Eucharist Miracle Eucharist Miracles

Año social 2003-2004

Regreso a los orígenes

"Como ha prometido la Madre de la Eucaristía ha acompañado a sus dos hijos durante el viaje de regreso a Roma, donde vivirán un nuevo y más doloroso año social."

Esta frase cierra la presentación del libro que recoge las cartas de Dios del año social 2002-2003 y sus últimas palabras suenan como un anuncio profético, muy doloroso, que hallarán su plena realización durante todo el año 2003-2004. Cada día el Obispo y la Vidente han bebido el amargo cáliz del sufrimiento que, presentándose bajo diversos aspectos, ha hecho su vida semejante a la del Crucificado.

Durante el año social 2003-2004 la comunidad de Roma ha sido continuamente atacada por furiosos asaltos del demonio que ha tratado por todos los medios de fomentar en su interior las divisiones y ha aprovechado la debilidad de algunos miembros para arrancarlos de la comunidad.

El Obispo ha sentido dirigida hacia sí la exhortación que Jesús ha hecho a Pedro: "Simón, Simón, mira que Satanás ha solicitado el poder cribaros como trigo, pero yo he rogado por ti para que tu fe no desfallezca; tu confirma a tus hermanos" (Lc. 22, 31-32).

Don Claudio no ha ahorrado esfuerzos y ha tratado por todos los medios de impedir la acción de demonio que quería arrancarle a algunos hijos, pero, por desgracia, para algunos de ellos no ha habido nada que hacer. Han seguido al padre de la mentira, ya que la deshonestidad y la falsedad habían penetrado en su alma.

Al final, con el corazón aniquilado, nuestro Obispo no ha podido hacer otra cosa que aceptar el abandono de estos hijos y repetir las palabras de Jesús en Jerusalén (Mt 23, 37-38): "Cuantas veces os he querido reunir como la gallina reúne a sus polluelos bajo sus alas y no habéis querido".

Han rechazado también la exhortación de Dios: "Poned una piedra sobre el pasado y empezad de nuevo. Haced un paso adelante, uno cada vez, poco a poco, pero no volváis atrás nunca". 1

Y sin embargo, el remedio para vencer al demonio había sido indicado muchas veces: "Si el demonio se ha infiltrado en medio de la comunidad, pisoteadlo con la oración y con la S. Misa". 2

La Madre de la Eucaristía nos ha recordado que "somos privilegiados respecto a todos los hombres del mundo, porque tenemos a nuestro lado a la Madre. Por todas partes las apariciones han terminado, y solo ocurren en este lugar taumatúrgico". 3

Por desgracia las condiciones de salud de Marisa han empeorado últimamente.

"Tu salud va declinando, pero nosotros te damos la fuerza para ocuparte al menos de ti misma". 4

Además de los dolores físicos, siempre muy fuertes, ha continuado sufriendo la pasión cada noche para salvar a los hombres y para que cesen las guerras. El 8 de septiembre la comunidad vivió un aniversario importante: 10 años de matrimonio de la primera pareja de nuestros jóvenes.

A Giacomo y Laura, en unión a sus hijos Jacobo y Samuel, Nuestra Señora les ha felicitado e impartido una bendición especial.

Dios ha continuado mandado en bilocación a todas las partes del mundo, donde hubiera necesidad, al Obispo y a la Vidente para aliviar a los niños, a las madres, a los ancianos y a los enfermos los sufrimientos provocados por las guerras y las catástrofes naturales.

El once de septiembre el Papa que se encontraba en Eslovaquia se ha sentido mal y, como ha dicho la Madre de la Eucaristía "estaba a punto de irse, pero Dios ha considerado oportuno mantenerlo todavía con vida". 5

Hemos preguntado al Obispo: "¿Cómo es que Dios prolonga la vida del Papa que es anciano y está enfermo?" Ésta es la respuesta, para nosotros sibilina: "Para preparar el pontificado del primero, pero sobretodo de su segundo sucesor".

El 14 hemos conmemorado el primer milagro eucarístico ocurrido en el lugar taumatúrgico "cuando por primera vez en la Historia de la Iglesia, la Eucaristía ha salido del costado de una cruz de madera". 6

Jesús ha recordado que "aquel día hubo gran alegría y fiesta, pero la autoridad eclesiástica quiso arruinarla". En compensación -ha añadido la Madre de la Eucaristía- "de aquel gran milagro hablará la Historia. Dios ha hecho taumatúrgica la cruz de madera, de la cual ha salido la hostia". 7

Más que la oposición feroz y dura de los sacerdotes, de los obispos y de los cardenales, a bloquear y a no dejar progresar la misión del Obispo y de la Vidente han sido, por desgracia, los sacrilegios cometidos por algunos, por fortuna pocos, miembros de la comunidad. Lo ha dicho explícitamente Nuestra Señora: "La misión de mis dos queridos hijitos ha sido ralentizada, más bien se ha detenido por culpa de alguno que con mucha ligereza ha recibido a mi Hijo Jesús en pecado mortal y ha cometido sacrilegio. Me gustaría no tener que hablar más de los sacrilegios, al menos en este lugar taumatúrgico". 8

En la aparición del último domingo de septiembre la Madre de la Eucaristía ha tratado un argumento sobre el cual no había hablado nunca: el nombramiento de nuevos cardenales: "Orad al Espíritu Santo, para que estos nuevos cardenales sean buenos, santos, puros y vivan en gracia". 9 ¿Por qué Nuestra Señora ha hablado del nombramiento de cardenales que quizás será la última del pontificado de Juan Pablo II y una de las últimas de la Historia de la Iglesia? ¿Porque entre los nuevos cardenales está el futuro Papa? ¿Por qué entre ellos están los que colaborarán con los dos próximos Papa, el segundo de los cuales en los planes de Dios será el nuevo Pedro que hará renacer la nueva Iglesia?

La Madre de la Eucaristía nos ha hecho saber también que los que actualmente ocupan los puestos más elevados de la Iglesia tienen mucho dinero y la posibilidad, cuando se enferman, de tener las mejores y más costosas atenciones médicas, pero "espiritualmente están mal y se aprovechan de su enfermedad y de la enfermedad del S. Padre que a veces lo hacen decaer y a veces levantar físicamente. Los doctores están siempre dispuestos a darle cualquier cosa para aliviarlo". 10

El Obispo y la Vidente saben lo que es esa "cualquier cosa" que le suministran los médicos al Papa para permitirle que presida las fatigosas ceremonias y sus encuentros con los grandes de la Tierra, pero todo es tenido en el más riguroso secreto.

Nuestra Señora ha querido recordar que en el lejano 1971 Marisa ha sido el instrumento escogido por Dios para curar a un niño que se estaba muriendo en brazos de su madre. Hoy este niño está felizmente casado y es padre de cuatro hijos.

Durante todo el mes de octubre hemos estado absorbidos por los preparativos para celebrar por primera vez la fiesta litúrgica de la Madre de la Eucaristía. La fecha de la fiesta: 24 de octubre ha sido escogida por Nuestra Señora porque justamente el 24 de octubre de 1993 han empezado sus apariciones para todos en el lugar taumatúrgico.

Sólo en el mes de octubre a Marisa, que vive la pasión todas las noches y a menudo también de día, durante doce veces se le han abierto los estigmas, de los cuales ha salido sangre en abundancia. Dios Padre ha hecho saber que nuestra hermana ha derramado sangre por la Iglesia, por el Papa, por la paz en el mundo y por nuestra comunidad.

Se han verificado dos episodios muy significativos.

- El 4 de octubre, cuando a Marisa se la han reabierto los estigmas, Jesús y la Madre de la Eucaristía, han descendido a la Tierra y han entrado en su habitación.

Jesús sangraba y caminando dejó sus huellas de sangre sobre el pavimento. Nuestra Señora lloraba y Marisa gritaba por los dolores, mientras la sangre continuaba brotando de su cuerpo.

Nosotros conservamos la documentación fotográfica de las huellas de Jesús.

- El 12 de octubre Nuestra Señora se apareció a Marisa con los estigmas sangrantes, porque ha querido hacer ver a su hija como se ve su cuerpo cuando vive la pasión de manera cruenta. "Esta es la imagen de lo que tu eres cuando vives la pasión".

La Madre de la Eucaristía ha hablado varias veces del triunfo del Obispo, de la Vidente y de nuestra comunidad y ha explicado: "Cada poco parece que os acercáis a este triunfo y después todo se detiene por culpa de los hombres de la Iglesia, de los fieles, de los pecados cometidos y sobretodo de los sacrilegios". 11

La Madre de la Iglesia ha manifestado su profunda tristeza porque "los hombres de la Iglesia se comportan mal, cometen acciones vergonzosas y entre ellos hay pedófilos. El señor Ruini ha distribuido a sus hombres por toda Italia y también en el extranjero. Los eclesiásticos se construyen villas y tienen todo lo que hace que la vida sea cómoda y confortable. Muchos de ellos continúan burlándose y ultrajando al Obispo y a la Vidente. Oh, no podéis ni siquiera imaginar como son tratados mis dos hijos por los hombres de la Iglesia". 12

De todos modos tras la tiniebla brilla siempre la luz y tras las nubes brilla siempre el sol. Entre los cardenales, los obispos y los sacerdotes han aumentado los que creen en las apariciones de la Madre de la Eucaristía y en los milagros eucarísticos ocurridos en el lugar taumatúrgico y por otra parte aceptan y reconocen que la ordenación de nuestro Obispo es de origen divina.

Sólo por miedo no lo dicen abiertamente, pero hablan sobre ello en conversaciones privadas.

Por medio de espías muy eficientes, los eclesiásticos masones, que el Obispo y la Vidente conocen bien, han localizado a algunos miembros del Clero que han aceptado las intervenciones de Dios y han decidido detener su carrera, no hacerles llegar a ocupar puestos de responsabilidad e incluso quitarlos de los que ocupan.

El 19 de octubre, día de la beatificación de Madre Teresa de Calcuta, Nuestra Señora ha aparecido a Marisa, acompañada de la neo-beata y ha dicho: "He traído conmigo aquí, no a S. Pedro, a Madre Teresa. Ella os mira con rostro alegre, pero al mismo tiempo triste, porque ve como los hombres de la Iglesia continúan haciendo lo que les conviene y buscan lo mejor para si mismos y no para los otros".

En la misma aparición la Madre de la Eucaristía nos ha comunicado que: "Hoy vuestra hermana os desvelará el quinceavo secreto".

