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10 de enero 2002: "Mi Obispo, ordenado por Mi, ha obtenido la victoria"

La historia del Obispo y de la Vidente está en sintonía con la de otras almas que los han precedido en el tiempo, que han traído a la Iglesia nuevo vigor espiritual y han sido instrumentos para introducir en ella grandes verdades teológicas.

S. María de Alacoque, sencilla hermana de clausura, ha hecho brillar en la Iglesia la devoción al Sagrado Corazón de Jesús y ha introducido la práctica de los nueve primeros viernes de mes; ella sola ha tenido que luchar contra grandes teólogos y obispos que hablaban con indiferencia y rechazo de esta "inútil teología muscular", como ellos la definían. Para ellos el corazón era un simple músculo; mientras que sabemos, según las promesas de Jesús que muchas almas han llegado al Paraíso por haber practicado los primeros nueve viernes del mes.

"Yo soy la Inmaculada Concepción": esto es lo que ha anunciado la Virgen en Lourdes en 1858 a Bernadette, una pastorcilla sin cultura y enferma, y gracias también a ella este dogma ha sido acogido y comprendido en la Iglesia y hoy forma parte del patrimonio de fe.

En 1917, la Virgen se ha aparecido a tres sencillos niños y por medio de aquellas revelaciones sobrenaturales, en la Iglesia se ha introducido la nueva devoción al Corazón Inmaculado de María y ha sido introducida la práctica de los cinco primeros sábados de mes.

Sor Faustina, una hermana polaca muy enferma, que murió jovencísima, en 1938, encontró numerosos obstáculos, pero consiguió llevar a la Iglesia el concepto del amor misericordioso de Jesús. Ha dibujado a Cristo, lleno de compasión y piedad, que se dirige a todos los hombres y muestra su corazón desgarrado del que salen dos rayos, uno blanco y el otro rojo.

El Señor se ha servido de dos almas sencillas y humildes, el Obispo Claudio Gatti y la Vidente Marisa Rossi, para realizar Su gran plan, que ha comprendido el triunfo de la Eucaristía, anunciado el 10 de enero de 2002, el triunfo de la Madre de la Eucaristía, declarado oficialmente por Jesús en junio del 2003, y el triunfo de la Iglesia, que se está realizando a través de etapas intermedias y llegará a su plena manifestación cuando la Vidente suba al Padre y el Obispo alcance las alturas estupendas. Ellos han llevado adelante su misión en el silencio y en el ocultamiento; con amor y sufrimiento han combatido la buena batalla y el Señor ha proclamado su victoria con un gran escrito en letras de oro que Marisa ha visto durante la aparición del 10 de enero del 2002.

Poco antes de que toda la comunidad recibiese este anuncio, la Virgen ya había hablado de ello, de manera inesperada e improvisada, con el Obispo y la Vidente en un mensaje reservado que sólo después de seis años, el 10 de enero de 2008, ha sido hecho público:

Nuestra Señora - Mis dos queridos hijitos, no habéis comprendido todavía que vosotros habéis obtenido la victoria, todos saben que vosotros dos habéis obtenido la victoria, especialmente tu, Excelencia, con tu fuerza y tu valor para luchar contra los que no viven en gracia. Has vencido tu batalla, tu sabes que esta victoriosa batalla te llevará primero a las alturas estupendas y luego al Paraíso.

Tu sabes que para todos los que no creen en la Eucaristía está ya abierto el infierno y sé que esto te hace sufrir mucho. Cuando estés decaído moralmente piensa que has obtenido tu victoria. No quiero oírte decir más que eres un fracasado y que no haces nada. No hace falta hacer grandes cosas, no hace falta reunir a muchas personas en las grandes plazas y gritar como hacen tantos. No, en el silencio y en el ocultamiento tu has vencido tu batalla y Nosotros estamos contigo.

Excelencia Reverendísima, hijo mío predilecto, por esto tienes que ser fuerte y animar a esta criatura (Marisa, n.d.r.) que sufre día y noche todos los sufrimientos del Cielo y de la Tierra; tienes que comprender que te necesita. Dios ha escrito con letras grandes que tu has obtenido tu victoria por amor a Dios Padre, a Dios Hijo, a Dios Espíritu Santo, por amor a la Madre de la Eucaristía, por amor a las almas sencillas, humildes, a las almas dóciles y también por amor a los que dicen que lo entienden todo y no entienden nada, que se sienten en orden y sin embargo son orgullosos y soberbios. Delante de ti, aunque no lo veas, está escrito: "Mi sacerdote predilecto, mi Obispo, ordenado por Mi, ha obtenido la victoria". ¡Cuántas, cuántas personas conocen esta victoria!.

¿Querías ser grande como aquellos cardenales, aquellos obispos y aquellos sacerdotes que cuando dicen la Misa delante de las cámaras de televisión hacen teatro? No, permanece así como eres, porque Nosotros te queremos así.

