de la Iglesia y por las conversiones de los sacerdotes. Desgraciadamente el número de las personas que frecuentaban el lugar taumatúrgico, no sólo no ha aumentado, sino que ha disminuido y esta menor afluencia ha suscitado el lamento de la Madre de la Eucaristía: "Oh, cómo me gustaría que todas las personas que han pasado por este lugar taumatúrgico, especialmente las que han recibido gracias, estuviesen aquí" (Carta de Dios del 5 de abril 2003).

Diversas personas a las que el Señor ha dado gracias en lugar de mostrar gratitud y reconocimiento, se han alejado y han empezado a calumniar al Obispo y a la vidente. Para confortar a Don Claudio y Marisa, que se han angustiado mucho por las deserciones y las traiciones, Nuestra Señora les ha hecho saber: "Mis queridos hijos, cada vez que vais en bilocación a los lugares donde hay guerra, hacéis mucho bien a las almas" (Carta de Dios de 5 de abril 2003).

El Señor, durante la guerra en Irak, que ha segado muchas víctimas, se ha mostrado clemente y misericordioso con los jóvenes militares de los dos ejércitos opositores, porque les ha permitido salvar sus almas y cuando hayan purgado en el Purgatorio la pena de los pecados cometidos, los llevará con Él al Paraíso.

El domingo de Ramos, Nuestra Señora ha hecho una comparación entre lo que le ocurrió a Jesús cuando entró en Jerusalén entre las aclamaciones del gentío y lo que nos ocurre a nosotros cuando nos reunimos para escuchar las lecturas de Dios, las homilías, las explicaciones de la Palabra de Dios y la catequesis del Obispo.

Al igual que en el tiempo de Jesús, se escondían en los rincones de las calles las personas que querían matarlo, así hoy en los rincones externos de nuestro lugar taumatúrgico se esconden los que quieren destruir al Obispo y a la vidente.

Cedemos la palabra a Nuestra Señora que nos ilustra de cómo la situación en el tiempo de Jesús se repite todavía hoy.

Nuestra Señora - Mi Hijo Jesús entró en Jerusalén mientras el gentío gritaba "Hosanna, hosanna al hijo de David", pero ya en el corazón de alguno había la intención de matarlo. Era demasiado sincero, leal, verdadero y esto a los deshonestos les molestaba mucho. Apartados en los rincones de las calles estaban los que maquinaban el modo de matarlo. La misma situación se repite hoy: en los rincones externos de esta casa hay alguno que lo filma todo, que lo graba todo y busca el modo de destruir a mis dos hijos, almas martirizadas por los hombres de la Iglesia y por los laicos que han frecuentado el lugar taumatúrgico. Estos han tenido gracias de curación y ahora se esconden y estudian el modo de destruirlo todo. Mirad, mis queridos hijos, después de siglos, la historia se repite: entonces pensaban en cómo matar a Jesús, ahora piensan en como destruir a mis dos queridos hijitos, pero Dios no lo permitirá. Habrá todavía luchas, calumnias y difamaciones en contra de ellos, solo por venganza, por rabia y porque los que le acusan son personas orgullosas y soberbias. Os pido que no tengáis miedo: dejad hacer, dejadlos que lo filmen todo, que lo graben todo y diré que lo que quieran. Lo que me duele mucho y hace sufrir a mi Hijo Jesús es que éstos reciben cada día la S. Comunión sin estar en gracia. Esto lo digo yo, la Madre de la Eucaristía; yo sé como están las cosas. Reciben a Jesús sin estar en gracia y se dejan ver de sus sacerdotes, buenos, píos y santos.

Me gustaría que todo esto no os turbase, sino que os empujase a orar más y a no tener en cuenta lo que dicen o hacen. Vosotros estáis en gracia de Dios y el que no lo esté que vaya a confesarse. Repito: mientras vosotros gritabais: "Hosanna, hosanna al hijo de David", algunas personas escondidas buscaban el modo de aniquilar al Obispo y a la vidente. Vosotros decís la verdad, especialmente vuestro Obispo dice la verdad; habla como un sabio, como profeta, habla en nombre de Jesús, porque Jesús está en él.

Yo vengo aquí, doy mensajes llenos de amor y a veces también llenos de dolor. Aquellas personas saben perfectamente que soy yo la que trae las cartas de Dios, pero ¿qué dicen?. Es el Obispo el que escribe los mensajes y la vidente los aprende de memoria. ¿Por qué dicen semejantes calumnias? Porque en ellos está la rabia, porque no han conseguido destruiros. No os han destruido ni os destruirán nunca. Recordad mis dos queridos hijitos, aunque tuvieseis que quedaros solos, Dios siempre estará con vosotros, todo el Paraíso estará con vosotros. (Carta de Dios del 13 abril 2003).

El jueves santo, día de la institución del sacerdocio, como ya es habitual desde hace varios años, hemos hecho una gran fiesta. Don Claudio nos ha descrito detalladamente y más de una vez, la escena que representa Jesús, Nuestra Señora y los apóstoles en el cenáculo. Ha manifestado también frecuentemente la intención de adquirir un bajorrelieve de la Última Cena para colocarlo en la parte anterior del altar.

La comunidad ha realizado el deseo del Obispo y ha adquirido un nuevo altar con la reproducción de la Última Cena de Leonardo da Vinci que se encuentra en el refectorio del monasterio de S. María de las Gracias en Milán.

Cuando, antes de la celebración de la Eucaristía, el Obispo y la vidente han entrado en la basílica, han notado que el altar estaba recubierto con un gran trapo blanco, que hemos sacado, apenas han entrado en el centro de la iglesia. Su sorpresa, unida a la emoción y alegría, ha sido enorme; delante de sus ojos estaba presente lo que tanto habían deseado.

También Jesús ha agradecido mucho el obsequio hecho por la comunidad a Don Claudio y a Marisa y justamente a esta última, durante la aparición, ha hecho ver el lugar de la reproducción de la Última Cena, a Sí mismo, los apóstoles y Nuestra Señora, vivos y recogidos delante de la Eucaristía, recién instituida.

Jesús ha querido aclarar que María no tiene que ser llamada "mujer eucarística", como ha sido definida en la Encíclica "Ecclesia de Eucharistia" sino Madre de la Eucaristía: de esto hablaremos más ampliamente a continuación. Jesús ha evidenciado el gran sufrimiento del Obispo y de la vidente: "Marisella sufre muchísimo, pero por sus padecimientos se han salvado muchas almas. El sacerdocio tiene que ser vivido, aceptando el dolor y a veces también la crucifixión. Como le ha ocurrido a nuestro Obispo, se puede estar crucificado, incluso sin estarlo materialmente. Si, a veces, mis dos queridos hijitos están un poco tensos, tratad de comprender y de entender su situación, porque nadie puede comprender hasta el fondo cuán dura es su vida, cuántas lágrimas derraman y cuánta sangre derraman". (Carta de Dios del 17 abril 2003). Finalmente Jesús, ha querido subrayar de nuevo que durante la S. Misa, Él y el Obispo son uno solo; Jesús está dentro del Obispo y el Obispo está dentro de Jesús; son una única persona, de hecho en el momento de la consagración, Marisa, no ve al Obispo, sino a Jesús.

Aunque este año la alegría de la Pascua ha estado unida al sufrimiento del Viernes Santo. Don Claudio y Marisa sonreían con fatiga, pues su alma estaba turbada y amargada, sin embargo han continuado estimulándonos a tener confianza en Dios y a nutrir la certeza de que realizará cuando ha prometido.

La resurrección ha ocurrido en el silencio, sin testimonios ni ruidos de charangas, como ha recordado Jesús: "Yo he resucitado en el silencio y tenía a mi lado a mi Madre. La Madre de la Eucaristía me ha dado fuerza y valor durante la pasión, me ha tenido entre sus brazos cuando me bajaron de la cruz y estaba conmigo en el momento de la resurrección" (Carta de Dios del 20 de abril 2003).

A medida que Dios ha realizado sus intervenciones en el lugar taumatúrgico, han aumentado también las desconfianzas y la hostilidad por parte de los grandes hombres de la Iglesia. La oposición ha llegado al máximo cuando Dios ha ordenado Obispo a Don Claudio, como ha dicho Jesús: "Mi corazón sangra porque muchos sacerdotes, obispos y cardenales celebran la Santa Misa después de haber calumniado y difamado a un sencillo y humilde Obispo que no molesta a nadie. Al inicio de la historia de la Iglesia, Dios ha ordenado Obispos a los apóstoles y por último ha ordenado obispo a Pablo. Hoy, Dios, ha querido escoger a Claudio y ordenarlo Obispo. ¿Por qué tanta maldad contra él, por qué tanta envidia y celos en lo que a él se refiere?" (Carta de Dios del 24 de abril 2003).El mes de abril, como los que le han precedido, ha sido cerrado por las llaves del dolor. También este año hemos empezado el mes de mayo, haciéndonos la misma pregunta: "¿Será éste el último mes mariano que vivamos todavía destrozados por los sufrimientos, calumnias y las condenas?". Estamos seguros que Dios intervendrá para derrotar a sus enemigos y hacer triunfar al Obispo, pero no sabemos cómo y cuándo; esperamos que sea pronto.

Dios ha anunciado que el futuro del Obispo "será luminoso y grandioso", pero su presente y el nuestro es doloroso. La resurrección sigue siempre a la muerte; ésta es la regla de Dios que, por medio de la Madre de la Eucaristía, ha continuado invitándonos a tener confianza en él.

La Madre Celeste se ha dirigido al Obispo, su hijo predilecto, con particular amor: "Ánimo, Excelencia, has vencido al mundo. Es una frase que te va que ni pintada, porque se te puede aplicar. Ánimo, siempre, no decaigas, nosotros necesitamos un Obispo como tu" (Carta de Dios del 1º de mayo 2003).

La Madre de la Eucaristía nos ha comunicado que, a diferencia de los años anteriores, en este mes de mayo, las apariciones serían sólo los jueves, dedicados a los encuentros bíblicos, el sábado, día mariano por excelencia y el domingo, día en el que hay mayor afluencia de personas. La disminución de la frecuencia de las apariciones se ha de buscar en el escaso número de miembros de la comunidad que no pueden garantizar una presencia cotidiana para acoger a la Madre de Dios. Éste es el tormento más agudo del Obispo: a causa de la persistente campaña de calumnias contra el lugar taumatúrgico, no solo no han venido a orar nuevas personas, sino que se han alejado miembros de la comunidad que lo frecuentaban desde hacía años.