Precisamos que el secreto del cual habla Nuestra Señora, hace referencia a la dimisión del estado clerical de nuestro Obispo.

De esta injusta condena que Dios ha definido "último golpe de Satanás" hemos hablado abundantemente en la introducción del libro que recoge las cartas de Dios del años social 2002-2003.

Ahora nos limitamos a hacer una síntesis de los hechos que han acompañado y seguido a la reducción al estado laical de S. E. Mons. Claudio Gatti, Obispo ordenado por Dios, Obispo de la Eucaristía.

El card. Ratzinger, aprovechando las precarias condiciones de salud del Papa, le ha hecho firmar, sin que él lo supiera, el decreto de la dimisión del estado clerical del Obispo Claudio Gatti, en la audiencia concejal del 18 de octubre 2002.

El car. Ruini con carta prot. 1466/02 ha comunicado a nuestro Obispo simplemente que: "El Sumo Pontífice Juan Pablo II ha dispuesto su inmediata dimisión del estado clerical "ex -officio et in poenam, cum dispensatione ab ómnibus oneribus e sacris Ordinibus manantibus".

El susodicho cardenal habría tenido que adjuntar a su comunicación una fotocopia autentificada del decreto pontificio, pero se ha abstenido de hacerlo.

Don Claudio ha escrito tres cartas, que adjuntamos a la presente introducción, a los cardenales, a los obispos y a los sacerdotes de la Iglesia católica para informarles de la delicada y crítica situación que agraviaba al Santo Padre, para evitarles que quedaran mal ante la Historia.

El Obispo y la Vidente han solicitado a Mons. Stanislao Dziwisz, secretario del Papa, hablar directamente al S. Padre de toda la cuestión para permitirle que interviniera con su autoridad en una cuestión que se refería sobretodo a la Eucaristía.

Don Claudio ha pedido repetidas veces al cardenal Ratzinger, Ruini y Bertone que le mostraran el decreto pontificio, pero su petición no ha sido nunca acogida.

¿Por qué los susodichos cardenales no han dejado ver a Don Claudio el decreto pontificio?

La respuesta hace referencia al secreto que, por orden de Nuestra Señora, Marisa ha revelado primero sólo al Obispo y luego a toda la comunidad.

Procedamos con orden. En la aparición del 16 de noviembre 2002, el día en el que ha llegado a nuestro Obispo la comunicación del card. Ruini, la Madre de la Eucaristía ha permitido a Don Claudio dirigirle algunas preguntas.

Nuestra Señora - Excelencia, puedes preguntarme lo que quieras.

Obispo - A mi me interesa saber si hay verdaderamente un documento firmado por el Papa.

Nuestra Señora - El documento firmado con el engaño está, pero el Papa no lo ha leído. Él ha firmado muchas cartas, sin leerlas nunca, porque le llevan las cartas ya hechas y él sin leerlas las firma. El Papa no tiene nada que ver con el golpe de Satanás, ha firmado el decreto sin saber lo que firmaba, si lo hubiese leído no lo habría firmado.

Obispo - ¿Quiénes son los responsables del golpe de Satanás?

Nuestra Señora - Son los señores Ratzinger, Ruini y Bertone que han tratado de hacer creer que la decisión viene del Santo Padre. El Papa no está bien y ellos se aprovechan. Se sienten grandes y poderosos y quieren vengarse de ti, porque les molestas mucho.

Obispo - Pero Dios ¿no puede detener a estos eclesiásticos?

Nuestra Señora - Sí y lo hará, pero no enseguida, porque el golpe de satanás tendrás que durar todavía por la paz en el mundo.

La Madre de la Eucaristía, siempre en la aparición del 19 de octubre, ha afirmado: "Yo os dije que cuando Dios decidiera desvelar el secreto, lo habría hecho conocer primero al Obispo y luego a los jóvenes y a los adultos. Este secreto no hace feliz a quien está muy en lo alto y tampoco a Nosotros, porque si los grandes jefes que gobiernan la Iglesia no se comportan bien y dicen mentiras, Nosotros sufrimos mucho. Está bien que conozcáis el secreto". Marisa ha cumplido la misión recibida con docilidad y humildad. Con pocas y sencillas palabras, como es su estilo, ha repetido a la comunidad cuanto había dicho ya en el pasado al Obispo: "Ya que la firma del decreto ha sido hecha con engaño, sin que el Papa supiese qué estaba firmando y puesto que con este decreto era condenado injustamente el Obispo ordenado por Dios, el Señor ha ordenado a Nuestra Señora que sustrajese tal documento a los señores de la Iglesia. Para el Vicariato y el Vaticano este documento era el único elemento que tenían a mano para demostrar que la decisión de reducir al estado laical a nuestro Obispo era del papa y por tanto inapelable. Tal documento reaparecerá cuando Dios querrá y seré entregado a las manos del Papa que según los designios de Dios deberá hacer renacer la Iglesia".

Esta información ha sido seguida con emoción por los presentes que, a su término, han estallado en un clamoroso aplauso, acompañado del canto del Aleluya.

Se ha cumplido a la letra todo lo que Don Claudio había escrito a los Cardenales de la Curia Romana: "Mientras tanto esperaré sereno y confiado a que el Señor intervenga para abatir a los soberbios de sus tronos y ensalzar a los humildes".

La sustracción del documento pontificio de las manos de los poderosos eclesiásticos es una de las primeras intervenciones de Dios para rehabilitar en la Iglesia al Obispo que Él mismo ha ordenado.

Estamos ya habituados, aunque sea doloroso admitirlo, a considerar la importancia y la grandeza de los aniversarios y de las celebraciones con mayor o menor cantidad de sufrimientos que el Obispo y sobretodo la Vidente padecen. También con ocasión de la celebración de su triunfo, la Madre de la Eucaristía nos ha dirigido esta apesadumbrada llamada por el Obispo: "Orad por vuestro Obispo, porque está pasando un período muy triste, está muy amargado y muy probado". 13 después se ha dirigido a Marisa diciéndole con afecto: "Marisella, tienes muchos sufrimientos. La sangre circula sobre tu cuerpo y el dolor lo come todo". 14

El sufrimiento más grande que el Señor ha pedido a Marisa ha sido el de no estar presente en la celebración del décimo aniversario de las apariciones abiertas a todos y de no participar en la fiesta del triunfo de la Madre de la Eucaristía en la Iglesia y en el mundo. Dios ha pedido este enorme sacrificio a nuestra hermana para la conversión de las almas y sobretodo de los sacerdotes, obispos y cardenales. La Madre del Cielo ha precisado: "Este es el designio de Dios, pero si quiere, puede cambiarlo. Como bien sabéis, el 26 de octubre es la fiesta del triunfo de la Madre de la Eucaristía, pero también el triunfo de vuestra hermana, porque es a ella a la que la Virgen se la aparece desde hace muchos años. Vosotros tenéis que orar y ayudar a esta criatura que cada día y muy a menudo también durante la noche vive la pasión".

Nuestra Señora nos ha revelado la lucha tremenda que ha agitado el corazón de nuestra hermana: "Al inicio se ha rebelado, no estaba de acuerdo con Jesús y ha dicho no, porque quería bajar en medio de vosotros, pero luego, cuando se ha encerrado en sí misma y ha empezado a pensar, ha dicho: "Si todo esto sirve para que los hombres se conviertan, está bien que muera una persona por todos". 15

Jesús, tocado por el heroísmo demostrado por Marisa, dirigiéndose a Nuestra Señora ha dicho: "Madre, oremos por nuestra hijita, para que también ella pueda participar en la gran fiesta de su triunfo, que precede a la fiesta del triunfo de nuestro Obispo, que no ocurrirá en aquel día". 16 Tantas oraciones del Cielo y de la Tierra conmovieron el Corazón de Dios que ha permitido a Marisa poder estar presente al menos el domingo 26 de octubre en la celebración del triunfo de la Madre de la Eucaristía. Nuestra hermana se ha visto obligada por los dolores y la alta fiebre a permanecer en cama y por tanto a no poder bajar a la Iglesia más que el día 24, cuando celebramos el décimo año de las apariciones de la Madre de la Eucaristía abiertas a todos. En aquella circunstancia se celebró por primera vez la S. Misa compuesta personalmente por nuestro Obispo.

"Finalmente, después de 10 años, ha llegado el triunfo de la Madre de la Eucaristía. Para Nosotros los del Cielo, hoy, es también vuestro triunfo, que sin embargo para los hombres de la Tierra tiene que llegar todavía". Esto es un fragmento de la carta de Dios comunicada por Nuestra Señora, la cartera de Dios, como a ella le gusta definirse, del domingo 26 de octubre, día en el que la comunidad "Movimento Impegno e Testimonianza -Madre de la Eucaristía", ha festejado el triunfo de la Madre de la Eucaristía, anunciado por ella tantas veces en el pasado: "Yo soy la Madre de la Eucaristía y poco a poco todos me conocerán bajo este nombre" (Carta de Dios, 11 de febrero 1992). Un gran don fue hecho a los presentes en esta histórica jornada que será recordada en toda la Iglesia: Dios Padre en persona ha hablado: "Bendigo el triunfo de la Madre de la Eucaristía, de la Madre de Jesús y Madre vuestra; os bendigo a vosotros y vuestro triunfo espiritual. Ánimo, hija mía, estás derramando sangre por la Iglesia, por los que amas, por tu comunidad; tus sufrimientos me son muy agradables". Además del triunfo de la Virgen, Dios Padre ha bendecido y anunciado el triunfo de sus dos hijos que Él ha llamado para la gran misión. Es también su triunfo porque la misión más importante confiada por el Señor al Obispo y a la Vidente, es la de trabajar por el renacimiento de la Iglesia, por el triunfo de Jesús Eucaristía y de la Madre de la Eucaristía.

"Mi nombre, Madre de la Eucaristía, es ya conocido en todo el mundo. Todos conocen a la Madre de la Eucaristía, todos conocen al Obispo ordenado por Dios, Mons. Claudio Gatti y a la vidente Marisa Rossi". Esto es lo que nos hizo saber Nuestra Señora en las cartas de Dios del pasado mayo. Después del triunfo de Jesús Eucaristía, proclamado por Dios el 10 de enero de 2002, llegó también el de la Madre de la Eucaristía, título que le ha sido dado por su Hijo.