Has obtenido victoria. Esto tiene que darte mucha alegría a ti y a tu hermana, pero por desgracia no gozas de esto porque hay mucho sufrimiento en ti y sufres porque sabes que muchos de tus hermanos van al infierno. Tu sabes que el infierno existe y sabes cuántas y cuántas personas van, pero ahora hablemos y pensemos solamente en tu victoria, porque tu has vencido, tu has sido ordenado obispo por Dios, porque tu eres el Obispo de la Eucaristía. Muchísimas personas en el mundo te estiman y admiran tu valor, pero muchas otras, por desgracia, tienen miedo de manifestarte estima y confianza. Ánimo, ve adelante, no te desanimes, te lo ruego, porque si tu te desanimas, tu hermana se abate, los jóvenes y los adultos de la comunidad se abaten y todas las almas en todo el mundo que te quieren, vuelven atrás y se derrumban.

Tu eres la roca de la Iglesia, eres la roca que Dios ha escogido; también tu, Marisella, eres una gran roca, por desgracia con mucho sufrimiento, diría demasiado sufrimiento, pero es la voluntad de Dios.

Felicito y doy las gracias a la abuela Yolanda que continúa rezando y sufriendo por estos dos hijos míos. Tienes que pensar que eres una abuela afortunada porque tienes a tu lado dos santas personas, el Obispo y tu hija que te aman y te ayudan como pueden. Mis queridos hijos, fuera el desánimo, ahora lo digo en plural a los tres, habéis obtenido la victoria, habéis obtenido la victoria.

Marisa - ¿Nos haces entender cómo?

Madonna - El Obispo comprende bien lo que digo. Ahora recemos junto a los otros... Tengo todavía que deciros que vuestras oraciones han traído la victoria a mi hijo predilecto, mi Obispo, vuestro Obispo.

El plan diabólico masónico que trataba de destruir la centralidad de la Eucaristía en la Iglesia ha sido derrotado. En la presentación del Décimo volumen que recoge las cartas de Dios del año social 2001-2002, el Obispo ya ha explicado detalladamente en qué consistía tal plan.

Los falsos pastores de la Iglesia que han traicionado a Cristo, no pudiéndole atacar a Él, han lanzado su odio contra el Obispo y la Vidente, organizando complots y atentados para eliminarlos; han combatido ferozmente los milagros eucarísticos y han conseguido bloquear servicios televisivos y artículos periodísticos que se habían expresado positivamente y con respeto sobre los grandes hechos de Via delle Benedettine. Pero el Obispo y la Vidente han vencido a estos y se ha realizado lo que el Obispo ha definido "la obra maestra de Dios": los sacerdotes, los obispos y los cardenales masones se han visto obligados, para no verse descubiertos, a alinearse con los defensores de la Eucaristía y demostrar atención y apego hacia la Eucaristía. Por otra parte, para demostrar que las llamadas de atención de la Madre de la Eucaristía no eran dirigidas a ellos, se han transformado en predicadores, animados por el celo y fervor eucarístico. Aunque no aman la Eucaristía, han organizado jornadas eucarísticas, han presenciado los congresos eucarísticos, han hablado y escrito del misterio eucarístico, fingiendo honrarlo y amarlo. Para sus homilías y para sus escritos han utilizado los mensajes de la Madre de la Eucaristía y los pensamientos y reflexiones tomadas de las catequesis del Obispo, pero sin citar nunca la fuente.

El 8 de diciembre de 2007, la Congregación del Clero, dirigida por un buen y honesto cardenal, Claudio Hummes, ha emitido un comunicado aprobado por Benedicto XVI, en el que se pide la adoración eucarística en todas las iglesias y diócesis del mundo y la adoración por parte de las almas consagradas por un sacerdote. La propuesta ha sido lanzada invitando a todos los obispos del mundo a promover la adoración eucarística, en reparación por los pecados de pedofilia cometidos por los sacerdotes y sobre todo por su santificación. Leemos en el comunicado: "... se pretende orientar un movimiento espiritual que, haciendo tomar, cada vez mayor conciencia del vínculo ontológico entre Eucaristía y Sacerdocio y de la especial maternidad de Maria hacia todos los sacerdotes, haga nacer una cadena de adoración perpetua, para la santificación de los clérigos como un inicio ce compromiso de las almas femeninas consagradas para que, basada en la tipología de la Santísima Virgen María, Madre del Sumo y Eterno Sacerdote y Socia en Su obra de Redención, quieran adoptar espiritualmente sacerdotes para ayudarlos con la ofrenda de sí, con la oración y la penitencia".

La invitación hecha por la Congregación del Clero ha encontrado una inmediata adhesión en todo el mundo y la diócesis de Roma ha sido la que ha respondido entre las primeras: el pasado 29 de diciembre, con una carta firmada por el cardenal vicario Camilo Ruini, se ha pedido dar vida a una cadena de adoración eucarística perpetua: "...allá donde la adoración eucarística -como en muchas iglesias de Roma- es ya practicada, os pido que introduzcáis, entre las varias intenciones de oración que son sugeridas a los fieles, la propuesta de la Congregación para el Clero..."

La Madre de la Eucaristía ha manifestado muchas veces que ahora ya se hace adoración eucarística en todo el mundo y todo esto ha ocurrido no por mérito o apostolado humano, sino por Dios, que ha intervenido llegando a las zonas lejanas que el hombre no podía alcanzar. El mensaje eucarístico ha sido llevado a millones de almas con un timbre humano, el del Obispo ordenado por Dios, por esto la Virgen ha afirmado hace seis años: "Muchos, muchos te conocen, Excelencia, y te estiman en todas las partes del mundo".