Los sacerdotes, los obispos y los cardenales han continuado echando fango contra el Obispo y la vidente, pero no han conseguido mancharlos, porque están demasiado en alto, y el fango ha recaído sobre los que lo han lanzado.

Muchos laicos, incluidas también las personas que han formado parte de nuestra comunidad, han apoyado a aquellos pastores indignos en la obra de demolición de las obras de Dios. El Obispo y la vidente tenían la sensación de haber fallado y de no haber conseguido llevar adelante, por culpa propia, la misión que Dios les había confiado, y entonces Nuestra Señora, durante todo el mes de mayo, no ha hecho otra cosa que enumerar todos los cambios y mejoras acaecidas en la Iglesia por medio de ellos y por la fidelidad y el abandono demostrados a Dios.

Nos parece importante recordar cuanto Dios nos ha comunicado a través de Nuestra Señora: "Lo que Dios os ha dado a vosotros, no lo ha dado en ningún otro lugar. Millares de personas van a otros lugares, a famosos santuarios y a S. Pedro, pero yo, por orden de Dios, vengo aquí" (Carta de Dios del 3 mayo 2003).

"El Obispo está todavía en la sombra, pero todos saben que ha sido ordenado por Dios, porque lo ha merecido. También vosotros sois conocidos y amados en todo el mundo; no os ama el que está preso de los celos y de la envidia.

Hay grupos dedicados a la Madre de la Eucaristía en América, en Canadá, en Australia, en España y en muchas otras naciones" (Carta de Dios del 4 de mayo 2003).

"Vuestro Obispo poco a poco será conocido por todos, en todo el mundo. Algún cardenal ha comenzado ya a escribir cartas de solidaridad llamándolo: "Excelencia Reverendísima"; no como ha hecho el señor Ruini que se ha dirigido al "Señor Claudio Gatti". El señor Ruini no ha entendido nada y continúa sin entender nada. El desmoronamiento de la situación está ocurriendo también por las oraciones que habéis hecho por vuestro Obispo.

Os daréis cuenta que poco a poco también los obispos y cardenales entenderán finalmente donde está la verdad; esto os tendría que alegrar" (Carta de Dios del 10 de mayo 2003).

"La solidaridad de los sacerdotes, de los obispos y de los cardenales se está ensanchando como una mancha de aceite. Aparte de escribir, hablan también con otros; algunos de estos escuchan y otros lo rechazan. Lo que Dios ha obrado en el lugar taumatúrgico hace discutir a los eclesiásticos entre ellos" (Carta de Dios del11 de mayo 2003).

"El anuncio más hermoso que deseo daros es que las parroquias continúan haciendo adoración eucarística, continúan orando delante de Jesús Eucaristía, y esto Dios os lo atribuye a vosotros. Desde este lugar taumatúrgico, gracias a vosotros, parte todo lo que hacen ahora los sacerdotes y los obispos. Yo, en nombre de Dios, os doy gracias por lo que hacéis" (Carta de Dios del 22 de mayo 2003).

"Los pequeños y grandes hombres de la Iglesia, toman conceptos y reflexiones de las cartas de Dios, que después predican a los otros. También las homilías del Obispo y sus catequesis son tomadas por los sacerdotes, por los obispos y los cardenales que las hacen suyas. Esto quiere decir que leen, siguen y cuentan a las personas lo que yo digo y lo que vuestro Obispo dice". (Carta de Dios del 24 de mayo 2003).

"Todos conocen a la Madre de la Eucaristía, todos conocen al Obispo ordenado por Dios, Mons. Claudio Gatti, y a la vidente Marisa Rossi. El que calla o dice que no cree, se comporta así solamente por celos. Ahora las calumnias y las difamaciones en lo referente a mis dos hijitos están disminuyendo. Los que han leído en Internet toda vuestra historia están creyendo. Alguno ha dicho incluso: 'Entre el superior y el inferior el que tiene la razón, sobre todo, es el inferior' ". (Carta De Dios del 29 de mayo 2003).

El 1º de mayo Nuestra Señora había expresado el deseo de que "el Obispo nos lea la parte de la Encíclica que trata de la relación entre la Eucaristía y María".

Algunos días antes de la publicación de la Encíclica "Ecclesia de Eucharistia", en una aparición reservada al Obispo y a la vidente, la Madre de la Eucaristía había preanunciado a sus dos queridos hijitos que los redactores de la Encíclica habían extraído a manos llenas de las cartas de Dios, de las homilías y de las catequesis del Obispo, sobretodo al escribir el sexto capítulo, el punto que Don Claudio ha comentado por deseo de Nuestra Señora.

En el sexto capítulo, titulado "En la escuela de María, mujer eucarística", hay muchas afirmaciones que repiten cuanto la Madre de la Eucaristía nos ha dicho en las cartas de Dios.

Los eclesiásticos, enemigos de Dios, que han intentado abolir la Eucaristía, han combatido ferozmente con calumnias y malignidad también el título de "Madre de la Eucaristía". También en este caso, el Obispo y Marisa, sostenidos por el poder de Dios, han perturbado estas tentativas diabólicas, tanto que el título de "Madre de la Eucaristía" se ha difundido como mancha de aceite y hoy es conocido en todo el mundo. Además de los católicos, también los protestantes, los ortodoxos y además los musulmanes y los miembros de otras religiones hablan con interés y respeto de este título. "A vosotros os parece que permanecéis en el silencio y en el ocultamiento, sin embargo Jesús Eucaristía y la Madre de la Eucaristía continúan triunfando. Los que han dudado siempre, por no decir otra cosa, de todo lo que ha ocurrido en el lugar taumatúrgico, hoy hablan de Jesús Eucaristía y de la Madre de la Eucaristía. Parece que todo lo que ocurre en el lugar taumatúrgico permanezca escondido, sin embargo en todo el mundo, hoy más que nunca, se habla de la Madre de la Eucaristía; hablan también los que han calumniado y difamado" (Carta de Dios del 3 de mayo 2003)

Los que han combatido este título, se han encontrado desplazados e impotentes frente a esta difusión mundial, y se han comportado con un cómodo revés de chaqueta: de feroces opositores a falsos defensores. Por tanto han tratado de copiar los conceptos y las enseñanzas originales de las cartas de Dios, traídas por la Madre de la Eucaristía, con la intención de camuflar lo más posible su plagio para no confirmar abiertamente la veracidad y la autenticidad de todo lo que ha ocurrido en el lugar taumatúrgico.

De hecho la expresión "mujer eucarística" refleja el título con el que Nuestra Señora se aparece a Marisa desde hace muchos años: "Madre de la Eucaristía". La palabra "mujer" es un término genérico con el cual se indica una multiplicidad de personas: es mujer una niña, una madre, una esposa… Tal expresión, referida a María, ha sido usada por Cristo mismo: "Viendo Jesús a su madre y junto a ella al discípulo que amaba, dijo: "¡Mujer, ahí tienes a tu hijo!". Después dijo al discípulo: "¡Eh ahí a tu Madre!"" (Jn. 19, 26-27). El significado exacto de la palabra "mujer" puede ser aclarado sólo en el contexto en el que se usa y en el citado caso, "mujer" significa Madre, porque la relación entre Juan que es el hijo y la mujer que es la Madre es evidente.

También en el sexto capítulo de la Encíclica, se habla de María como primer tabernáculo viviente, porque en ella estaba presente Cristo. La imagen de María, tabernáculo viviente, fue presentada por nuestro Obispo hace varios años, comentando el segundo misterio de gozo. La Encíclica prosigue: "En cierto sentido, María ha practicado su fe eucarística antes incluso de que ésta fuera instituida, por el hecho mismo de haber ofrecido su seno virginal para la encarnación del Verbo de Dios. (…)María concibió en la anunciación al Hijo divino, incluso en la realidad física de su cuerpo y su sangre, anticipando en sí lo que en cierta medida se realiza sacramentalmente en todo creyente que recibe, en las especies del pan y del vino, el cuerpo y la sangre del Señor (55).

"Así como Iglesia y Eucaristía son un binomio inseparable, lo mismo se puede decir del binomio María y Eucaristía" (57).

Cada concepto expresado en este capítulo evidencia por tanto, que María es Madre de la Eucaristía y el término usado de "mujer" en su lugar es, precisamente, una escapatoria para no decir "madre".

Otro aspecto todavía más importante es la afirmación: "María está presente con la Iglesia, y como Madre de la Iglesia, en todas nuestras celebraciones eucarísticas" (57). Esta verdad no está presente en las Sagradas Escrituras y ni siquiera en las revelaciones aprobadas ya por la autoridad eclesiástica. Por otra parte, ya que es una realidad sobrenatural, no puede ser afirmada por ningún razonamiento teológico. Por lo tanto es un evidente plagio, en parte erróneo, de las enseñanzas de la Madre de la Eucaristía. "Dicen también que Nuestra Señora está al lado de cada sacerdote que celebra la Eucaristía; sin embargo esto es un don que Dios ha hecho a vuestro Obispo, también gracias a vuestras oraciones" (Carta de Dios del 3 de mayo 2003).

Los autores de la Encíclica se han apropiado el derecho de interpretar los mensajes de la Madre de la Eucaristía, facultad que, sin embargo, por deseo de Dios, ha sido dado sólo a nuestro Obispo y se han querido apropiar de un don que por ahora Dios ha dado sólo a S.E. Mons. Claudio Gatti.

La Encíclica "Ecclesia de Eucharistia" es otro signo evidente de la victoria de Jesús Eucaristía y de la Madre de la Eucaristía. Sabemos que un futuro Papa aclarará los conceptos presentes en esta Encíclica y hará amar a Nuestra Señora con el título de "Madre de la Eucaristía". Por otra parte también el gran S. José será conocido y amado como "Custodio de la Eucaristía". Este gran santo, que vivió en el silencio y en el ocultamiento, ha amado y defendido a Jesús, verdadero Dios y verdadero Hombre y, después de María, tiene que tener un lugar importante en la Iglesia.

Nuestra Señora ha practicado con nosotros el doble papel de madre y maestra. Como madre no ha dejado que nunca nos faltara su amor y como maestra no ha ahorrado las reprimendas maternales, cuando algún miembro de la comunidad no se ha comportado bien: "No es bonito que en una comunidad que ha crecido muy bien, haya personas que no se hablen ni se saluden. Hay algo que no funciona en el grupo, por fortuna se refiere a pocas personas" (Carta de Dios del 8 de mayo 2003).

"Todavía hay alguno que no sabe amar y piensa sólo en la parte externa de la vida, pero interiormente tiene un vació total. Lástima, porque sois un bonito grupo, paro hay cuatro personas que no se comportan bien y no saben amar.