"Quiero deciros que estaría contento si la gran fiesta de la Madre de la Eucaristía fuese celebrada el 24 de octubre, cuando celebraréis los diez años de las apariciones, diez años de sufrimiento, diez años de amor", esto es lo que ha dicho Jesús en la carta de Dios del 28 de junio del 2003. La comunidad ha seguido las indicaciones del Hijo de Dios y ha festejado este gran triunfo con una novena que ha tenido los momentos más grandes y conclusivos el 24 de octubre, día en el que ha sido festejado el 10º aniversario del inicio de las apariciones de la Madre de la Eucaristía abiertas a todos, después el 25 de octubre, en el que ha sido hecha una vigilia de oración y por fin el 26 de octubre, cuando se ha desarrollado la solmene procesión para celebrar la victoria de la Madre celeste. El mismo día Nuestra Señora ha expresado nuevamente el deseo del Señor: "Desde este año la fiesta grande para el triunfo de la Madre de la Eucaristía será siempre celebrada el 24 de octubre". 17

El domingo 26 de octubre numerosas personas, provenientes de todas partes de Italia, estaban presentes en el lugar taumatúrgico en vía delle Benedettine, en Roma, para participar en los festejos en honor de la Madre de la eucaristía.

La procesión ha partido de la capillita donde, sobre un baldaquino, fue colocada con preciso significado la estatua de Nuestra Señora: en efecto la primera gran enseñanza de la Madre de la Eucaristía en estos diez años de apariciones es que en la Eucaristía no sólo está presente Jesús en cuerpo, sangre, alma y divinidad, sino que están también presentes el Padre y el Espíritu Santo, es decir la Santísima Trinidad. Ante la Eucaristía, por tanto, nos encontramos en la misma situación que los ángeles en el Paraíso con la única y gran diferencia que éstos ven a Dios Uno y Trino tal como Él es. Este es el motivo por el cual la procesión ha empezado con la salida de la estatua de la Virgen desde la capillita, donde está reservada la Eucaristía; de este modo se ha querido indicar que la Madre de la Eucaristía ha venido del Paraíso donde están el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, y se ha ido al encuentro de los hombres apareciendo en la Tierra.

A los lados del caminito que separa la puerta de la Iglesia, estaban dispuestos los abanderados que sostenían las banderas de diversas naciones. La estatua de la Madre de la Eucaristía ha sido traída hasta el final del lugar taumatúrgico, delante de la puerta de entrada y, dirigida al mundo, lo ha bendecido, y a esta bendición, a esta presencia de María en el mundo, han seguido las respuestas de las diversas naciones. La primera en responder ha sido la de Italia; nuestra nación tiene el derecho de primogenitura, porque es en Italia, y exactamente en Roma, que Nuestra Señora se ha aparecido como Madre de la Eucaristía: "Yo soy Madre de la Eucaristía, pero no todos aceptarán este nombre que cierra la historia. Deseo ser amada e invocada como Madre de la Eucaristía" (Carta de Dios, 11 febrero 1992). La primera bandera, por tanto, que ha seguido a la estatua de Nuestra Señora en procesión ha sido la de Italia junto a la bandera del Vaticano. Esta última ha sido escogida, no sólo por respeto al Papa, sino también porque el 3 de noviembre 1993, apenas diez días después del inicio de las apariciones de la Madre de la Eucaristía abiertas a todos, el futuro Obispo y la Vidente han estado en la audiencia general del Papa en la sala Nervi en el Vaticano. Habían traído con ellos la estatua de la Madre de la Eucaristía. Juan Pablo II, cuando ha entrado y ha visto la estatua, la ha reconocido enseguida, porque ya la conocía. Se ha dirigido con rapidez hacia ella, una sonrisa ha iluminado su rostro y la ha bendecido sin que nadie se la indicase. Después, dirigiéndose a Don Claudio y Marisa, ha dicho: "Vosotros sois los de la Virgen". Ha sido el Pontífice, por tanto, el que ha dado a don Claudio y Marisa el título que les corresponde. El sucesor de Pedro aprecia y reconoce la autenticidad de las apariciones de la Madre de la Eucaristía, y esto sobresale también por el hecho de que el 13 de junio de 2001, en la vigilia de la fiesta del Corpus Domini, él terminó su catequesis del miércoles diciendo: "María, Madre de la Eucaristía os proteja a todos". Por otra parte, ya el 7 de diciembre de 1997, Juan Pablo II había adorado la Eucaristía que había sido apoyada, por intervención de Dios, sobre el cáliz dibujado sobre un estandarte que plasmaba la Madre de la Eucaristía. Esta Eucaristía fue llevada por Don Claudio y Marisa, acompañada por los miembros de la comunidad, a la plaza de San Pedro. Aquél día Nuestra Señora hizo un anuncio profético: "Hoy he hecho mi entrada en el Vaticano y este ingreso continuará". Por tanto la bandera del Vaticano, que en la procesión ha seguido a la estatua de la Madre de la Eucaristía, representa la adhesión del Papa a las apariciones de la Madre de la Eucaristía en el lugar taumatúrgico en via delle Bendettine. A medida que avanzaba, detrás de la estatua se han alineado las banderas de otros países, que se habían colocado en diversos puntos. Esto es para indicar que la Virgen, como Madre de la Eucaristía, ha sido progresivamente conocida, aceptada y amada en todas las naciones. El hecho de que la Madre avance y todas las naciones le vayan detrás representa la voluntad de Dios expresada por Jesús cuando todavía vivía en la Tierra: "Ut omnes unum sint", es decir: "Para que todos sean una sola cosa" (Jn. 17, 21-22). Voluntad confirmada por Jesús cuando, en algunas cartas de Dios, ha profetizado que todas las naciones, todas las religiones y todos los pueblos serán reunidos gracias a la potencia divina que se difunde de la Santa Eucaristía.

Cuando la procesión ha llegado ante la puerta de entrada, las banderas han rendido homenaje a la estatua de Nuestra Señora. El Obispo ordenado por Dios ha tomado el decreto con el que ha reconocido la veracidad de las apariciones de la Madre de la Eucaristía y de los milagros eucarísticos, y lo ha enseñado a los presentes. Este gesto quería indicar el reconocimiento de la Iglesia sobre hechos sobrenaturales acontecidos en via delle Benedettine. A continuación el Obispo ha bendecido a todos los que estaban en el lugar taumatúrgico con la única y verdadera reliquia de Nuestra Señora existente en la Tierra: un cabello suyo. Es una reliquia diferente de las otras porque esas hacen referencia a las partes del cuerpo y vestidos pertenecientes a santos mientras vivían en la Tierra; el cabello de Nuestra Señora, en cambio, pertenece al único cuerpo glorioso, después del de Cristo, que ya está en el Paraíso. Usando las palabras que el Obispo Mons. Gatti ha pronunciado el 26 de octubre podemos decir que "Dios nos ha dado una reliquia de la reliquia".

La procesión, encabezada por la estatua de Nuestra Señora, seguida por la vidente que tenía en la mano la reliquia y que cerraba el Obispo, se ha desdoblado a lo largo del jardín y se ha colocado donde las banderas habían formado un arco. Bajo este arco ha pasado la estatua de la Madre de la Eucaristía: "Esto significa que nosotros aceptamos y creemos cuanto Dios nos ha comunicado: las conversiones obradas por estas apariciones y por los milagros eucarísticos, que han llegado a tres mil millones quinientas una mil", ha explicado en la homilía Su Excelencia Mons. Claudio Gatti.

Para indicar el triunfo de la Madre de la Eucaristía en la Iglesia, con las banderas ha sido diseñado un cáliz alrededor del altar de la basílica. El cáliz indica que la primera en ofrecerse a Jesús Dios ha sido Su Madre. De hecho, recién nacido, el pequeño Jesús, nuestro Salvador y único mediador entre Dios y los hombres, ha sido elevado por María y José al cielo y ofrecido al Padre. La Madre de la Eucaristía, por otra parte, está al lado del Obispo ordenado por Dios durante cada Santa Misa celebrada por él y se une al ofertorio del pan y del vino, para que la potencia del Espíritu Santo pueda transformar el uno y el otro en cuerpo, sangre, alma y divinidad de Cristo. La aparición ha ocurrido en esta magnífica escenografía, embellecida por muchas flores que habían sido colocadas a lo largo del recorrido de la procesión. El momento más hermoso e importante, sin embargo, ha sido vivido por los presentes cuando han participado en la Santa Misa, que ha cerrado la jornada dedicada al triunfo de María. Como ha explicado el Obispo en la homilía, el triunfo de la Madre de la Eucaristía significa un progresivo retorno de la Iglesia a sus orígenes. En la Iglesia primitiva estaban presentes María y los apóstoles. El día de Pentecostés, cuando nació la Iglesia, Nuestra Señora ha dado su sonrisa, ánimo y bendición a los doce, sobre los cuales ha descendido el Espíritu Santo. La característica de los fieles de la Iglesia primitiva era la de la escucha de la catequesis de los apóstoles. La Iglesia de los orígenes estaba despegada de los bienes terrenos, porque estaba deseosa de poseer los bienes sobrenaturales. El renacimiento de la nueva Iglesia brota del triunfo de Jesús Eucaristía y del triunfo de la Madre de la Eucaristía. Solo a través del amor a la Eucaristía, la Iglesia puede volver a brillar y a ser pura, librándose de todos los pesos superfluos que la debilitan. Según el juicio de Dios se ha realizado el triunfo espiritual, pero no ha llegado todavía el reconocimiento humano. La Madre de la Eucaristía ha confirmado, de todos modos, que llegará también el triunfo humano: "No os desaniméis, vuestro momento llegará y será tan grande y glorioso que no podéis ni siquiera imaginarlo" 18.

"La Iglesia renace de la santidad y el esfuerzo personal de cada cristiano" ha concluido el Obispo de la Eucaristía dirigiéndose a los muchos fieles llegados de todas las partes de la Península y dibujando con sus palabras una espléndida imagen: "Que cada uno de vosotros sea una llamita de amor que encienda otros corazones. Como una vela enciende otras, que cada uno de vosotros se convierta en vela para encender a los otros para alabanza y gloria de la Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo".

En octubre, el triunfo de la Madre de la Eucaristía, se ha cerrado una nota muy triste. Después de la creación de los últimos príncipes de la Iglesia, entre los cardenales reunidos en Roma para celebrar el XXVº pontificado de Juan Pablo II, ha estallado la misma situación que en el cenáculo, cuando entre los apóstoles "nació una contienda: quien de ellos sería considerado mayor" (Lc 9, 46)

La Madre de la Eucaristía ha dicho: "El mismo día en el que el Santo Padre ha creado a los nuevos cardenales, todos los príncipes de la Iglesia han empezado a discutir a ver quien de ellos tenía que ser el nuevo Papa, quien tenía que estar más alto que los otros. Así se ha intensificado la lucha entre los obispos y los cardenales y el mensaje de Fátima todavía continua cumpliéndose. El secreto de Fátima, no es el que han revelado, en absoluto. Si hubiese sido aquel, habrían hablado de él mucho antes; detrás de todos estas dilaciones y no querer desvelar el secreto están los grandes hombres de la Iglesia.

