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Oración a Dios para el Obispo ordenado por Dios y para la Vidente

Dios, Padre de todos los hombres

Tu, que eres infinito amor y suma verdad,

atiende nuestra oración.

A ti, dirige su mirada confiado el mísero, a Ti se dirigen

la viuda y el huérfano para alcanzar justicia.

Tu, que proteges a los débiles y a los últimos,

atiende nuestra súplica, vuelve Tu mirada

hacia esta comunidad que implora Tu gracia y Tu ayuda.

¡Escucha nuestra oración!

¿No es suficiente la sangre que la Vidente

ha derramado hasta hoy?

¿Y las lágrimas del Obispo, no te conmueven?

Es verdad que Tú has dicho que es una roca,

pero también la roca, bajo los continuos golpes del pico

a lo largo del tiempo, se agrieta; también la cuerda más robusta,

cuando se estira excesivamente, se rompe y cede.

Sabemos que Tú no deseas esto, por eso:

escucha nuestra súplica,

toma en tus manos nuestras oraciones

y llévalas a donde deseamos que lleguen.

La calumnia vocifera furiosa alrededor nuestro,

la presión de la maldad nos atenaza cada vez más,

el asedio golpea nuestros muros.

Confiamos sólo en Tu ayuda.

Te rogamos, que aceleres los tiempos,

escucha las súplicas de la Madre de la Eucaristía,

cuyo sufrimiento se une al nuestro.

Te rogamos por la Vidente que está desgarrada por el dolor,

por el Obispo que está aniquilado por el sufrimiento

y por la comunidad que vive una continua prueba.

Ten piedad de todo esto, Señor, ten piedad.

Esta oración ha sido aprobada por S.E. Mons. Claudio Gatti