No vayáis a tomar a mi Hijo Jesús, no recibáis a Jesús en vuestro corazón, si no amáis a las personas". (Carta de Dios del 15 de mayo 2003).

Come hemos hecho siempre, también este año, hemos celebrado la fiesta de las almas consagradas con ocasión del aniversario de la profesión de los votos de Marisa.

Marisa no ha celebrado nunca este aniversario en buenas condiciones de salud y este año lo ha vivido en cama, a causa de grandes problemas y fuertes dolores; no estaba en condiciones de bajar a la Basílica, pero Jesús le ha concedido estar presente en bilocación durante la S. Misa, celebrada por el Obispo. Ha comulgado, junto a Nuestra Señora, con la Eucaristía consagrada de Don Claudio y transportada por un ángel.

Jesús ha felicitado a la víctima de la Eucaristía: "Mi dilecta esposa, tu Jesús te ama y te ha amado siempre. Yo quiero que tú me seas siempre fiel. Ofrece tu sufrimiento por las personas que tu sabes" (Carta de Dios del 13 de mayo 2003).

Puesto que las condiciones de salud de Marisa continuaban siendo críticas, en la vigilia de la fiesta de las almas consagradas, la Madre ha prometido a la hija: "Mañana haremos de todo para hacer que estés en medio de los otros. Pero, aunque los dolores, al menos aquellos fuertes no los tendrás, los otros permanecerán". (Carta de Dios del 17 de mayo 2003).

El domingo 18 de mayo la basílica estaba llena de personas, algunas de las cuales venidas en representación de grupos "Madre de la Eucaristía", esparcidos a lo largo de la península. Cuando Marisa, transportada en una silla de ruedas, entró en la iglesia, blanca de cara, jadeante y probada por el sufrimiento, los presentes que estaban cantando el Magnificat han enmudecido y muchos han llorado al ver en que condiciones estaba la vidente. Con el ánimo del Obispo se ha reemprendido el canto, al término del cual ha aparecido Jesús con Nuestra Señora a un lado y San José al otro, rodeado por los ángeles y los santos. Jesús se ha dirigido a su dilecta esposa, evidenciando las dos características principales de su vida: el amor y el sufrimiento.

El Obispo nos ha confiando que muchas veces se ha quedado sobrecogido asistiendo a Marisa, mientras padecía la pasión. Creemos en su palabra, porque la Madre de la Eucaristía ha hablado muchas veces de este terrible sufrimiento.

"Creedme, los padecimientos de Marisella son tremendos, aunque ella no dice nada y a veces cuenta alguna santa mentira para esconder la fiebre y los dolores que son bastante fuertes y difícilmente soportables" (Carta de Dios del 13 de mayo 2003).

"Nadie ha padecido un sufrimiento tan grande como vuestra hermana, ni siquiera los santos que están en el Paraíso" (Carta de Dios del 24 mayo 2003).

Desde hace bastante tiempo, pues, que Marisa continua padeciendo los sufrimientos naturales y sobrenaturales incluso cuando está en éxtasis: "Hace años, cuando daba las cartas de Dios, los dolores de vuestra hermana desaparecían y ella estaba bien, ahora Dios, sin embargo, permite que los dolores continúen incluso durante la aparición, para que sean ayudados todos los hombres que tienen necesidad y sobretodo los enfermos de espíritu y de cuerpo" (Carta de Dios del 25 de mayo 2003).

Hablando de Marisa, muchas veces hemos usado la expresión "vidente": ahora veamos quien es, según Dios, el vidente.

Nuestra Señora ha precisado que el vidente "no tiene que enriquecerse ni convertirse en estrella" (Carta de Dios del 8 de mayo 2003) sino que "tiene que sufrir y amar a los otros, porque el don que Dios le ha dado no es para sí, sino para los otros" (Carta de Dios del 31 de mayo 2003)

Hoy las apariciones se han terminado en todas partes, y Nuestra Señora, como ella misma lo ha repetido más veces, se aparece sólo a Marisa Rossi.

Ciertamente esta afirmación desencadenará muchas polémicas, pero el amor a la verdad nos empuja a hacer conocer todo lo que Dios nos comunica.

Marisa ha querido dejar a los hermanos y a las hermanas de la comunidad el testamento espiritual que ha redactado durante una aparición.

Hemos ya escrito que el Señor ha concedido a Marisa vivir varias veces la misma extraordinaria experiencia de S. Pablo: ser llevada al Paraíso.

El 25 de mayo, durante la aparición, Nuestra Señora ha conducido al Paraíso a su hija, que, a causa de los fuertes dolores, estaba desvanecida.

En aquella aparición la Madre de la Eucaristía ha hablado del testamento espiritual que Jesús dejó a sus discípulos. Helo aquí: "Amaos los unos a los otros, no juzguéis, no miréis la paja en el ojo de vuestros hermanos cuando vosotros tenéis una viga".

Marisa ha hecho suyo el testamento espiritual de Jesús y ha dicho: "Mi testamento es breve y sencillo, pero muy grande: amor hacia todos, el amor que os acompañará hasta el Paraíso; la fe y la esperanza acabarán, el amor hacia todos permanecerá.

En el Paraíso estoy muy bien y me es difícil volver a la Tierra, pero Dios quiere que esté todavía un poquito con vosotros. Yo os amo a todos, mis queridos hermanos. Pensad en el Paraíso; es hermosísimo y allí todos se aman, gozan, cantan, recitan salmos y ven a Dios. Me gustaría mucho que no sufrieseis en la Tierra. Cuando partiré de la Tierra no tenéis que sufrir, sino decir: "Bendita ella, ahora se ha ido a gozar". Por lo demás Nuestra Señora y Jesús muchas veces me han dicho que me harán feliz solo en el Paraíso. No puedo soportar más los tormentos, antes era más fuerte, más buena, escondía mejor el dolor, nadie se daba cuenta que sufría. Ahora el físico está muy probado y espero que mi partida esté cercana porque, finalmente, como Jesús ha dicho, gozaré en el Paraíso. Pero no me siento digna del Paraíso, no estoy preparada. Por esto permanezco todavía un poco con vosotros, porque no estoy preparada y tengo que sufrir, sufrir, sufrir mucho, antes de subir al Paraíso.

Hablad del Paraíso, hablad de ello incluso con los enfermos y veréis que les daréis mucha alegría".

Iniciado el último mes del año social, Don Claudio y Marisa estaban particularmente probados. Las fatigas y los sufrimientos de un duro año habían dejado en ellos signos visibles, pero estaban felices porque a causa de éstos "en el mundo se habían convertido muchas personas" (Carta de Dios del 1º de junio 2003). Jesús nos ha recordado que había continuado mandando a Marisa en bilocación a cualquier parte que hubiese necesidad y nos ha revelado que, además de Nuestra Señora, también los apóstoles habían tenido el don de la bilocación. Por otra parte ha subrayado que S. Pablo y Don Claudio habían sido ordenados Obispos por Dios y este don hecho a los dos es a beneficio de la Iglesia. (Carta de Dios del 5 de junio 2003).

El 8 de junio, fiesta de Pentecostés, ha habido una teofanía trinitaria. Las Tres Personas Divinas se han manifestado a Marisa bajo la apariencia de Jesús. Ha hablado Dios Espíritu Santo que ha dicho: "Amad al Espíritu Santo. Si todos comprendieran la importancia de amar al Espíritu Santo y de invocarlo cada día, todo sería más hermoso y más fácil" (Carta de Dios del 8 de junio 2003).

Jesús ha querido remarcar que el lugar donde han ocurrido tantos milagros eucarísticos, donde se han verificado tantas teofanías trinitarias y donde continua apareciendo la Madre de la Eucaristía es "taumatúrgico y santo". Ha añadido que "algunos extranjeros cuando han venido aquí, se han quitado los zapatos y un sacerdote, cuando ha entrado en la habitación de la vidente ha besado también el suelo" (Carta de Dios del 12 de junio 2003).

Queremos recordar que Dios mismo ha ordenado a Moisés que se quitara las sandalias "porque el suelo donde estás es santo" (Ex. 3, 5) y que desde que los últimos papas han vuelto a empezar a viajar por el mundo, besan de rodillas la tierra donde llegan en visita apostólica.

Jesús nos ha querido hacer saber también que "cuando vuestro Obispo celebra la S. Misa y cuando la vidente vive la pasión sobrevienen muchas gracias en el mundo" (Carta de Dios del 12 de junio 2003). También en la misma aparición, el Señor ha insistido en la importancia de participar en los encuentros bíblicos para conocer bien la palabra de Dios y no encontrarse en las condiciones de ciertos sacerdotes que, interviniendo en transmisiones televisivas, como "Miracoli", no han tenido el valor de reprender y corregir a los que habían dicho insensateces sobre argumentos de contenido religioso.

El 14 de junio un nuevo corderito ha entrado en el rebaño del Señor. La pequeña Sara, hija de dos jóvenes de la comunidad, ha recibido el bautismo por mano del tío Obispo y ha tenido una madrina como la tía Marisa.

Antes de la S. Misa ha aparecido Jesús para bendecir y felicitar a la pequeñina, a los padres, al hermanito, a la madrina y al padrino y a todos los parientes, amigos y miembros de la comunidad. El Señor ha invitado a los presentes a orar "para que esta criatura sea siempre buena y querida por todos. Es una niña dulcísima y tiene que continuar siéndolo" (Carta de Dios del 14 de junio 2003).

Antes de que empezase la ceremonia del S. Bautismo, Jesús ha dado a Marisa, la S. Comunión para permitirle que estuviera presente, porque a causa de los fortísimos dolores, no estaba en condiciones de levantarse de la cama.

Al término del S. Bautismo, la Madre de la Eucaristía ha cogido a la niña en brazos y la ha levantado hacia Dios, como hizo con el pequeño Jesús, después de su nacimiento.

El domingo, 15 de junio, Jesús nos ha hecho saber que "gracias a los dolores y a los sufrimientos de Marisella y a vuestras oraciones se han convertido otras cincuenta personas entre sacerdotes y hermanas, aunque desgraciadamente, no son de Roma. Para todos Nosotros los del Paraíso ésta es una gran alegría que también vosotros tenéis que sentir, porque los sacerdotes y las hermanos son los que más dejan que desear" (Carta de Dios del 15 de junio 2003)

Los espías que, están prontos a referir al Vicariato y al Vaticano lo que ocurre en el lugar taumatúrgico, modificándolo a su propio gusto, no han cesado nunca de desempeñar su mísero oficio. Marisa los ha visto en bilocación cada vez que han venido y se esconden dentro de los automóviles o detrás de los matorrales.