Como veis, el Papa quiere vivir todavía. Es un pobre hombre que sufre, pero a los cardenales les va bien tener un Papa en sus condiciones". 19

El último período del año ha sido para el Obispo y la Vidente el más duro, el más sufrido, el más desgarrante. Su alma ha bebido ininterrumpidamente el amargo cáliz del sufrimiento, provocado por las personas internas y externas de la comunidad, por luchas familiares y por pruebas morales muy fuertes. A Don Claudio, una vez se le ha escapado este lamento: "Señor, mi Dios, ¿por qué nos has abandonado? ¿No ves que el dolor nos atormenta y el sufrimiento nos destruye? Los enemigos y algunos que creíamos amigos nos golpean duramente. ¿Hasta cuando durará esta agonía? Te lo suplico, ven en nuestro socorro". Mientras pronunciaba estas palabras, las lágrimas salían de sus ojos y su corazón sangraba. En aquél doloroso momento, que luego se ha prolongado durante buena parte del 2004, ha tenido sólo a su lado a su hermana Marisa, algunos jóvenes y pocos adultos.

Marisa ha continuado durante todo el mes de noviembre viviendo continuamente la pasión de modo incesante y a menudo incluso cruento. Para soportar los terribles dolores ha pedido ayuda a la Madre Celeste: "Ayúdame a soportar este gran sufrimiento. Los clavos continúan penetrando en la carne y las espinas a clavarse en la cabeza; todo el cuerpo me hace daño" 20.

La Madre de la Eucaristía ha pedido muchas veces a los miembros de la comunidad que rezasen por Marisa: "Porque no podéis ni siquiera imaginar cómo las llagas torturan su cuerpo, incluso cuando no las veis. Vosotros sabéis que los estigmas invisibles son más dolorosos que los visibles"

He ahí la causa principal que ha hecho sufrir al Obispo y a la Vidente: algunos jóvenes y adultos de la comunidad han cometido sacrilegios, comulgando en pecado mortal. Nuestra Señora ha hablado varias veces de esta triste y dolorosa situación: "Los que han sido llamados por Dios para hacer este camino duro, pero hermoso, puro y santo, ¿cómo pueden continuar caminando por el camino pecaminoso? Afortunadamente estos son pocos" 21.

"Hace meses que os repito que recibáis a mi Hijo Jesús en gracia, sin embargo algunos han recibido a Jesús en pecado mortal y han cometido sacrilegio. Es inadmisible cometer sacrilegios en este lugar taumatúrgico, declarado santo por Dios" 22.

Tenemos que aclarar una vez más, que el tono espiritual de una comunidad no se debe juzgar por la traición de unas pocas personas, sino del esfuerzo de todos. Sufrir porque algunos cometen sacrilegios, mientras la mayor parte de los miembros de la comunidad vive en gracia, denota la preocupación materna de Nuestra Señora, el ansia apostólica del Obispo, la voluntad de inmolación de la Vidente y el deseo de comunión de las ovejas buenas con las descarriadas.

Sabemos admitir y reconocer que en medio de nosotros hay ramas secas, pero esto no significa que la planta entera esté enferma. Nos consuelan las palabras que Nuestra Señora nos ha dirigido: "Vosotros sabéis amar más que los otros, pero podéis hacer todavía más. Yo pongo todo mi amor en ayudaros, pero hay siempre alguno que tropieza" 23

No es asunto nuestro juzgar las condiciones espirituales de otras comunidades, tampoco de las religiosas, pero sabemos, por revelación sobrenatural, que es muy triste y preocupante por los numerosos sacrilegios que cometen sus miembros. Incluso entre los sacerdotes, los obispos y los cardenales hay numerosos sacrilegios, como ha confirmado la Madre de la Eucaristía: "Hoy por la fiesta del Santo Padre hemos orado también Nosotros los del Paraíso, pero cuantas, cuantas, cuantas personas, incluidos los hombres de la Iglesia que lo circundaban, no estaban en gracia" 24

El Obispo ordenado por Dios ha escrito una carta (anexo n. 1) fechada el 24 octubre 2003, a los cardenales Ruini, Ratzinger y Bertone, artífices de su dimisión del estado clerical, en la que ha demostrado en base al C.I.C. que los susodichos cardenales habían cometido un acto moralmente ilícito y jurídicamente inválido y ha insistido para que fuese mostrado el decreto pontificio que sancionaba su reducción al estado laical. La misma carta, para su conocimiento, ha sido expedida también a los superiores de los dicasterios de la Curia Romana y a muchos Obispos italianos.

En la aparición del 2 de noviembre, Marisa ha dicho a Nuestra Señora: "Hemos escrito la carta a los grandes hombres de la Iglesia, como tu has dicho. La nuestra es una tentativa para salvar al S. Padre, porque no sabe nada y le hacen hacer y decir lo que quieren. En un futuro esta carta será un documento importante. Ahora te toca a ti hacer que los grandes hombres de la Iglesia reciban la carta, la lean y no la rompan". Esta es la respuesta de Nuestra Señora: "Marisella, ya lo sabes, muchos han aceptado la carta y otros la han roto. Los que la han roto son masones, y los que la han conservado tienen miedo de los poderosos, de los fuertes".

El Obispo nos ha hecho saber que Marisa, por voluntad de Dios, ha estado presente en bilocación en la habitación de los cardenales y de los obispos en el momento en el que recibían la carta y la leían. Don Claudio sabe la reacción de cada uno de los eclesiásticos, pero a nosotros nos ha dicho solamente que la mayoría de los destinatarios la han leído con atención y respeto y han reconocido su veracidad y han compartido el contenido. En verdad, sólo pocos mientras leían la carta, han explotado y se han puesto como una furia y han asestado puñetazos tan violentos sobre el escritorio, que han tirado por los aires los objetos que estaban encima. Estos han roto la carta, aunque luego, pasada la rabia, han tratado de procurarse una copia.

En el Vaticano, en el Vicariato y en las curias diocesanas han hablado largamente sobre esta carta; se han cruzado telefonazos y se han intercambiado opiniones. Muchos se han preguntado: "¿Dónde ha llegado la Iglesia? Así no se puede continuar adelante. Es necesario aclarar la situación".

El 6 de noviembre se celebraba el aniversario de la muerte del padre del Obispo y el Señor le ha hecho un regalo, porque ha permitido hablar a su padre: "Yo no veo todavía a la Virgencita, pero ella me ha dicho que hable. Sufro por mi hijo, mi dulce hijo Obispo. Qué gracia tan grande ser ordenado Obispo por Dios. Marisella, te doy las gracias, porque has vivido la pasión y has sufrido también por mis seres queridos". Marisa le ha respondido: "Adiós, abuelo Agustín, adiós, querido. Nosotros rezamos, para que vayas pronto al Paraíso y desde allí podrás orar por su Excelencia. Este es Emmanuel, tu nieto". Don Claudio se ha emocionado al sentir las palabras pronunciadas por su padre y ha recordado lo que le había dicho el día de su ordenación sacerdotal: "Acuérdate que las personas que más hayas amado, serán las que más te harán sufrir". El Señor se ha servido de una persona modesta para hacer conocer a Don Claudio una verdad que experimentaría muchas veces en su vida de sacerdote y de obispo.

El 16 de noviembre, la Madre de la Eucaristía ha comunicado al Obispo y a la Vidente que hasta Navidad, los que estuvieran presentes en las apariciones sentirían sólo los saludos iniciales y la bendición final, porque el mensaje sería reservado sólo para ellos.

Don Claudio ha explicado que con esta decisión Dios ha querido zarandear a la comunidad del torpor espiritual en el que había caído. Los que participaban en las apariciones, las vivían de manera rutinaria. Nada más peligroso que habituarse en la vida espiritual, porque faltan los estímulos para crecer en la santidad. Muchos sentían el mensaje de Dios en el momento en el que era comunicado y luego lo olvidaban. Sobretodo Dios quería empujar a la verdadera conversión a los que, habían cometido sacrilegios, pocos en verdad. Por otra parte las relaciones entre los jóvenes y los adultos habían empezado a hacer aguas y entre ellos había incomprensiones.

Don Claudio ha sustituido durante algunas semanas los encuentros bíblicos con momentos de examen de su vida, durante los cuales todos han podido exponer sus valoraciones sobre las causas que habían producido, un paro para algunos y un declive para otros, de la vida espiritual.

El último domingo de noviembre se ha verificado un episodio, del que al inicio sólo estaban en conocimiento el Obispo y la Vidente. Dios, a través de la Madre de la Eucaristía, había asegurado a sus dos hijitos que "Nadie podría nunca retorceros ni siquiera un cabello, y menos aún mataros". Los enemigos de la Eucaristía han organizado varios atentados para matar al Obispo y a la Vidente que han fracasado todos miserablemente; ante los repetidos fracasos, en lugar de desistir, han continuado con obstinación pagando a sicarios.

El 30 de noviembre, un asesino se ha introducido en nuestra basílica, confundiéndose entre los fieles presentes. Había sido pagado para matar al Obispo y tenía una pistola sofisticada, dotada de silenciador. Nuestra Señora ha advertido inmediatamente a Marisa de la presencia del sicario que, en bilocación, se ha puesto en la trayectoria del arma de fuego. El asesino ha visto ciertamente a Marisa que hacía de escudo al Obispo y, no pudiendo conseguir su intento, ha desistido de llevar a cabo el crimen.

En el momento de la paz la Vidente ha advertido a Don Claudio de la presencia del asesino y el Obispo ha respondido con una sonrisa tranquilizadora con la que ha manifestado su inquebrantable confianza en la protección divina.

Apenas terminada la S. Misa y abiertas las puertas, el sicario ha huido rápidamente; probablemente ha ido a contar a los que lo habían mandado que no había podido cumplir el encargo por el que había sido pagado. Es espontáneo preguntarse quiénes son los mandantes. Sabemos con certeza que el Obispo y la Vidente conocen su identidad, pero por el momento, no pueden revelarla.

