Eucharist Miracle Eucharist Miracles

Colección de las cartas de Dios en la Cuaresma Eucarística

Conversión, oración y ayuno

 

 

Roma, 5 de febrero de 1989 - h.5:45 p.m.

Mensaje de Nuestra Señora

Hijitos míos, buscad la Palabra de Dios, es un gran tesoro contenido en la Biblia. Al igual que no podéis amar a una persona que no conocéis, tampoco podéis amar a Dios si no conocéis sus revelaciones.

Cuando estáis enfermos de cuerpo, os preocupáis y os curáis, ¿por qué cuando estáis enfermos o muertos espiritualmente no utilizáis los medios que mi Hijo Jesús ha puesto a vuestra disposición: los Sacramentos?. Meditad estas tres palabras que voy repitiendo desde los primeros mensajes: conversión, oración y ayuno.

No se puede hacer un camino de crecimiento cristiano y de santidad si no ponéis en práctica las enseñanzas que os he impartido, son las mismas que mi Hijo Jesús ha predicado y que están contenidas en el Evangelio.

Ayudad al prójimo que se encuentra en dificultades y en la necesidad aunque os cueste sacrificio; la caridad ocupa el primer lugar, las otras virtudes sin la caridad no sirven para nada.

Hijitos míos, preocuparos, orad, y actuad para la salvación del alma de vuestros hermanos, si cooperáis a la salvación de una sola alma, vosotros seréis preciosos a los ojos de Dios que os recompensará con el paraíso.

Meditad los mensajes, pero sobretodo, vividlos. No os desaniméis, abandonaos siempre a Dios y recordad que también en una habitación oscura puede entrar un rayo de luz.

Junto al sacerdote os bendigo y os cubro con mi manto materno. Id en la paz de Dios Padre, de Dios Hijo, de Dios Espíritu Santo. Sea alabado Jesucristo.

Roma, 5 de marzo 1989 - h.5:45 p.m.

Mensaje de Nuestra Señora

Mis queridos hijos, es vuestra Mamá la que os habla con el corazón abatido y apesadumbrado. Os invito con más fuerza a la oración, orad, releed el primer mensaje y ponedlo en práctica.

Haced este camino poco a poco, lentamente, pero no volváis atrás. Orad en familia sin vergüenza, no es necesario tener vergüenza para orar. Orad juntos porque la oración comunitaria es más poderosa y más agradable a Dios.

Poned en lugar preferente en vuestras casas el Evangelio, que todos puedan ver que en casa leéis el Evangelio. Durante estos pocos días que quedan de la Cuaresma, orad, ayunad, haced penitencia, pero sobretodo, acercaros a los Sacramentos: Santa Confesión y Santa Misa.

Amad, que en cada acción vuestra esté la caridad, la caridad es la más grande virtud. Orad mucho, el corazón de mi Hijo Jesús sufre y sangra. Orad y yo estaré siempre con vosotros.

Junto al sacerdote os bendigo y os cubro con mi manto materno. Id en la paz de Dios Padre, de Dios Hijo, de Dios Espíritu Santo. Sea alabado Jesucristo.