La vidente, por orden de Nuestra Señora, refería sólo al Obispo quiénes eran o lo que tramaban. El Señor varias veces los ha desenmascarado como hizo el 15 de junio: "Muchas veces he dicho que hay personas que vienen para oír y grabar, pero no entran, porque tienen miedo. Entrad, adelante, escuchad lo que Yo, la Madre de la Eucaristía y el Obispo decimos y contad la verdad. No continuéis comportándoos como ladrones que se esconden, sed transparentes como lo son el Obispo, la vidente y todas las almas que vienen aquí a orar. El que tiene miedo y se esconde no tiene limpia la conciencia". (Carta de Dios del 15 de junio 2003).

Pero también estas invitaciones del Señor han caído en el vacío y no han sido acogidas por el corazón orgulloso y duro de aquellas personas que, antes de transformarse en espías, traidores y calumniadores, han sido miembros de nuestra comunidad, de la cual se han alejado, después de haber sembrado cizaña y tratado de conquistar posiciones de prestigio y mando.

El Obispo, que, como el buen pastor, vigila su rebaño ha extirpado enseguida la cizaña y recordado a aquellas presuntuosas personas que: "Uno sólo es vuestro maestro, y todos vosotros sois hermanos. El más grande entre vosotros sea vuestro siervo; el que se ensalce será humillado y el que se humille será ensalzado" (Mt. 23, 8; 11)

A los que han sugerido al Obispo que mande algunos de nuestros jóvenes, enrolados en al Policía, allí donde se esconden los espías para sorprenderlos, Don Claudio ha respondido: "¿Para qué? Demos a aquellos desventurados la posibilidad de escuchar todo lo que dicen Jesús y la Madre de la Eucaristía y esperemos que antes o después sus corazones se conviertan".

Desde hace varios meses el doctor Cosmo Gaetano Sallustio Salvemini, tiene en el periódico "L'attualità", del que es director, una columna titulada "Perlas de la Madre de la Eucaristía", en la que nuestros jóvenes cuentan la historia, publican la catequesis bíblica del Obispo, con el objeto de hacer conocer a Jesús Palabra y Jesús Eucaristía.

El 18 de junio Alessandro, uno de nuestros jóvenes, se presentó en la sede del periódico, situado en via P.L. Guerra 8/c para entregar el artículo que tenía que publicar y el director le ha contado un desagradable episodio, ocurrido algunos días antes.

Un sacerdote, cualificándose como colaborador del doctor Joaquín Navarro-Valls, director de la Sala de Prensa de la Santa Sede, ha pedido, en nombre de su superior, al señor Salvemini que ya no publique más en su periódico nuestros artículos, ya que no tenían la aprobación del Vaticano. Tal sacerdote ha acusado al director del periódico de no haber verificado la fuente de sus informaciones y de no haber efectuado los necesarios controles referentes a nuestra asociación. El señor Salvemini ha respondido al colaborado de Navarro-Valls que no había encontrado en nuestros artículos nada contra la doctrina de la Iglesia y que, antes bien, los encontraba ricos de enseñanzas. Por otra parte había visto en los miembros de la asociación, con los que había tenido ocasión de hablar, mucho equilibrio y ningún fanatismo. El director ha manifestado al sacerdote toda su decepción, por lo que estaba maravillado de que un hombre de Iglesia no se alegrase de una publicación semejante que empujaba hacia el amor de Dios y al conocimiento del S. Evangelio. Por otra parte ha precisado que en tantos años de carrera, nadie nunca le había empujado a censurar un artículo, que la información es libre, y que el Vaticano no puede y no tiene que tener ningún medio de control sobre un periódico que es libre e independiente, desde el momento en que subsiste con el dinero de sus abonados.

El 20 de junio se ha recordado de manera sencilla y modesta la ordenación episcopal de Don Claudio, hecha por Dios; la fiesta externa ha sido aplazada al 29 de junio, para dar a todos la posibilidad de participar. Ha aparecido la Madre de la Eucaristía que ha dicho: "Hoy he venido sobretodo por vuestro Obispo. El 20 de junio de 1999 Dios ha dicho: "Te ordeno Obispo". Esta fiesta es muy amarga y bastante sufrida por él y por todos vosotros. Vosotros esperáis la victoria: la espiritual ya ha ocurrido, ahora tenéis que esperar que todo explote con Dios, con el Para y con los sacerdotes. Orad, para que todo ocurra pronto" (Carta de Dios del 20 de junio 2003).

El 21 de junio la comunidad ha hecho el retiro espiritual con la modalidad indicada por Jesús: "El primer encuentro abierto a todos los jóvenes, incluso para aquellos que no llevan las camisolas blancas; el segundo abierto a todos: jóvenes y adultos". (Carta de Dios del 7 de junio 2003)-

Por la mañana el Obispo ha guiado a los jóvenes en el modo de hacer una revisión de su vida, profunda y detallada, para que cada uno se diese cuenta que grado de santidad había alcanzado. Todos los hombres están llamados a alcanzar la perfección, como ha dicho Jesús: "Vosotros, por tanto, sed perfectos como vuestro Padre Celestial es perfecto" (Mt 5, 48)

Por la tarde Don Claudio ha comentado a todos los presentes: jóvenes y adultos, el primer capítulo de la carta de S. Pablo a los Filipenses. Ha sido fácil notar la analogía y la semejanza entre las dos comunidades: la de Filipo, fundada por Pablo y la de Roma, fundada por Claudio. El sentimiento de ternura que sentía Pablo hacía los Filipenses es el mismo que siente Claudio hacia nosotros.

La Madre de la Eucaristía ha aparecido al término del retiro para animarnos: "a comprender y a vivir la carta de S. Pablo. Vuestro Obispo la explica tan bien que no tenéis nunca nada que preguntar. Cuando dice: "¿Tenéis algo que preguntar?", también yo, como vosotros, diría: "Lo has dicho todo tu". Agradeced a vuestro Obispo por esta capacidad suya de dar y de hacer conocer lo mejor de S. Pablo" (Carta de Dios del 21 de junio 2003).

Desde hace tiempo Marisa ha empezado a vivir la pasión diariamente, sobretodo por la noche. Ha tratado cuidadosamente de escondernos estos atroces sufrimientos, pero Nuestra Señora nos ha recordado que "su sufrimiento es muy grande y muy fuerte" (Carta de Dios del 21 de junio 2003). En la fiesta del Corpus Domini hemos hecho una solemne procesión eucarística. El día anterior habíamos limpiado y adornado el jardín y dispuesto flores y plantas a lo largo del recorrido de la procesión para manifestar concretamente a Jesús nuestra fe en su real presencia eucarística.

Cuando Jesús ha aparecido ha dicho: "La fiesta del Corpus Domini es grande en todo el mundo, aunque no todos comprenden que es necesario amar y hacer triunfar a Jesús Eucaristía. Vosotros, en cambio, estáis siempre dispuestos a festejar a Jesús Eucaristía tanto con lluvia como con el sol al rojo vivo" (Carta de Dios del 22 de junio 2003).

También el día de la fiesta del Corpus Domini nuestro Obispo ha administrado el sacramento de la Confirmación a Alessandra, la joven mamá de la pequeña Elisa, una niña probada en la salud y particularmente amada por toda la comunidad.

En los últimos meses Nuestra Señora ha anunciado varias veces que la abuela Yolanda se estaba apagando lentamente y que, a su muerte, iría inmediatamente al Paraíso porque "siempre había amado y sufrido mucho"

El 26 de junio Jesús ha vuelto a hablar de la abuela Yolanda: "Marisella, tu madre se está apagando, pero le hemos dado todavía la posibilidad de que abra los ojos, de mirarte y de sonreírte; esto te tiene que dar alegría. La alegría más grande será cuando llegue delante de Dios Padre y tu la veas inmediatamente hermosa, joven y radiante, mientras camina junto a los otros santos. Sé que a veces coge por sorpresa el ansia y el deseo de llorar, porque el alejamiento humano produce dolor. También yo he llorado cuando ha muerto mi padre, he sufrido por el alejamiento humano, pero luego, enseguida he gozado porque iba a gozar de Dios. Cuando ha muerto mi Madre, Yo ya estaba en el Paraíso, donde la hemos llevado enseguida con nosotros. Así será para tu madre; cuando Dios decida el día vendrán los ángeles y los santos a llevársela". Después Nuestra Señora nos ha hecho comprender que también la partida de la vidente para el Cielo se estaba acercando: "Marisella, lo has dado todo y más de esto no puedes dar, tu vida se está apagando". Al final la Madre ha mostrado preocupación y solicitud por el Obispo: "Ayudad a vuestro Obispo y orad por él: está muy cansado y agotado pero, como veis, nunca dice que no. Cuando se le llama, él acude, casi arrastrando los pies, va a quien le necesita y le lleva la sonrisa y la alegría" (Carta de Dios del 26 de junio 2003).

El 27 de junio Jesús ha manifestado el deseo de celebrar la fiesta de la Madre de la Eucaristía el 24 de octubre, coincidiendo con el décimo aniversario de las apariciones marianas, abiertas a todos, pero ha añadido: "De todos modos no quiero arruinar vuestros planes, haced como creáis. Excelencia, plena libertad y mucho amor, como demuestras siempre a las almas" (Carta de Dios del 27 de junio 2003).

El deseo de Jesús ha sonado para nosotros como una orden y hemos decidido inmediatamente hacerlo como nos lo había pedido.

El 29 de junio, fiesta de los Santos Pedro y Pablo, festejamos el aniversario de la ordenación episcopal de Don Claudio e hicimos la clausura del año social 2002-2003. Para la ocasión se unieron a nosotros para celebrar el doble acontecimiento personas venidas de España y de otras regiones de Italia.

Fue llevada solemnemente en procesión la reliquia de Nuestra Señora, la única verdadera que existe en todo el mundo. Marisa sostenía el relicario que custodia los cabellos de Nuestra Señora y el Obispo, revestido con los hábitos pontificales, cerraba la procesión. La basílica estaba llena de personas que participaron en la Santa Misa con fe y amor. Al término de la S. Misa hubo el beso de Nuestra Señora: el Obispo apoyó sobre la frente de cada presente la preciosa reliquia. A pesar del calor, el cansancio y la precariedad de la salud, este año Don Claudio y Marisa decidieron quedarse en Roma para permanecer junto a la abuela Yolanda que, como ha dicho más veces Nuestra Señora, se estaba apagando lentamente.