El 2 de diciembre la abuela Yolanda, después de una larga y sufrida enfermedad, se ha dormido en los brazos del Señor. Desde hacía tiempo Nuestra Señora nos había comunicado que se estaba acercando el momento de su partida para el Paraíso. El Obispo ha impartido con conmoción la absolución al punto de morir y ha administrado el sacramento de la Unción de los enfermos a la que había cuidado durante muchos años con afecto y devoción.

La abuela Yolanda ha vivido las últimas horas de su vida, asistida por el Obispo, a quien había amado como a un hijo, y de Marisa. En el momento del traspaso estaban presentes también sus hijos Ana y Roberto y los nietos Yari y Laura.

Nuestra Señora estaba presente durante la breve agonía que ha precedido a la muerte y ha acompañado e introducido el alma de la abuela Yolanda en el Paraíso.

El día del funeral, mientras Marisa estaba en su habitación y estrechaba en su corazón a la pequeña Sara, han aparecido Nuestra Señora y su madre que la han besado y acariciado a ella y a la nietecita.

Muchas otras veces Nuestra Señora traerá consigo a la abuela Yolanda para animar a Marisa a continuar adelante en la misión que Dios le ha confiado.

El ocho de diciembre la Madre de la Eucaristía ha interrumpido momentáneamente el período establecido por Dios en el que la comunidad estaba privada de las apariciones, y se ha hecho presente de nuevo en medio de sus hijos, que han escuchado con amor y alegría todo lo que les ha dicho: "Dios me ha permitido venir. Estoy contenta de estar aquí con vosotros después de tanto tiempo. Yo quiero estar siempre con vosotros, pero me lo habéis impedido. Una madre sufre cuando no está al lado de sus hijos". La Madre de la Eucaristía ha hablado también de la abuela Yolanda: "Ha sido una santa madre, una santa mujer y ahora está en el Paraíso gozando. Está aquí conmigo y tiene a su lado a sus dos nietecitos. Marisella, no tienes que sufrir, tienes que alegrarte porque tienes una madre santa. ¿Ves que hermosa, luminosa y radiante es?".

Aquél día Dios nos hizo otro regalo: permitió a la abuela Yolanda que hablara: "Hija mía, haz como dice la Virgen. Te ayudo sobre todo a ti y a su Excelencia. No hagáis sufrir al Obispo. Yo no le he hecho sufrir nunca; lo he respetado y amado. Rezo también por la comunidad. A mi hijita Marisa, a mis otros hijos, a mis nietos y sobrinos, a la pequeña que tiene que nacer, les digo que la madre, la abuela reza siempre por vosotros".

En el último período del mes se ha realizado un fenómeno que ha demostrado la profunda unión que hay entre Jesús, víctima divina, y Marisa, víctima humana. La Vidente, obligada a permanecer en cama a causa de sus graves problemas de salud, no podía bajar a la capilla para participar de la Santa Misa junto a los miembros de la comunidad y la seguía a través de la radio desde su habitación. Mientras el Obispo pronunciaba las palabras de la consagración, a Marisa se le han abierto los estigmas de las manos y de los pies, la herida del costado y de la frente. El Señor ha recompensado a Marisa, porque ha aceptado vivir la pasión todas las noches y a menudo de día, y la ha llevado una vez más al Paraíso, donde ha gozado por anticipado de la felicidad eterna.

La Madre de la Eucaristía ha hablado algunas veces a todos y frecuentemente al Obispo y a la Vidente de un grupito de personas, cuyo único objetivo de su vida era calumniar y denigrar de todas las maneras posibles al Obispo y a la Vidente y lo que Dios ha realizado en el lugar taumatúrgico. Estas personas son ex miembros de la comunidad y su identidad es perfectamente conocida por Don Claudio y Marisa. Han recibido del Señor, cuando frecuentaban el lugar taumatúrgico, milagrosas curaciones para sí o para sus seres queridos, han sido ayudados por el Obispo para afrontar graves y delicados problemas, han sido sus huéspedes y han frecuentado la casa.

Como los ángeles rebeldes se han transformado en demonios, estas personas, de amigos se han convertido en implacables enemigos. Han seguido la metamorfosis de Judas que de entusiasta seguidor de Cristo se ha convertido en un traidor.

Estos ex miembros de la comunidad, que en el pasado habían defendido y alabado muchas veces a Don Claudio, se han convertido en feroces denigradores, poco después que el Obispo les ha llamado la atención, porque habían faltado gravemente. Del amor se han pasado al odio y han llegado a tirar piedras pesadas sobre el toldo durante una reunión de oración para desanimar a las personas que frecuentaban el lugar taumatúrgico.

Se han reunido en corrillos para inventar calumnias y maldades contra Don Claudio y Marisa, contarlas en el Vicariato y difundirlas ante muchos sacerdotes de Roma pero, sin saberlo, han sido instrumentos para realizar un designio divino. Estos desventurados muy a menudo y especialmente en ocasiones de grandes aniversarios, se han escondido cerca del lugar taumatúrgico, después de haber colocado en los rincones externos del jardín las grabadoras para grabar las cartas de Dios y las homilías y catequesis del Obispo. Los casetes grabados han sido duplicados y entregados por estos Judas en el Vaticano, en el Vicariato y a eclesiásticos de Roma y fuera de Roma.

Eh ahí como muchas ideas, reflexiones e iniciativas del Obispo han sido apropiadas y recicladas por los sacerdotes, obispos, cardenales y además por los que escriben los discursos del Papa: solo Dios puede servirse de sus enemigos para realizar sus designios.

El 24 de diciembre se han reanudado regularmente las apariciones en los días establecidos. Dios ha dicho a la Virgen: "María, ve al lugar taumatúrgico, vuelve con mis hijos. Quiero esperar que esta vez hayan comprendido lo importante que es venir a este lugar y que tu, María, vayas con ellos para ayudarlos y corregirlos".

La noche de Navidad la Madre de la Eucaristía, como ocurre cada año, ha entregado al Niño Jesús a Marisa que lo ha estrechado sobre su corazón y se lo ha dado a S. José diciéndole: "Cógelo bien, no lo dejes caer, es pequeñito".

El año se ha cerrado con un nuevo e inesperado milagro.

El 30 de diciembre la comunidad ha ofrecido al Señor una jornada de adoración eucarística para pedir perdón por los pecados cometidos durante el año. Por la mañana Marisa ha sufrido la pasión de manera particularmente cruenta, acompañada de un nuevo y abundante derramamiento de sangre de los estigmas de las manos y de la frente. Sus graves condiciones de salud no le han permitido bajar a la capillita, pero se ha unido a las oraciones de la comunidad en su habitación, donde S. E. Mons. Claudio Gatti había expuesto la hostia grande que había sangrado dos veces: el 16 de mayo del 2000 y el 6 de abril del 2002. Por la tarde, al término de la S. Misa celebrada por el Obispo, mientras Marisa en su habitación sufría nuevamente la pasión y los estigmas sangraban, de la hostia surgió nuevamente la sangre, para indicar la íntima y profunda unión entre Jesús y Marisa, su esposa y víctima de amor. El Obispo, una vez que volvió a casa, y después de haber constatado el milagro ocurrido, llevó la hostia a la capillita, donde los miembros de la comunidad permanecieron algunas horas en adoración. Sobre la hostia estaban presentes, además de las grandes manchas de sangre de los anteriores derramamientos de sangre, otras manchas más pequeñas formadas en sus bordes.

Las dos efusiones de sangre anteriores de esta Eucaristía ocurrieron en circunstancias análogas a esta última:

- el 16 de mayo del 2000, mientras Marisa estaba obligada a permanecer en cama por la enfermedad, la Madre de la Eucaristía depositó la hostia ensangrentada sobre una plantita de su habitación. Marisa, dándose cuenta del milagro, informó inmediatamente al Obispo que acababa de terminar la celebración de la S. Misa. La Madre de la Eucaristía reveló a Marisa cómo había ocurrido este milagro eucarístico. Un eclesiástico, que todavía hoy ocupa un lugar muy importante en la jerarquía de la Iglesia, mientras estaba celebrando la S. Misa, había visto surgir de la hostia grande recién consagrada algunas gotas de sangre. En lugar de alegrarse, irritado por el extraordinario milagro ocurrido bajo su mirada, con gesto enfadado, había apartado la hostia ensangrentada pidiendo al ayudante una segunda hostia para proseguir la celebración de la S. Misa y no permitir así a los que estaban presentes que se dieran cuenta de lo que había ocurrido. Por otra parte, ya que la hostia que había derramado sangre, según la intención del celebrante, estaba destinada para una misa negra, Nuestra Señora la sustrajo inmediatamente del sacrilegio y la transportó al lugar taumatúrgico donde fue amada y adorada.

- El 6 de abril del 2002 la hostia sangró una segunda vez, con ocasión de una jornada de oración, de ayuno y de adoración para pedir a Dios el don de la paz. Marisa, no pudiéndose unir a la comunidad en la capillita por causa del sufrimiento provocado por la pasión, estaba recogida en adoración en su habitación delante de la Eucaristía que había sangrado el 16 de mayo del 2000. Mientras el Obispo celebraba la S. Misa, Marisa vio una nueva efusión de sangre de la hostia. Poco después sintió y vio un tremendo terremoto conmover toda la casa y sobretodo vio los objetos que estaban sobre la cómoda que estaba frente a él, volcarse, caerse y hacerse añicos. El suceso sobrenatural duró pocos segundos, ya que Marisa vio que todo volvía intacto a su sitio. Ésta es la misma experiencia que vivieron los que estaban al pie de la cruz inmediatamente después de la muerte de Jesús. "Y Jesús dando un fuerte grito, expiró. Y el velo del templo se rasgó en dos de arriba abajo, tembló la tierra y las rocas se hendieron" (Mt. 27,50-51).

Esta tercera efusión de sangre, ocurrida el 30 de diciembre del 2003, es un nuevo signo del sufrimiento de Cristo por la situación espiritual de los sacerdotes. A nuestra hermana Marisa desde finales del verano pasado le han sangrado frecuentemente los estigmas de las manos, de los pies, de la frente y del costado. Marisa sufre la pasión por la Iglesia, por el Obispo, por la comunidad y por todas las personas que se encomiendan a sus oraciones para su sanación física y espiritual.

Este milagro ocurrido en el tiempo de Navidad nos ofrece nuevos puntos de reflexión para profundizar en el misterio de la Encarnación y en el Eucarístico.

En el misterio de la Encarnación, la Omnipotencia divina se esconde en un recién nacido pequeño e indefenso. En el misterio de la Eucaristía Jesús está realmente presente bajo la apariencia del pan y del vino.

