miracoli eucaristici miracolo eucaristico

The testament

5 abril 2009 - Marisa lee su testamento espiritual a toda la comunidad

Queridos hermanos y hermanas, es con gran alegría que de nuevo leo esta carta para los que estaban ausentes el viernes pasado, día del encuentro bíblico. Sé que habéis hecho vuestra la invitación de Nuestra Señora de rezar por mi partida y que habéis escuchado la propuesta del Obispo, de empezar una campaña de oración también por la misma intención. Dios Padre está contento de esta iniciativa, la aprueba y la anima.

Jesús, mi dulce esposo, sabe que deseo ardientemente que pueda llegar junto a él cuanto antes, no solo porque ya estoy al final de mis fuerzas, que la salud ya no responde a las medicinas y que estoy cansada de sufrir, sino porque tampoco tengo ganas de vivir en este mundo sucio y corrupto. Grito con Pablo: "Deseo morir para estar con Cristo".

Os doy las gracias por las oraciones que estáis haciendo y os suplico que continuéis haciéndolas con mayor insistencia. Éste es un hermoso gesto de amor hacia mi. Si Dios quiere, cuando esté en el Paraíso, os encomendaré a cada uno de vosotros y a vuestros seres queridos.

Rezaré también por vuestras intenciones.

No me olvidaré de ninguno, porque habéis estado al lado del Obispo y de mi en los numerosos momentos dolorosos de nuestra misión. Cuando ya no esté, no abandonéis al Obispo, no lo hagáis sufrir y continuad estando a su lado, sobre todo cuando vuele a las alturas estupendas. No será fácil para él, como ha dicho la Madre de la Eucaristía, "entrar en la guarida de los lobos". En aquél momento tendrá más necesidad de vosotros, de vuestra ayuda, de vuestro amor y de vuestras oraciones. No tratéis de destacar, sentíos los últimos, porque los últimos serán los primeros, y vosotros tenéis que ser los primeros. No habléis a la espalda, no discutáis entre vosotros, sino amaos; aprended a amar, después rezad. Llevo conmigo el rostro de cada uno de vosotros para que, de cualquier modo, podáis estar delante de Dios Papá, de Dios Hijo, de Dios Espíritu Santo. Si Dios me lo permite, vendré a buscaros a vuestras casas para recoger vuestras oraciones y llevaros sus gracias. No lloréis mi muerte, no vale la pena, sino más bien alegraos porque finalmente habré alcanzado la felicidad. Voy a prepararos un lugar en el Paraíso, donde os espero a todos. Termino como me ha enseñado mi mamá: "Os beso a todos tiernamente. Vuestra afectuosísima hermana Marisa"·

Buena Santa Pascua a todos.