El 7 de julio, por primera vez, después de muchos años, el Obispo ha celebrado en Roma su onomástica. Para la ocasión todos los jóvenes se han reunido en torno al padre y pastor para renovarle su afecto. Muy agradecidos al Obispo, han aparecido para felicitarlo de parte del Cielo, la Madre Celeste y S. Claudio, protector del Obispo, se han aparecido para manifestarle el amor y el respeto que nutren hacia él. S. Claudio, obispo y mártir, ha dicho al Obispo Claudio: "Ánimo no te tienes que parar, hay todavía mucho que hacer. Sigue adelante con los que te estiman y aman. Jesús ha sido calumniado y condenado, yo he sido calumniado y combatido, tú recorres nuestro mismo camino, el que Dios reserva a los que ama profundamente. Tú también eres calumniado y difamado, pero la situación está cambiando lentamente. Muchas personas que te han hostigado, hoy en silencio y en el ocultamiento te estiman y oran por ti. Querido Obispo Claudio, tu eres mi hermano hasta el fondo" (Carta de Dios del 7 de julio 2003).

Por fin la Madre ha dirigido a su hijo predilecto palabras de ánimo: "Mi querido Obispo, ánimo, adelante, adelante, sé fuerte y valeroso. Ayuda a estos jóvenes que ya son grandes". (Carta de Dios del 7 de julio 2003).

La Madre de la Eucaristía ha invitado a nuestro Obispo a bendecirla, a S. Claudio y a todos los presentes "sin timidez".

Desgraciadamente el calor húmedo y bochornoso ha hecho empeorar las condiciones de salud de Marisa, hasta el punto que ha tenido frecuentes colapsos.

Jesús y Nuestra Señora han intervenido y han ordenado al Obispo y a la vidente que partieran tranquilamente para el mar para practicar aquellos ejercicios indispensables para dar fuerza y tono a los músculos de Marisa, debilitados y probados por una larga inmovilidad.

La Madre de la Eucaristía ha prometido a su hija que, de todos modos, estaría al lado de su madre en el momento de su partida de la tierra.

El 10 de julio, acompañados por algunos jóvenes, Don Claudio y Marisa han partido para el mar y han llegado a Tortoreto, hospedados en un acogedor y pequeño alojamiento, capaz de garantizar silencio y tranquilidad.

Durante unos 15 días el Obispo y la vidente, siempre acompañados por uno o dos miembros de la comunidad, se iban por la mañana y por la tarde al mar, donde, apenas sumergidos, empezaban a orar y a cantar himnos religiosos. A menudo Nuestra Señora se unía a su oración, al término de la cual hablaba a sus dos hijos para informarles de la situación de la Iglesia y de la comunidad, para animarlos a proseguir su camino indicado por el Señor y para hablar del futuro del Obispo ordenado por Dios, que al principio será duro y doloroso y después luminoso y glorioso.

Ya que el futuro de nuestro Obispo coincide con el renacimiento de la Iglesia, Marisa, sufría desde hacía muchos meses y casi cotidianamente los dolores atroces de la pasión también por la conversión de los sacerdotes, de los obispos y de los cardenales; en Tortoreto la ha vivido incluso dentro del mar.

Satanás ha hecho sentir su diabólica presencia y ha aprovechado la ausencia del Obispo para vapulear y atormentar a Marisa.

El 21 de julio los jóvenes han acudido junto a Don Claudio y Marisa para festejar el 65º cumpleaños del Obispo y el 32º aniversario de la llamada y de la misión del Obispo y de la vidente. A esta importante fiesta no podía faltar la Madre Celeste. Durante una aparición extraordinaria, la Made de la Eucaristía ha dado las gracias a sus dos hijitos por cuanto habían hecho por la Iglesia, ha dirigido sus afectuosas felicitaciones por los 32 años vividos en el sufrimiento y en el total abandono a Dios y ha asegurado que al final Dios triunfará y ellos triunfarán con Dios. En la misma circunstancia el Obispo ha confiado a los jóvenes uno de los motivos por el cual, a diferencia de cuanto ocurría antes, ahora Marisa sufre mientas está en éxtasis y habla con Jesús y María. Desgraciadamente desde hace tiempo Marisa durante las apariciones ve la situación espiritual de los presentes, y es suficiente que uno solo esté en pecado mortal, que haya cometido sacrilegios al comulgar, sin estar en gracia, para que padezca sufrimientos morales, físicos y a veces también los dolores de la pasión.

Estos pecados provocan duros golpes y profundas heridas también al Obispo que está particularmente probado, mientas celebra la S. Misa.

El Obispo y Marisa han anticipado el regreso a Roma, porque últimamente la abuela Yolanda se había agravado.

El Obispo ha comparado el mes de agosto a un cáliz, donde han confluido las gotas del sufrimiento que se ha presentado bajo múltiples aspectos. El cáliz ha resultado colmado hasta el borde y su contenido ha sido íntegramente bebido por Don Claudio y Marisa.

La enumeración de los sufrimientos padecidos por los dos hijitos de la Madre de la Eucaristía es muy larga por lo que se limitan a hablar sólo de la crisis de la comunidad que se ha manifestado de modo preocupante en los meses estivales.

Por la gracia de Dios, por el empeño del Obispo y los sufrimientos de Marisa, la crisis ha sido superada por la mayor parte de los miembros de la comunidad.

Solo algunas ramas que se habían secado se han alejado de la vid. Ninguno debe maravillarse, ni siquiera escandalizarse, si también en nuestra comunidad se han vivido momentos de crisis, de abandonos y traiciones: el Señor mismo ha enseñado que, junto al grano, crece la cizaña que será extirpada "al tiempo de la recolección".

La experiencia de los apóstoles y de los discípulos nos recuerdan la fragilidad humana y nuestras debilidades nos advierten de que sólo con la gracia de Dios podemos alcanzar el Paraíso. El mismo S. Pablo, como ha escrito en sus cartas, ha sufrido mucho a causa de algunos miembros de las comunidades fundadas por él (Cf. Iº, IIº, Cor., Gal., Col.)

Dios Padre ha intervenido para sacudir a la comunidad y orientarla sobre el camino de la verdadera conversión: "Cuando están ausentes el Obispo y la vidente os dejáis ir y no seguís adelante. Vosotros que habéis recibido mucho, todo de Mi, Dios Padre, ¿qué estáis haciendo?. ¿Por qué no camináis siempre adelante, dando un paso tras otro?

Mis dos hijitos, que han sido llamado por Mi, sufren a causa de todos, desde el Papa al más pequeños sacerdote. ¿Por qué el Papa no interviene? ¿Por qué no recibe a mi Obispo? No podéis comprender cuán grande es su sufrimiento, cuantas veces ha llorado por vosotros, porque os ama, como Yo os amo". (Carta de Dios del 2 de agosto 2003).

El 24 de agosto, la Madre de la Eucaristía ha intervenido una vez más con fuerza para ayudarnos a tomar una decisión definitiva: "El que no se sienta con ánimo de hacer este camino, el que no acepte lo que Dios ha dicho y lo que la Madre de la Eucaristía dice, que cambie de camino. Es hora de decidir. Excelencia Reverendísima, ahora basta: o fuera o dentro. Dios no quiere medias tintas. La tuya es una tarea difícil y no todos lo comprenderán. Poned una piedra sobre todo lo que ha ocurrido, lo ha dicho también Dios.

Pero la primera persona que no haga cuanto decimos, que no escuche a Dios, a la Madre de la Eucaristía y al Obispo que salga de la comunidad sin discusiones y se vaya a otra parte". (Carta de Dios del 24 de agosto 2003).

Una semana después, Nuestra Señora se nos ha dirigido de nuevo con igual determinación.

Nuestra Señora - Habéis crecido en edad, pero desde el punto de vista espiritual dejáis todavía que desear. Por otra parte, cada poco hay algo grave que no funciona, tanto entre los adultos como entre los jóvenes. Si Dios os ha elegido, tiene sus motivos. Haced un examen de conciencia y preguntaos: "¿Quién ha ayudado al Obispo y a su misión, que ha retrocedido, porque él estaba solo?". Mi Hijo Jesús hace tiempo dijo: "Sed los bastones para vuestro Obispo, sobre los cuales se pueda apoyar" y en cambio, creedme, mis queridos hijos, ninguno ha sido el bastón del Obispo. Está solo llevando adelante esta gran misión que no procede, porque no se puede avanzar solo. Cuando Jesús caminaba por el desierto, por Galilea, por Judea tenía siempre personas a su lado. Había quien lo amaba y quien no lo amaba y quien lo criticaba, pero no estaba solo. Lo estaba solamente cuando se retiraba a Getsemaní para orar, mientras los otros dormían.

Vuestro Obispo, no tiene sacerdotes a su lado, no tiene adultos, no tiene ni siquiera a vosotros jóvenes. ¿Queréis hacer hoy un pequeño paso y caminar poco a poco, como os dije ayer? Procurad que vuestro Obispo pueda contar al menos con alguno de vosotros, no digo con todos. Vosotros conocéis aquellos cuatro que han…

Marisa - No llores.

Nuestra Señora - Es muy grave lo que han hecho. No puede ser defendido quien ha sido peor que Judas. Él ha traicionado a Jesús sólo una vez y después se ha ahorcado, aquellos cuatro sin embargo, han traicionado a menudo a Jesús y están seguros que están en orden y de poderlo recibir. Cuantas veces os he dicho: "Recibid a mi Hijo en gracia. Si no estáis en gracia, cometéis sacrilegio". Cuando he dicho esto el que estaba en pecado mortal aún ha ido a recibir a mi Hijo Jesús. No cometáis sacrilegios. Quiero amor, como lo quiere mi Hijo Jesús. También vuestro Obispo quiere el amor y desea tener amigos a su lado, apóstoles. ¿Pero dónde están los apóstoles? Espiritualmente hablando habéis huido y lo habéis dejado solo, con la víctima al lado. ¿Es posible que sea tan difícil ayudar al Obispo, amarlo y estar a su lado?. Ánimo, mis queridos hijos. Si estoy aquí es porque os amo, de otro modo no habría venido. Cuando hayáis quitado la irascibilidad y la insinceridad, cuando os hayáis vuelvo sencillos como niños, entonces habréis crecido espiritualmente y caminaréis por el camino de la santidad. Desgraciadamente vivís en un mundo sucio, donde el hombre destruye al hombre, donde no existe el amor. Vosotros que habéis sido llamados y muy amados de Dios, más que ningún otro grupo, creced en la santidad y amaos en la santidad".(Carta de Dios del 31 de agosto 2003).