En Belén, los pastores, personas sencillas y humildes, han adorado al Niño Jesús y han dado testimonio sin temor a todos, de lo que habían visto. "Apenas los ángeles se hubieron alejado para volver al cielo, los pastores decían entre sí: "Vayamos pues hasta Belén, veamos este acontecimiento que el Seños nos ha manifestado". Fueron pues a toda prisa y encontraron a María, a José y al niño, acostado en el pesebre. Y después de haberlo visto, dieron a conocer lo que les habían dicho acerca de aquel niño. Todos los que lo oyeron se maravillaban de lo que los pastores les decían". (Lc. 2, 15-18)

Seguramente su testimonio llegó también a Jerusalén y a los oídos de los sumos sacerdotes que no dieron crédito a lo que los pastores anunciaban.

El lugar taumatúrgico es la nueva Belén desde donde, gracias a los numerosos milagros eucarísticos, a las teofanías trinitarias y a las apariciones de la Madre de la Eucaristía, se ha propagado una nueva luz que se ha difundido ya por toda la Iglesia. Esta luz ha generado un fuerte impulso, una renovada atención, una ardiente fe y un extraordinario amor hacia la Eucaristía.

Por desgracia, solo los hombres pequeños y humildes han creído en los acontecimientos sobrenaturales ocurridos en el lugar taumatúrgico, mientras los poderosos hombres de la Iglesia han combatido de todos los modos posibles las obras de Dios. La conversión de tres mil millones quinientas una mil personas, el triunfo de Jesús Eucaristía y de la Madre de la Eucaristía se han realizado por las intervenciones de Dios, que ha llamado a colaborar en sus designios a Don Claudio y Marisa. A la victoria de Jesús Eucaristía y de la Madre de la Eucaristía seguirá, cómo y cuándo le plazca a Dios, la del Obispo de la Eucaristía y de la Víctima de la Eucaristía.

El nuevo año se ha abierto bajo el distintivo de la esperanza y de la renovada confianza por parte de Dios: "Procurad que este año sea un año lleno de alegría, de amor y de perdón. Durante el año pasado os habéis equivocado, habéis cometido pecados graves o menos graves, pero, como ya he dicho, dejadlo todo en las manos de Dios. Pensad: Dios no me manda donde hay millares de personas, sino aquí con vosotros, que sois un pequeñísimo rebaño. Tratad de amar a Dios, de hacer su voluntad, de amaros vosotros mismos y de ayudaros mutuamente". 25

Hoy muchos cristianos piensan que la observancia del decálogo es facultativa, porque siguen una moral subjetiva. Los sacerdotes no hacen mucho para oponerse a esta mentalidad que se está insinuando en muchas conciencias. Tampoco, en esta triste situación, ha faltado la intervención de la más grande maestra de la vida espiritual: "Atención al sexto mandamiento y a todos los mandamientos. Dios os ha corregido cuando os habéis equivocado y ha dicho que respetéis los mandamientos". 26

Nuestra gran catequista nos ha hablado muchas veces del Paraíso y del infierno. Del primero ha dicho: "No podéis imaginar qué hermoso es el Paraíso y qué grande el gozo, la gloria, la alegría y el amor hacia Dios y todos los que allí hay" y del segundo ha explicado: "En el infierno no hay fuego, como dicen muchos e incluso Dante; hay almas condenadas que odian, porque saben que no verán ni gozarán de Dios, saben que no irán nunca al Paraíso". 27

Nuestra Señora ha puesto siempre al corriente al Obispo y a la Vidente de lo que dicen los pequeños y los grandes hombres de la Iglesia en lo que a ellos se refiere: "Hijitos míos, sé que lo que os digo os hace sufrir, pero es justo que sepáis lo que mis hijos predilectos dicen referente a vosotros, porque en un futuro, cuando Don Claudio subirá a alturas estupendas, tiene que saber de qué personas podrá fiarse".

El Obispo y la Vidente conocen desde hace años, por revelaciones sobrenaturales la identidad, el número y la categoría de los eclesiásticos que están inscritos en la masonería.

En la introducción de los anteriores volúmenes ya hemos escrito que Marisa, cada vez que ve por televisión las ceremonias pontificias, se queda turbada y sufre, porque reconoce a los obispos y cardenales masones que circundan al papa.

La Vidente ha manifestado una gran preocupación suya a Nuestra Señora: "Con todos estos masones que ocupan cada vez más puestos de mando, ¿como acabará la Iglesia?" Ésta es la respuesta: "Cuando mis dos hijitos miran a su alrededor no encuentran otra cosa que masones, masones, masones; hablo de los hombres de la Iglesia. Hija mía, la Iglesia se salvará justamente por tus sufrimientos". 28

Por la tarde el 15 de enero del 2004 ha ocurrido un extraordinario milagro eucarístico. En el pasado, la Eucaristía, transportada al lugar taumatúrgico por Jesús, por la Virgen, por los ángeles y por los santos, ha sido colocada sobre flores, en copas sagradas o sobre el altar, pero esta vez Nuestra Señora ha apoyado una hostia sobre la frente ensangrentada de Marisa.

Durante la mañana ocurría la enésima emanación de sangre de los estigmas de las manos, de la frente y del costado de la vidente de manera abundante y extremadamente dolorosa. Por la tarde S.E. Mons. Claudio Gatti fue informado de que Marisa estaba cantando en su habitación y su canto llegaba a tonos talmente altos, que ningún cantante habría podido alcanzar. El Obispo ha llamado a la puerta, pero al no recibir respuesta, se ha dado cuenta enseguida que Marisa estaba en éxtasis y estaba cantando junto a Nuestra Señora. Terminado el canto, la Madre de la Eucaristía le ha dicho a Marisa que ningún santo o místico ha sufrido lo que está sufriendo ella y por esto, según Dios, es la estigmatizada más grande y más importante. A continuación Nuestra Señora ha apoyado sobre la frente de Marisa una hostia que ha permanecido perfectamente adherida después de la emisión de nueva sangre. Sobre esta sangre humana, el Señor ha querido colocarse a Sí Mismo. Puesto que en la Eucaristía está realmente presente Jesús en Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, este milagro eucarístico ha hecho posible la simultánea presencia de sangre divina y de sangre humana en una hostia, acontecimiento que nunca antes ha ocurrido en la historia de la Iglesia. El Señor, uniendo su sangre a la de una criatura suya, ha querido evidenciar la unión indisoluble, místicamente profunda, que existe entre Él, víctima divina y Marisa, víctima humana. Solamente la sangre divina salva, convierte y redime a los hombres, pero el Señor llama libremente para Sí a algunas almas para unirlas a su pasión: esto es un gran acto de amor y de estima hacia sus hijos, porque nada puede añadirse al poder de su Redención y a los infinitos méritos de su pasión. También, el Señor, nos pide ayuda a nosotros, no a través de la inmolación total, sino de un testimonio fiel y generoso.

En las primeras horas del sábado 17 de enero, la hostia, que hasta aquel momento había permanecido perfectamente adherida en la frente, de repente se desprendió. Sobre ella estaban visibles los pequeños grumos de sangre de Marisa. Veinticuatro horas más tarde, mientras el Obispo estaba secando la sangre que había surgido nuevamente de las manos, de la frente y del costado de la vidente, apareció Nuestra Señora y dijo: "Hijos míos, salió también la sangre de Jesús de la hostia que yo traje el jueves". De hecho en ella era visible de forma más relevante la sangre de Cristo junto con la de Marisa. Por otra parte la hostia emanaba el intenso perfume que caracteriza a todos los milagros eucarísticos ocurridos en el lugar taumatúrgico.

Este milagro eucarístico, del cual nosotros somos testigos, es un estímulo para hacernos responsables y conscientes y para vivir las intervenciones de Dios de modo consecuente. Cada intervención de Dios trae beneficios espirituales enormes en toda la Tierra, por lo que hoy podemos decir que el mundo es mejor y la Iglesia más santa.

El milagro eucarístico del 11 de junio de 2000 es el sello que Dios ha puesto sobre el episcopado dado a nuestro Obispo y a todos los milagros eucarísticos ocurridos en el lugar taumatúrgico. Del mismo modo, este milagro puede ser considerado el sello de la unión de la pasión de Cristo y de la vivida cotidianamente por nuestra hermana Marisa que, puede afirmar, como dijo S. Pablo: "Me alegro por los sufrimientos que soporto por vosotros y completo en mi carne lo que le falta a los sufrimientos de Cristo, en favor de su cuerpo que es la Iglesia" (Col 1, 24).

Enero ha sido particularmente duro, fatigoso y doloroso para el Obispo y sobretodo para la Vidente, a la cual se le han abierto los estigmas y han sangrado unas 12 veces y también las heridas de su cuerpo.

La Madre de la Eucaristía ha dicho: "No os escondo que los sufrimientos que padece vuestra hermana son grandísimos. Orad, para que tenga la fuerza de soportarlos hasta el fondo". 29

"Esta vez el golpe de lanza ha sido tan fuerte que te ha desgarrado el corazón. El golpe de lanza te ha agujereado delante y detrás". 30

"Mirad como está reducida vuestra hermana. Está señalada por los estigmas que le ocasionan mucho dolor". 31 "La sangre, también hoy, ha salido de los estigmas de vuestra hermana". 32

A los sufrimientos de origen sobrenatural, se han añadido sufrimientos de origen natural; la salud de Marisa ha ido declinando y ha dado continuos motivos de preocupación por una fiebre insistente más alta de 41 grados que ha atacado su cuerpo durante bastante tiempo, tal como nos lo ha comunicado Nuestra Señora en las apariciones de los días: 8 y 15 de enero, diciendo que Marisa lloraba y se quejaba, pero luego repetía su sí de manera cada vez más generosa.

Además, Dios ha pedido a Marisa que ofrezca su dolor, no solo por la Iglesia sino también por la conversión de todos los hombres, por la comunidad, pero sobretodo por el Obispo que tendrá que asumir en el interior de la Iglesia grandes responsabilidades.

De todos modos, a causa de sus graves problemas, Marisa durante un cierto período de tiempo no ha podido transmitirnos las cartas de Dios y ha sido obligada por los médicos a tomarse un período de descanso fuera de Roma: las apariciones para todos se han interrumpido el 15 de enero y se han reanudado el 15 de febrero.

También la salud del Obispo ha empezado a sucumbir y eran evidentes en su rostro los signos del cansancio y de la pena.