El 5 de agosto el Obispo y la vidente, aunque las condiciones de salud de la abuela Yolanda persistían preocupantes, han sido obligados por los médicos a partir hacia la montaña, porque el calor sofocante de Roma, que había llegado a niveles muy altos, causaba graves problemas físicos a Marisa. Durante el viaje, Marisa ha padecido los sufrimientos de la pasión de modo tan atroz que ha llegado exhausta a Frontignano.

Al día siguiente, fiesta de la Transfiguración del Señor, se celebraba el 25º aniversario de la muerte de Pablo VI. Antes de la S. Misa ha aparecido Nuestra Señora que tenía a su lado a Pablo VI y a Juan Pablo I.

Todos nosotros sabemos, del gran amor que nuestro Obispo tiene hacia Pablo VI, del que ha hablado a menudo, yendo contracorriente, con admiración y veneración.

El Papa del Concilio Vaticano II se ha dirigido al Obispo ordenado por Dios con respeto y gratitud: "Amo a S. E. Mons. Claudio Gatti, porque ha pronunciado muchas hermosas palabras refiriéndose a mi. Vosotros no sabéis cuantas personas me han calumniado y difamado y era Papa, pero desde que mi Obispo y vuestro ha empezado a hablar de mi, de todo lo que he sufrido y de todo el bien que he hecho, me consideran y me llaman el Papa gigante. Gracias, Excelencia, por todas las expresiones de estima que has tenido por mi" (Carta de Dios del 6 de agosto 2003).

El Señor una vez más se ha servido del Obispo ordenado por Él para hacer nacer en la Iglesia algo importante y hermoso: la toma de conciencia de la santidad y de la grandeza de Pablo VI. Marisa, durante la fiesta de la Transfiguración ha vivido de nuevo la experiencia de ser conducida al Paraíso, pero al día siguiente ha sufrido furiosos asaltos del demonio que ha dejado en su cuerpo rasguños y moratones provocados por los golpes.

El día 9, Jesús, después que Marisa hubiese sufrido la pasión durante toda la noche, ha dado un anuncio que ha dejado a los presentes estupefactos: "Marisella ya está instalada en el Paraíso".

La interesada nos ha confesado cándidamente no ser consciente de este don, entonces hemos preguntado al Obispo: "¿Cómo es posible que una persona viva una experiencia sobrenatural sin ser consciente?"

En síntesis, esta es la respuesta del Obispo: "El Señor puede dar a personas diferentes el mismo don o carisma que puede ser ejercido de manera diferente, como la bilocación. Diferentes personas tienen este carisma, algunas cuando lo ejercitan son conscientes de estar al mismo tiempo en dos lugares diferentes, otras en cambio no se dan cuenta de lo que obran por voluntad de Dios en el segundo lugar. Por lo tanto lo que obran en bilocación queda en su conciencia y aflorará en su mente o cuando, viviendo en la Tierra, tengan también el don de ver al Señor y a Nuestra Señora, o cuando, después de la muerte, estarán inmersos en la visión beatífica de Dios. Igualmente Marisa que es conciente cuando va en bilocación a cualquier lugar de la Tierra, no lo es en lo que se refiere a la actual permanencia en el Paraíso". Con ocasión de la fiesta de la Asunción de Jesús nos ha desvelado un particular de su vida: "También yo cuando hacía viajes largos aunque era joven me cansaba y cada poco me detenía. Una vez, dirigidos los ojos al cielo, dije: "Dios, haz que encuentre un bastón para apoyarme, porque estoy cansado" y delante de mis pies se ha posado un bastón: hermoso y rígido. Lo he recogido y me he apoyado en él para continuar el viaje con mis discípulos y, naturalmente, con mi Madre. Cuando vuestro Obispo dice que está cansado, lo está verdaderamente, pero no ha llegado para él tiempo de caminar con bastón. He hecho largos viajes de una parte a otra de Israel, he atravesado varias ciudades y a veces me he sentido cansado, porque, cuando llega el cansancio, la edad no cuenta. El mío era un cansancio moral, sabía al encuentro de lo que iba, cuanto tendría que sufrir y qué clase de muerte me estaba esperando. Apoyarme en el bastón que a mi, Jesús, Dios me había hecho encontrar, me aliviaba mucho. (Carta de Dios del 15 de agosto 2003).

Jesús y Nuestra Señora nos han invitado más de una vez a ser "los bastones que sostengan al Obispo con la oración y el sacrificio".

El 17 de agosto Nuestra Señora ha hablado una vez más del sufrimiento de su Hijo: "Estaba cansado a causa de todas las maledicencias y difamaciones que los hombres le dirigían. El miedo de los fariseos y de los sacerdotes los empujaba a escupir cuando pasaba mi Hijo Jesús". (Carta de Dios del 17 de agosto 2003).

Don Claudio y Marisa han compartido con Jesús también esta humillante experiencia. Algunas hermanas, que formaban parte de comunidades religiosas situadas al lado del lugar taumatúrgico, cuando veían al Obispo y a la vidente pasar en coche escupían en tierra a su paso en señal de desprecio.

Jesús y Nuestra Señora han hablado con frecuencia sobre los padecimientos de Marisa: "Las personas que sufren mi pasión son pocas y ninguna la sufre con la intensidad de vuestra hermana. Dios la ha elegido y le ha pedido muchísimo. Quizás un día comprenderéis hasta el fondo lo que quiere decir vivir cada día y cada noche la pasión que para ella continuará hasta la muerte". (Carta de Dios del 15 de agosto 2003). "Aunque sufra muchísimo, Marisa no ha cargado nunca su sufrimiento sobre los otros. Lo que me gusta de ti es que consigues sonreír y hacer bromas graciosas, incluso cuando sufres". (Carta de Dios del 17 de agosto 2003).

Marisa no se ha preocupado nunca de su sufrimiento, sino el del Obispo: "Ya me haces sufrir mucho a mi, ¿Por qué haces sufrir también al Obispo? Por enésima vez te recuerdo que en Lourdes has dicho que solo yo sufriría siempre, no el Obispo. Sin embargo sufre mucho también él". (Carta de Dios del 15 de agosto 2003).

Desde hace mucho tiempo Marisa está obligada a pasar sus jornadas en silla de ruedas, en el sofá o en la cama, pero esta inmovilidad no le impide ir en bilocación a todas las partes del mundo, incluso al Vaticano y al Vicariato, para desarrollar las misiones que Dios le confía.

Durante un cierto tiempo ha ido en bilocación con Juan Pablo II que la veía delante de sí, mientras le exponía lo que el Señor le había encargado que le dijera.

A veces el Señor la ha mandado en bilocación delante de algunos eclesiásticos sin que éstos la viesen.

A veces ha estado presente en los corrillos de los eclesiásticos para escuchar lo que decían y organizaban contra el Obispo ordenado por Dios, otras veces ha entrado en las casas de algunos obispos y cardenales para observar en qué descarado lujo y en qué desorden moral vivían.

Nuestra Señora ha recordado que también el obispo tiene el don de la bilocación: "En cada lugar que vamos está también Su Excelencia, pero él no me ve, por el momento". Don Claudio va en bilocación con Marisa donde quiere el Señor, pero no es conciente, como hemos ya explicado, de lo que hace. Lo será cuando, como le ha sido prometido, verá a Nuestra Señora.

El Obispo en bilocación bautiza, confiesa, bendice a los matrimonios, confirma, celebra la S. Misa y da la Eucaristía, conforta a los moribundos, distribuye comida y medicinas a los niños, a los ancianos, a los enfermos, a las madres, víctimas de las numerosas guerras que causan estragos en el planeta Tierra.

Pero ahora contamos el acontecimiento más importante ocurrido durante las vacaciones estivales.

Frontignano, el pueblo de montaña donde el Obispo y la vidente han transcurrido el mes de Agosto, dista pocos kilómetros de un lugar llamado Fuente S. Lorenzo. Aquí, en julio de 1971, ocurrieron las primeras apariciones de la Madre de la Eucaristía en presencia del entonces sacerdote Don Claudio. Esta localidad está situada en un gran valle, cuya parte más baja está junto a una fuente; desde aquí, subiendo, se llega al lugar lleno de recuerdos y muy querido por el Obispo y Marisa.

La primera vez que Don Claudio asistió a las apariciones fue con ocasión de un tiempo de oración, que había organizado para los jóvenes presentes en el campamento. Los sacerdotes, los colaboradores y los mismos muchachos no se habían presentado, la única en aceptar la invitación fue Marisa. En esta ocasión, mientras estaban orando juntos, Marisa entró en éxtasis, cayó de rodillas y comenzó a hablar con lo invisible.

Las apariciones de los primeros tiempos seguían una modalidad diferente de las actuales. Entonces todo lo que decía Nuestra Señora no era referido por la vidente, como ocurre ahora, pero podía ser comprendido por sus respuestas. El coloquio de la primera aparición a la que asistió Don Claudio está nítidamente presente en su mente; hacía referencia a la situación de la Iglesia. Don Claudio, puesto que aún no había llegado a la conclusión de que Marisa veía a Nuestra Señora, mientras escuchaba, se preguntaba: "¿Cómo puede esta persona conocer tan bien estos delicados problemas de la Iglesia de los cuales he sido puesto al corriente por el card. Ottaviani?".

De hecho durante un breve período, hasta que rechazó el ir a trabajar al Vaticano bajo la protección del poderoso cardenal del ex S. Oficio, Don Claudio había gozado de la estima y de la simpatía del susodicho cardenal que le había confiado muchos e importantes problemas de la Iglesia. Pero la sorpresa de Don Claudio llegó al máximo cuando oyó a Marisa repetir la oración que él había escrito con ocasión de su ordenación sacerdotal y que sólo él conocía

El coloquio entre Marisa y Nuestra Señora duró más de tres horas, durante las cuales el tiempo pareció detenerse y el cansancio desaparecer. Cuando terminó, Marisa salió del éxtasis y tranquilamente volvió a continuar el Rosario en el mismo punto donde había sido interrumpido. Aquella noche Don Claudio no pegó ojo, mil preguntas se agolpaban en su mente y a ninguna le encontró la única respuesta posible: "Marisa ve y habla con Nuestra Señora". El tipo de formación recibida y su mentalidad racional lo hacían particularmente crítico, sino desconfiado, hacia todo lo que podía tener un vínculo con lo sobrenatural.

No satisfecho de lo que había visto y oído, porque era prudente por naturaleza, pidió otros signos para confirmar el origen sobrenatural de las apariciones.