"Sin embargo -ha dicho la Madre de la Eucaristía- a pesar de todos los sufrimientos, las calumnias y las difamaciones, está siempre dispuesto a seguir adelante y a venir en vuestra ayuda". 33

Don Claudio nos ha confiado que con ocasión de las reuniones del clero, algunos sacerdotes de Roma, incluidos los ex compañeros de seminario, han utilizado frases injuriosas con respecto a Marisa y le han descrito a él como una persona plagiada. Ha añadido que entre el clero de Roma hay muchos sacerdotes que creen en los milagros eucarísticos y en las apariciones de la Madre de la Eucaristía y reconocen que ha sido ordenado Obispo por Dios, pero tienen miedo de ser descubiertos, porque temen las amenazas y las posibles represalias del Vicariato.

Por ahora callan, se limitan a orar por el Obispo y esperan que el próximo Papa intervenga para restablecer la verdad.

El 20 de enero nació Mariasole, hija de una pareja de nuestros jóvenes. Los padres han esperado con mucho amor y temblor este nacimiento, que ha sido precedido y acompañado por las oraciones de la comunidad y por los sufrimientos de su tía Marisa.

El 25 de enero, fiesta de la conversión de S. Pablo, el Obispo ha presentado a Nuestra Señora, para que la aprobase y la bendijese, la carta que debía ser mandada a los cardenales, obispos y sacerdotes de la Iglesia Católica. (anexo n. 2).

La carta está relacionada en este libro y nos abstenemos de hacer ningún comentario, que confiamos a la inteligencia del lector.

El 30 de enero, apremiados por los médicos, Don Claudio y Marisa, han salido para descansar durante un tiempo. Se han trasladado a Alba Adriatica, una alegre ciudad del Abruzzo, que se asoma al mar. Aquí se han hospedado en un silencioso y tranquilo apartamento, desde el que se disfrutaba de un panorama maravilloso.

Los primeros días de descanso en Alba Adriatica han transcurrido serenamente y el Obispo y la Vidente han aprovechado para descansar.

Por desgracia la tranquilidad acabó pronto, se han presentado nuevos y graves problemas de salud para Marisa. La Vidente ha vuelto a vivir la pasión de modo desgarrador y el demonio ha aprovechado las breves ausencias de Don Claudio para asaltarla y cubrirla de señales causadas por golpes feroces.

El 7 de febrero, durante una aparición, Don Claudio y Marisa han abierto su corazón y han expuesto a la Virgen su desánimo, sus amarguras y sus desilusiones.

La Madre del Cielo ha compartido el sufrimiento de sus dos hijitos y empujada por su gran amor materno ha ido ante Dios Padre, se ha postrado de rodillas y le ha suplicado que les hablara para infundir en su corazón tan acrisolado y atormentado, serenidad y paz, fuerza y valor.

Dios Padre ha acogido el apesadumbrado llamamiento de Nuestra Señora y se ha dirigido a sus dos hijos. Solo sabemos que ha hablado "del primero, del segundo y del tercer Papa, aquél que hará renacer la iglesia". No hemos hecho ninguna pregunta o pedido aclaraciones, porque hemos comprendido que el mensaje estaba reservado para Don Claudio y Marisa.

El 14 de febrero el Obispo y la Vidente han vuelto a Roma más decididos y determinados que nunca a llevar adelante la misión recibida de Dios.

Al día siguiente, domingo, durante la presentación de la pequeña Mariasole, Nuestra Señora ha explicado el significado del nombre: María, La Virgen; Sol, la Eucaristía y ha dicho: "Ver a esta pequeña flor después de tantos sufrimientos, es para mi una gran alegría. Es una flor hermosísima que ha sido elevada y Dios en persona la ha bendecido".

Alguno que frecuentaba el lugar taumatúrgico ha osado afirmar que "el Obispo sin la Vidente no es nada" y entonces Nuestra Señora ha intervenido con autoridad: "El que ha dicho esto ha cometido un pecado gravísimo, porque no ha comprendido quién es verdaderamente el Obispo. Después de Jesús, de María y de San José, poned en primer lugar al Obispo ordenado por Dios, el Obispo de la Eucaristía".

El 19 de febrero ha habido un amable coloquio entre Nuestra Señora y el Obispo: "Excelencia, no me digas que todavía no me has visto, porque me has visto estilizada y de otros modos. ¿Me quieres tocar, abrazar y besar?

Don Claudio ha replicado: "¿Qué mal hay en ello?" y la Madre de la Eucaristía ha dicho: "No hay nada de malo. Tu sabes cuanto amor hay en el corazón de tu Madre por ti, porque yo soy tu Madre y lo seré siempre".

El estado de salud de Marisa ha continuado preocupándonos y su estado de postración, aumentando, tanto que no ha podido transmitirnos las cartas de Dios de los días 22 y 26 de febrero.

También Nuestra Señora ha subrayado el difícil momento que estaba viviendo Marisa: "Como Madre, siento el deber de deciros que oréis por vuestra hermana, para que tenga la fuerza de soportarlo todo y aceptarlo todo. No podemos quitarle la pasión, que la vivirá hasta su muerte, pero con vuestras oraciones la podéis atenuar un poquito. Muchas veces veo al Obispo que padece en el alma al ver sufrir a mi querida Marisella. No tienes que hacerlo, porque Dios le da la fuerza de soportarlo todo". 34

Don Claudio nos ha confiado que cuando ve sufrir a su hermana o que vive la pasión, su corazón se turba, se siente destrozado y en su intimidad vive el sufrimiento de la Dolorosa bajo la Cruz, mientras asistía a Jesús agonizante.

Este año, los ex compañeros de Seminario han invitado a nuestro Obispo a celebrar con ellos el 41º año de ordenación sacerdotal.

Don Claudio, que desde hacía algunos años no recibía ninguna invitación para participar en las reuniones, se ha quedado gratamente sorprendido de que esta vez sus hermanos se hubiesen acordado de invitarlo. Pero ya que a nuestro Obispo le gustan las situaciones claras, ha preguntado al que había organizado la reunión si le sería permitido concelebrar la S. Misa.

Ésta ha sido la respuesta: "Tengo que consultarlo con los otros hermanos, después te haré saber cuál es la decisión que hemos tomado".

Después de algunos días, el organizador de la reunión ha telefoneado al Obispo y le ha dicho: "Lo hemos consultado y hemos decidido que puedes hablar en el encuentro, pero no puedes concelebrar. Los dos Obispos que estarán presentes en la reunión no te permitirán que celebres la S. Misa; los otros ex compañeros del Seminario son del mismo parecer".

Don Claudio ha replicado: "Si tenéis miedo de comprometeros, de que seáis reprendidos o peor aún, de los castigos por parte del card. Ruini, no vengo, porque no quiero crearos situaciones críticas. Por otra parte aquél día, por obligaciones añadidas, me es imposible venir a Rimini. He decidido escribir una carta a todos los hermanos de ordenación. ¿Tienes algún inconveniente en entregarla tu mismo"? la respuesta ha sido afirmativa y el Obispo, una vez que ha quedado de acuerdo con el receptor, ha escrito la carta de un tirón (anexo n. 3) que Marisa ha presentado a Nuestra Señora en la aparición del 29 de febrero: "No te digo que leas la carta, porque ya la conoces, pero dale una fuerte bendición, para que pueda abrir algún corazón. Es una carta llena de amor; no es ni siquiera larga, por lo que los ex compañeros de Seminario no perderán tiempo en leerla".

En la noche del el 2 al 3 de marzo, los demonios, muy enfadados con Don Claudio, porque les arranca continuamente las almas, le han preparado un atentado: mientras el Obispo dormía, han hecho caer ruidosamente por el suelo, el comodín y han arrojado contra él el pesado mármol, con la intención de matarlo.

Pero tal como han fallado miserablemente los atentados organizados por los hombres, también han fallado los organizados por los demonios; éste no era el primer ni será el último. Dios ha intervenido y ha ordenado a sus ángeles que impidieran que el mármol golpeara la cabeza del Obispo, como era la intención demoníaca.

Todo se ha resuelto con un poco de miedo, compartido también por los que estaban en la casa y se habían acercado a la habitación del Obispo, despertados por el estrépito provocado por la caída del comodín.

Los sufrimientos de Marisa han aumentado últimamente hasta el punto que una vez, mientras salía de su habitación, se ha desmayado y caído a tierra.

El Obispo que estaba solo en casa, no sabiendo como hacerlo para levantarla de tierra, se ha dirigido a Dios, que ha mandado a Nuestra Señora y a la abuela Yolanda para levantarla y acostarla en la cama.

Don Claudio estaba tan cansado y mareado de la situación, desilusionado por el hecho de que el tiempo pasaba y no se realizaban las promesas de Dios, que había pensado no celebrar su ordenación sacerdotal. Ha intervenido Dios Padre y le ha comunicado que era su voluntad que fuese festejado.

Nuestra Señora ha alentado más veces a su hijo: "Dios Omnipotente está siempre dispuesto a realizar lo que ha prometido, pero quiere salvar todavía a los sacerdotes y a los hombres" 35.

"Vosotros estáis sufriendo, pero también Nosotros sufrimos y tratamos de salvarlos todavía; sabéis bien, leyendo los periódicos, cuantos sacerdotes no están en orden. Dios no quiere declararse fracasado, no por orgullo, sino porque quiere convertir a sus sacerdotes, todos nuestros predilectos. Por esto ha llamado a dos palomas: a una le ha dado el sufrimiento físico y moral, a la otra el sufrimiento moral, ofrecido justamente por los sacerdotes, aunque a veces lloran y querrían retirarse". 36

Dios ha dicho: "Tened todavía paciencia, espero otras conversiones, si actuase ahora no estaría contento, lloraría, sufriría y sería un fracasado". 37

Estas intervenciones sobrenaturales han finalizado con un gran elogio dirigido al Obispo: "Yo, como Madre, admiro al Obispo que ha hecho todo lo posible por las alma, por los sacerdotes, los obispos y los cardenales, por los laicos y los jóvenes, a cada alma le ha dado su amor y tiene que continuar dándolo, hasta que lleguen otras conversiones" 38

Nuestra Señora ha querido aclarar de una vez para siempre de qué instrumento se ha servido Dios para salvar la vida de Juan Pablo II del atentado ocurrido el 13 de mayo de 1981 en la Plaza de S. Pedro por obra de Ali Agca. "Si el Papa está todavía vivo, lo debéis a vuestra hermana, ha sido ella, en el lejano 1981, la que puso la mano delante del arma homicida para desviar el disparo y salvar lo salvable. Muchos se han precipitado sosteniendo que han salvado al Papa, sin embargo ha sido Marisella, en aquel momento, mandada por mí en bilocación, para alargar la mano para desviar la bala que habría herido mortalmente al Papa. Dios ha querido que Juan Pablo II continuase siendo Papa, porque había un motivo muy grande.