El primer signo lo pidió durante la celebración de la S. Misa: "Señor, si la persona con la cual ha dialogado Marisa es Nuestra Señora, tienes que convertir en veinticuatro horas a todos los muchachos presentes en el campamento, que están lejos de la vida cristiana". Durante la mañana todos los jóvenes, uno tras otro, pidieron a Don Claudio que los confesara. Lo que sorprendió al sacerdote fue que cada joven hizo la exposición de los pecados de manera precisa y lo impulsó a preguntarse muchas veces: "¿Cómo es posible que jóvenes que no han recibido ninguna formación religiosa, puedan ser tan precisos en la acusación de los pecados?".

La respuesta la obtuvo durante la comida, cuando públicamente agradecieron a Marisa no sólo porque los había ayudado singularmente a hacer el examen de conciencia, sino también porque había especificado a cada uno los pecados que tenían que confesarse. Por otra parte, para evitar toda duda, Don Claudio hizo al Señor una segunda petición: ser puesto al corriente de acontecimientos futuros que hacían referencia a la Iglesia. El Señor lo contentó una vez más y durante la aparición, por medio de Marisa, le hizo saber lo que le había pedido. Finalmente, ya que había sabido que Marisa entonces tenía los estigmas invisibles, como la Virgen y otros santos, pidió al Señor, siempre durante la S. Misa, que se abriesen bajo sus ojos. También esta petición fue satisfecha. De hecho en la misma S. Misa Don Claudio se dio cuenta que Marisa estaba sufriendo muchísimo y en el momento del intercambio de la paz vio que en las palmas de sus manos se habían abierto los estigmas, de los cuales surgían sangre y suero. En aquel punto el Obispo capituló y dijo su "Sí" al Señor que lo llamaba a llevar adelante en la Iglesia una importante misión. Junto a Marisa repetirá el "Sí" muchas otras veces. Así empezó su dura y larga misión tan agradable a Dios y combatida por los hombres.

El 16 de agosto del 2003, el Obispo y Marisa, empujados por un fuerte impulso interior, se acercaron a esta localidad, a pesar de que la carretera estaba en mal estado y por tanto era muy doloroso para Marisa el recorrerla en automóvil a causa de sus condiciones de salud. Pero apenas llegaron al trecho de carretera sin asfaltar, Marisa fue raptada en éxtasis y no sintió ninguna de las incomodidades que causaban los golpes y contragolpes del automóvil. La ayuda sobrenatural continuó e incluso cuando descendió del coche porque tuvo la posibilidad de caminar con sus propias piernas hasta el lugar donde apareció Nuestra Señora.

La Madre de la Eucaristía dio este inesperado anuncio: "En este lugar, un mañana, será colocada una piedra con el nombre de mis dos hijitos. Este lugar será santificado por Dios, se convertirá en un lugar taumatúrgico y estará abierto para las personas que querrán rezar" (Carta de Dios, 16 agosto 2003).

Esta nueva intervención de Dios ha traído a los corazones del Obispo y de Marisa una gran alegría, mucho valor y un empuje para seguir adelante, porque es una ulterior bendición y aprobación por parte del Señor a su misión, empezada justamente aquí hace 33 años.

"El lugar que Dios ha bendecido y hecho taumatúrgico es un don Suyo y vosotros sois los primeros en gozar de esta gracia Suya, no lo olvidéis. El que tiene hijos que les enseñe lo que Dios ha hecho" (Carta de Dios del 178 de agosto 2003).

Nuestra Señora ha anunciado que un mañana habrá una gran afluencia de peregrinos a la Fonte San Lorenzo y que por voluntad de Dios el lugar tiene que permanecer sencillo, sin iglesias ni basílicas, pero en ese lugar tiene que ser levantada una cruz bien visible, incluso de lejos. En la base de la cruz será colocada una roca oportunamente pulimentada, con un escrito que recuerde lo que ocurrió en este lugar en el lejano 1971.

Después de haber hecho el gran anuncio, Nuestra Señora quiso que, después de la bendición de Jesús, también el Obispo bendijese el nuevo lugar taumatúrgico: "En este momento Jesús está bendiciendo este lugar y quisiera que también mi amado y santo Obispo, junto a Jesús, diese su bendición a este lugar" (Carta de Dios, 16 de agosto 2003). El 30 de agosto, junto con algunos jóvenes y adultos, en representación de toda la comunidad, el Obispo y Marisa volvieron a la Fonte San Lorenzo. Fue colocada una cruz pequeña y modesta, en la base de la cual ha sido puesta una piedra con la siguiente inscripción: "Aquí ha aparecido la Madre de la Eucaristía a Marisa Rossi en presencia del futuro Obispo Claudio Gatti". En el mismo día, durante la aparición, Jesús hizo un nuevo don: diez almas que estaban en el Purgatorio entraron en el Paraíso. Después dijo: "La bendición que ha convertido en taumatúrgico este lugar, ha sido impartida por Dios. Incluso el agua que la gente vendrá a beber a este lugar está bendecida" y recordó lo que ocurrió 32 años antes: "En este lugar santo, en 1971 han sido celebradas muchas Misas por Don Claudio con gran sufrimiento. Pero al final ha tenido una gran alegría, porque todos los chicos se convirtieron; eran cuarenta" (Carta de Dios, 30 agosto 2003).

Recientemente el Obispo ha anunciado a toda la comunidad: "Haremos una peregrinación a Fonte San Lorenzo y conoceréis también vosotros esta lugar. Hecho santo y taumatúrgico, donde Dios concede gracias".

En el último día de permanencia en Frontignano el Obispo ha manifestado en toda su intensidad el gran sufrimiento que le había afligido durante los meses estivales.

Alguna vez se le había escapado el lamento de Jesús: "Mi alma está triste hasta la muerte" (Mt 26, 38), otras veces los ojos se le habían llenado de lágrimas durante la celebración de la Santa Misa, pero nunca había estallado en un llanto a lágrima viva e irrefrenable, como sucedió en presencia de algunos adultos y jóvenes el 31 de agosto.

Marisa que ha compartido siempre el sufrimiento de Don Claudio, ha unido sus lágrimas a las del Obispo. Por otra parte en su corazón ha decidido que iría al Vicariato para comunicar a la autoridad eclesiástica que no había visto nunca a Nuestra Señora. Esperaba que, expresada esta declaración, el Vaticano rehabilitaría a Don Claudio y le restituiría el ejercicio del ministerio sagrado. Con tal de ver a su hermano Obispo reintegrado en el sacerdocio, Marisa estaba dispuesta a inmolarse completamente.

Éstas son las causas que desgarraron en aquel periodo el corazón del Obispo:

1. la Reducción al estado laical, inferido a espaldas del Papa y atribuida a una decisión suya.

2. la condena injusta inflingida por la Congregación de la Doctrina de la Fe y de la Congregación del Clero, que no han respetado ni el Evangelio ni el C.I.C.;

3. la oposición feroz y preconcebida por muchos sacerdotes, obispos y cardenales;

4. el aislamiento y el abandono de los hermanos honestos de Roma, especialmente de sus ex compañeros de Seminario:

5. el abandono y la traición de ex miembros de la comunidad;

6. la calumnia de haber atentado a la unidad de la Iglesia para fundar una propia;

7. la acusación de haber enseñado doctrinas contrarias al Evangelio.

8. la maledicencia de haber pedido dinero para adquirir apartamentos y pagarse las vacaciones;

9. el cansancio provocado por la larga espera de las intervenciones de Dios para hacer triunfar la verdad y mantener las promesas hechas;

10. por fin, el sufrimiento más agudo: la crisis que había golpeado a algunos jóvenes y a algunos adultos de la comunidad.

Nuestro obispo se sentía clavado en la cruz y repetía, mientras sollozaba: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?" (Mt 27, 46)

La Madre Celeste apareció para consolar y animar "a sus dos queridos hijitos".

Referimos íntegramente la conversación tenida entre Nuestra Señora y Marisa, para que todos comprendan lo dramático de la situación vivida por el Obispo y la vidente.

Marisa - ¿Te puedo decir todo lo que pienso?

Nuestra Señora - No, Marisella. Comprendo tu dolor, pero me ha hecho mucho daño sentir que querías decir que no me habías visto nunca.

Marisa - Lo habría dicho para salvar al Obispo, no por mi.

Nuestra Señora - En el Obispo pensamos Nosotros.

Marisa - ¿Cuándo?

Nuestra Señora - Lo sabe Dios.

Marisa - Hoy has dicho esta frase que me ha hecho tanto daño: "El sufrimiento es grande y el tiempo es largo" ¿Qué querías decir?

Nuestra Señora - El tiempo es largo porque desde hace tanto que esperáis el triunfo, el sufrimiento es grande porque sufrirás hasta la muerte. Esto te ha sido dicho por mí y por Jesús muchas veces. Espero que el Obispo no haya interpretado…

Marisa - También lo ha interpretado así y ha llorado.

Nuestra Señora - Lo he visto llorar y he llorado con él, ni siquiera ha sentido mi abrazo.

Marisa - ¿Por qué lo has abrazado?

Nuestra Señora - Ver llorar a vuestro Obispo me conmueve; he llorado también yo con él y lo he abrazado tiernamente.

No tenéis que faltar de confianza hacia Dios. Dios no defrauda, tened fe en Él. ¿Qué sabéis vosotros lo que está sucediendo en la Iglesia? Estáis cansados y esperáis. En los primeros años de la misión os hicimos ir por varias naciones y os hemos mandado a los obispos y sacerdotes para convertirlos. ¡Cuantas veces, Marisella, te han abofeteado! Comprendo vuestro cansancio, pero no quiero ver vuestra desilusión, no quiero oíros hablar como lo has hecho tú, Marisella. Quédate tranquila, Dios no se ha ofendido, yo no me he ofendido, porque hemos comprendido vuestro drama.

Marisa - Puedo preguntarte: "Si Dios lo puede hacer todo, ¿por qué tenemos que sufrir, sufrir y sufrir todavía?". Quitad de en medio a las personas que no están en orden. No digo que tengan que morir, sino que tienen que, o convertirse o ser destituidas.

¿Por qué el Santo Padre no llama a Su Excelencia?

Nuestra Señora - El Papa no llama a los pequeños. El Papa recibe sólo a personas importantes y va solo donde hay multitud de personas. Él no sabe lo que le ha sucedido al Obispo, porque sus colaboradores se lo han escondido. ¿Existe el documento firmado por el Papa que reduce al estado laical a vuestro Obispo? Recordad que el Papa no ha hecho la voluntad de Dios, no ha llamado al Obispo, no sabe que ha sido reducido al estado laical. No le entregan las cartas que le son dirigidas. Vive del entusiasmo de los jóvenes y del obsequio exterior de los políticos, de los cardenales y de los obispos. No recibe a los pobres sacerdotes que permanecen siempre detrás; esto Dios no lo quiere.

Cuando el Obispo subirá a las estupendas alturas que Dios le ha preparado, tendrá que hacer muchos cambios. Repito una vez más que en los inicios del… sufrirá mucho, a causa de la envidia, de los celos, de la maldad, del orgullo y de la soberbia de los hombres de la Iglesia, pero nosotros le daremos la fuerza para soportarlo.

¿Quién de vosotros ha comprendido realmente el drama de vuestro Obispo? Nadie. Ni los adultos ni los jóvenes han comprendido nada del drama que vive vuestro Obispo.

Ánimo, mi querido Obispo, ánimo, vives un momento dramático en el cual no me sientes a tu lado, pero yo estoy a tu lado. Ánimo, en el mundo hay mucha gente que ora por ti y que ama a la Madre de la Eucaristía. Muchos sacerdotes aman a la Madre de la Eucaristía. Tu estás pensando: "¿Por qué no hay ningún obispo o sacerdote a mi lado?". Por miedo, porque no tienen valor. Para estas personas que tienen miedo habrá el juicio de Dios y será muy difícil que entren en el Reino de los Cielos.

Digamos un "Padre Nuestro" a Jesús.

Ahora, mi Obispo predilecto, mi santo Obispo, junto a mi, da la bendición a estas personas

(El Obispo da la bendición)

Marisa - Gracias, adiós. Sí, estoy dispuesta a todo.

Nuestra Señora - No repitas más lo que has dicho hoy. Comprendo el sufrimiento, lo comprendo todo, pero no digas más que no me ves. Pequeña mía, porque para mí eres siempre la pequeña niña de dos años y medio, no digas más que no me ves porque ofenderías a Dios, a mi, al Obispo y los que te quieren.

Marisa - Está bien. El Obispo ya me ha dicho que tengo que obedecerle.

Nuestra Señora - Obedece siempre.

Marisa - Está bien. Adiós. Ahora regresamos a Roma. ¿Nos acompañas?

Nuestra Señora - Estaré en el coche con vosotros durante el viaje.

Marisa - Gracias. Adiós. Don Claudio...

Obispo - ¿Has visto que ha venido?

Marisa - ¿Has sentido el abrazo?

(Carta de Dios del 31 de agosto 2003)

Como había prometido, la Madre de la Eucaristía acompañó a sus dos queridos hijitos durante el viaje de regreso a Roma, donde vivirían un nuevo y más doloroso años social.

Roma, 24 de octubre de 2004

XIº Aniversario del inicio de las apariciones públicas de la Madre de la Eucaristía

A cargo del Comité Cultural del Movimiento Impegno e Testimonianza "Madre de la Eucaristía"


Anexo n. 1

Traducción

Distinguido señor,

para Su conocimiento y norma le comunico que con carta prot. 174/95 - 15938 la Congregación para la Doctrina de la Fe ha dado cuenta a este Vicariato que el 18 de octubre del 2002 el Sumo Pontífice Juan Pablo II, en la audiencia concedida al Cardenal Prefecto de la misma, ha dispuesto Su inmediata dimisión del estado clerical "ex officio et in poenam, cum dispensatione ab omnibus oneribus e sacris Ordinibus manatibus". La decisión pontifica se ha de considerar inapelable.

CAMILLO CARD. RUINI

Vicario General de Su Santidad

para la Diócesis de Roma


Anexo n. 2

Traducción

Se da cuenta reservadamente a los Rev. Párrocos y Rectores de las Iglesias de la Diócesis de Roma, así como a todos los sacerdotes residentes en la misma y comprometidos en el cuidado de las almas o en cualquier forma de ministerio pastoral, que en fecha 18 de octubre ppdo. el Santo Padre Juan Pablo II -en la audiencia concedida al Cardenal Prefecto de la Congregación de la Doctrina de la Fe- ha dispuesto la dimisión del estado clerical "ex officio et in poenam, cum dispensatione ab omnibus oneribus e sacris Ordinibus manatibus" del Rev. Don Claudio Gatti, de la Diócesis de Roma.

La presente comunicación valga para incentivar la obra de tutela de la recta conciencia de los fieles, a los cuales todos los sacerdotes están sujetos.

Roma, 7 de noviembre de 2002

+ Mons. Cesare Nosiglia

Vicegerente


Anexo n.3

Carta enviada el 6 de enero del 2003 por el Obispo Claudio Gatti a los Cardenales de la Santa Iglesia Romana, a los Obispos de Italia, a los responsables de la Curia Romana, al Vicariato de Roma y a los sacerdotes de Roma

Queridísimo hermano,

la corrección fraterna se ha de hacer a todos, como ha enseñado Jesús (Cfr. Mt. 18, 15-18).

Ninguno está exento de la corrección fraterna, porque Jesús no ha hecho distinciones de personas, sino que ha dicho: "Si tu hermano peca contra ti, ve y repréndelo".

Es necesario tener amor, lealtad y valentía para hacerla, incluso a los superiores, cuando se equivocan. La regla no escrita que está vigente en el Vaticano: "Los superiores siempre tienen razón", está abolida y sustituida por la enseñanza evangélica.

La autoridad eclesiástica se ha equivocado gravemente en lo que a mi se refiere y me ha infligido "el último golpe de Satanás"; Nuestro Señor Jesucristo y María, Madre de la Eucaristía, han definido así mi dimisión del estado clerical.

Si desea tener las ideas más claras y estar más detalladamente informado en la cuestión interna, acceda a Internet en nuestra página, conectándose a la siguiente dirección telemática.

http.//www.madredelleucaristia.it/esp/satanas.htm

Yo, ahora, me limito a someter a su juicio algunas consideraciones.

El Card. Ratzinger ha aprovechado las precarias condiciones de salud del Papa, para hacerle firmar, sin que él lo sepa, el decreto de mi dimisión del estado clerical, durante la audiencia conciliar del 18 de octubre del 2002.

La dimisión del estado clerical puede ocurrir ex-officio, es decir, sin el consentimiento del interesado, a través de una petición del obispo al Pontífice, pero no puede ser establecida por ley particular (can. 1317) y, ya que es una pena perpetua, ni siquiera por decreto (can. 1342 § 2). Tiene que ser declarada sólo por vía judicial, por un tribunal de tres o cinco jueces (can. 1425).

El Card. Ruini, con carta prot. Nº 1455/02, me ha comunicado simplemente que: "El Sumo Pontífice Juan Pablo II, ha dispuesto su inmediata dimisión del estado clerical ex-officio et in poenam, cum dispensatione ab omnibus oneribus e sacris Ordinibus manantibus".

El susodicho cardenal, habría tenido al menos que adjuntar a su comunicación, una fotocopia compulsada de la carta (prot. 174/95-15938), tramitada por la Congregación para la Doctrina de la Fe al Vicariato de Roma, pero se ha abstenido de hacerlo. ¿Por qué?.

Los sacerdotes acusados de haber cometido abusos sexuales a menores, tienen derecho a defenderse, como está establecido en las nuevas normas decididas por los obispos americanos y aprobadas por la Congregación de los Obispos. Sin embargo a mi, no sólo me ha sido negado el derecho a la defensa, sino que además no ha sido ni siquiera comunicado el delito por el cual he sido condenado. El motivo de esta omisión es evidente: no he cometido ningún delito, sólo he defendido las apariciones de la Madre de la Eucaristía y los milagros eucarísticos, sobre todo el ocurrido mientras celebraba la Santa Misa.

El 11 de junio del 2000, fiesta de Pentecostés, apenas había terminado de recitar la fórmula de consagración del pan, cuando de la hostia empezó a manar la sangre y a difundirse por buena parte de su superficie. Para mi el tiempo se detuvo y me quedé largo tiempo inmóvil sobre la hostia, apoyado en el altar, fijo en la sangre divina, mientras los numerosos presentes lloraban por la emoción y oraban con profundo recogimiento.

El Sumo y Eterno Sacerdote, obrando en mis manos el más grande milagro eucarístico de la Historia de la Iglesia, después de haberme ordenado obispo, quiso poner su sello divino sobre mi ordenación episcopal y demostrar que es de origen divina y no humana.

La autoridad eclesiástica ¿puede prohibir a Dios que haga lo que quiera?. ¡No!.

Además, la cúspide de la Congregación de la Doctrina de la Fe y del Vicariato de Roma han considerado a la Eucaristía que ha sangrado como "un pedazo de pan" y la emanación de la sangre de la hostia consagrada por mi, como "una intervención diabólica".

Como consecuencia, ya que han profanado la Eucaristía, han incurrido en la excomunión latae sententiae reservada a la Sede Apostólica (can. 1367) y, ya que han atribuido al demonio lo que es obra de Dios, han pecado contra el Espíritu Santo.

La dimisión del estado clerical está expresamente prevista en la normativa y puede ser infligida sólo si el clérigo ha cometido uno de los delitos indicados en los cans. 1364, 1367, 1370 § 1, 1387, 1394 § 1, 1395. Puesto que, como es fácil demostrar, no he cometido ninguno de los delitos previstos por la C.I.C., el Card. Ratzinger, el Card. Ruini y Mons. Bertone, artífices de mi dimisión del estado clerical, han cometido un acto moral ilícito y jurídicamente inválido, porque han abusado de su autoridad, han actuado contra la C.I.C., y sobre todo, condenando a un inocente, han faltado gravemente a la caridad y ofendido a la verdad.

Queridísimo hermano, no le pido que tome mi defensa, porque el Señor, como ha prometio, intervendrá para abatir a los poderosos de sus tronos y enaltecer a los humildes, sino para impedir que el Santo Padre quede mal frente a la Iglesia y a la Historia.

Si informa al Papa de cuanto sus colaboradores han tramado a sus espaldas, demostrará amarlo verdaderamente y servirlo fielmente; si calla, incurrirá en el severo juicio de Dios y en la dura desaprobación de los dos inmediatos y legítimos sucesores de Juan Pablo II.

El Señor le ilumine y le dé fuerza y valor para defender al Papa.

Le confío a la protección de María, Madre de la Eucaristía.

Le saludo cordialmente en el Señor.

Roma, 6 de enero del 2003

Fiesta de la Epifanía del Señor

+ Claudio Gatti

Obispo Ordenado por Dios

Obispo de la Eucaristía