Tenéis que comprender al Papa cuando dice que quiere superar los años de los anteriores pontificados: deja hablar la parte humana, también él es un hombre y los hombres quieren tener siempre algo más que los otros; todos quieren triunfar". 39

Hemos preguntado a Don Claudio si conocía el motivo por el que Dios alarga todavía la vida del Papa y nos ha dado una respuesta para nosotros sibilina e incomprensible: "Hace referencia al primero y sobretodo al segundo sucesor de Juan Pablo II"

El Obispo, en la carta enviada a los ex compañeros de Seminario, había prometido: "Os encomendaré de manera particular a la Madre de la Eucaristía, durante la habitual aparición que antecede a la celebración de la S. Misa"

La promesa ha sido mantenida y Nuestra Señora, a su vez, ha pedido "rezar por los hermanos de vuestro Obispo, que han sido ordenados sacerdotes junto a él". 40

El 14 de marzo la Madre ha hablado una vez más de ellos: "Tengo que deciros que el 7 y el 8 de marzo han orado por él, excepto dos o tres que forman parte de la masonería.

Algunos incluso han llorado, porque querían que estuviese con ellos. Llegará el tiempo de vuestro Obispo y, cuando llegue, no todos sus hermanos entrarán en este lugar taumatúrgico, como no todos entrarán en el Reino de los Cielos". 41

Tenemos motivos para pensar que Don Claudio conoce la situación espiritual de sus ex compañeros de Seminario y sabe cual de ellos irá al Paraíso directamente o pasando por el Purgatorio y quien sin embargo irá al infierno; pero de esto no ha dicho ni siquiera un palabra, ni lo hará nunca. Es uno de tantos secretos que conoce.

Si nuestro Obispo este año no quería festejar públicamente su ordenación sacerdotal era porque tanto él como Marisa estaban destrozados por la pena, como lo ha revelado Nuestra Señora. "Marisella, estás cansada y no puedes soportar tantas amarguras, desilusiones y sufrimientos". 42 "Cada noche vuestra hermana sube al Calvario, a veces también de día. Los dolores se multiplican, los sufrimientos crecen y ella lo ofrece todo para el Obispo y la comunidad" 43

"Creedme, ahora más que nunca, vuestro Obispo, está viviendo también él la pasión invisible. Tiene muchos sufrimientos morales". 44

"Ánimo, Excelencia, sé que estás sufriendo muchísimo, cada día tienes una pena, un sufrimiento grande. Esta Iglesia que tienes sobre tus espaldas te está destrozando" 45

Como ha hecho siempre, también en esta ocasión, el Obispo ha obedecido a Dios y ha aceptado celebrar el aniversario de la ordenación sacerdotal el 9 de marzo con la comunidad de Roma y el 14 siguiente con todas las personas venidas de fuera de Roma.

El terrorismo es una amenaza que incumbe a muchas naciones y ha provocado un número impresionante de víctimas.

La Madre Celeste, que ya en el pasado había hablado de este peligro que amenaza naciones enteras, ha vuelto ha hablar sobre este triste y preocupante argumento: "Lo que hacen los terroristas es tan grave que hace llorar y orar de la mañana a la noche porque éstos no se preocupan de los que golpean, matan niños, ancianos, mujeres, matan con mucha facilidad a quien quiera que sea". 46

S. José, el santo más amado de nuestro Obispo, en el día de su fiesta, nos ha descrito con pocas palabras la dramática realidad del mundo de hoy: "Los terroristas continúan haciendo la guerra, los hombres de la Iglesia se desinteresan de los pobres y los poderosos hablan y hablan y no cambian nada. Atención, los terroristas están tratando de entrar también en Italia"

Además, nos ha explicado cuáles son las causas que atrasan nuestro triunfo: "Sí, vosotros esperáis con ansia el triunfo; también Nosotros lo esperamos, pero ¿cómo puede llegar si hay guerra, si los terroristas actúan en todo el mundo, si hay odio entre las familias y entre los padres e hijos?". 47

Ante tantos males el único remedio es la oración: "Si hacéis todo lo posible y continuáis orando, Dios os escuchará como os ha escuchado tantas veces". 48

En sus cartas, Dios se expresa de manera sencilla y comprensible, incluso para los pequeños. La grandeza e importancia de un mensaje se deduce del contenido que expresa y no de las palabras que son usadas: "Los grandes teólogos dicen palabras difíciles y no se entiende lo que quieren decir. La verdadera teología es la que Dios comunica cada vez que me confía sus cartas". 49

Ahora ya no nos sorprende saber que el contenido de las homilías y de las catequesis de nuestro Obispo, sean repetidas por los sacerdotes, obispos y cardenales. También sobre esto nos ha dado confirmación Nuestra Señora: "Los otros repiten todo lo que vuestro Obispo dice y continúan plagiando sus ideas y sus hermosas palabras". 50

Al final de marzo se nos ha informado por algunos amigos que en USA había sido fundada una congregación denominada "Hermanas Dominicanas de María Madre de la Eucaristía".

El Obispo ha hecho hacer indagaciones a algunos jóvenes en Internet y ha tenido la confirmación con la información recibida que, efectivamente, la congregación existe.

Sus miembros afirman que "ha sido en respuesta a la llamada de Juan Pablo II en la Exhortación Post Sinodal "Vida Consagrada". Resalta que el origen de su congregación se debe a Juan Pablo II, pero el título mariano "Madre de la Eucaristía" no está contenido en las enseñanzas pontificias, sino más bien en las cartas de Dios que Nuestra Señora ha dado a la Vidente Marisa Rossi.

La susodicha congregación ha sido fundada en 1997 y tiene su sede principal en Michigan (USA). Nuestra Señora ha afirmado que "las Hermanas que se han apropiado del título Madre de la Eucaristía, sostienen que está contenido en las enseñanzas de Juan Pablo II para quitaros de en medio a vosotros. Sostienen que han fundado la Congregación, por voluntad de Dios, en 1997; vosotros habéis empezado a escribir en Internet en 1996. Nuestra Señora, como Madre de la Eucaristía, se ha presentado a vosotros en 1989; en la página de Internet se explica todo esto. Las personas tratan de pellizcar de aquí y allá para poder ser alguien y han fundado además una congregación religiosa con mi título". 51

El Obispo sabía desde hace tiempo, por revelación sobrenatural, que tendría que fundar una congregación que continuase después la misión que Dios le había confiado a él y a Marisa: hacer conocer y amar la Eucaristía. Sus miembros tendrían que conservar y hacer conocer en la Iglesia "las grandes obras" que Dios había realizado en el lugar taumatúrgico: las apariciones de Nuestra Señora, el título mariano "Madre de la Eucaristía", las cartas de Dios, las teofanías trinitarias, los milagros eucarísticos, la ordenación episcopal de Don Claudio, hecha por Dios y todas las demás intervenciones divinas". El Obispo esperaba que la Madre de la Eucaristía hablase a la comunidad de la congregación y eso ocurrió el 28 de marzo. "Si os hubieseis amado más, si hubieseis estado más unidos, habríais podido fundar también vosotros una congregación. Pueden formar parte de la congregación no sólo hermanas o religiosos, sino también laicos, personas libres que puedan consagrarse a Dios. Formad también vosotros una congregación de laicos, tanto de jóvenes como de adultos. ¿Qué os cuesta ir al Obispo y decirle: "Yo quiero prepararme para formar parte de esta congregación"? También quien tiene familia, incluso quien es anciano puede convertirse en miembro de la congregación laica".

Durante la Semana Santa a Marisa se le han abierto los estigmas y han sangrado tres veces. Además durante la Cuaresma y el Tiempo Pascual, todas las noches, y a menudo también de día, ha vivido la pasión de modo incruento, pero a veces los sufrimientos eran tan dolorosos que estremecían a los que la asistían, como dijo la Madre de la Eucaristía: "Vuestra hermana tiene todo el cuerpo martirizado, golpeado y clavado. Ella es muy heroica, difícilmente deja que se den cuenta que sufre y no quiere que los otros estén presentes cuando vive la pasión". 52

Por estos atroces sufrimientos, solo durante el mes de abril se han convertido tres obispos, nueve sacerdotes y muchos laicos, sobretodo jóvenes.

La Madre de la Eucaristía ha hablado otras veces de la feroz oposición desencadenada por los grandes y pequeños hombres de la Iglesia contra Don Claudio y de la división que se ha producido en la Iglesia a causa de los diferentes juicios formulados con respecto al Obispo. "Hoy la situación es esta: los grandes y pequeños hombres de la Iglesia pelean entre ellos. Hay quien habla mal del Obispo y quien lo defiende. Se pelean como en el tiempo de Jesús, cuando había quien lo amaba y quien lo condenaba. Estas violentas discusiones nos disgustan, pero está bien que los sacerdotes, los obispos y los cardenales empiecen a despertarse. Además, algunos, de noche tienen pesadillas, porque saben que el Obispo, Mons. Claudio Gatti, está en la verdad y ha estado siempre en la verdad. Los sacerdotes buenos defienden a Mons. Claudio Gatti, mientras que los malos lo condenan, pero de esta división nace la consecuencia que os llevará a la victoria" 53

"Las cosas no van bien en la iglesia, donde los eclesiásticos chismorrean continuamente contra una persona: vuestro Obispo. Los obispos y los cardenales juzgan a vuestro Obispo sin conocerlo, ni haber hablado nunca con él o haberse documentado para comprender lo que está sucediendo. Cuando desciendo a la Tierra veo tanta miseria, tanta suciedad, tanta soberbia y oigo pronunciar muchos juicios negativos por parte de los hombres de la Iglesia contra el Obispo ordenado por Dios". 54

Algunos obispos y sacerdotes han llegado a chantajear a sus fieles, además de amenazarles con privarles de su trabajo si continúan viniendo al lugar taumatúrgico.

La Madre de la Eucaristía nos ha puesto al corriente de un doloroso episodio, ocurrido recientemente y que tiene como protagonista a un obispo de Liguria, el cual con un rostro muy severo y malvado ha dicho a un subordinado suyo: "Si vas a Roma, escuchas la Misa y comulgas en aquél lugar, te quito el trabajo y te echo".

Nuestra Señora ha terminado así: "Lo mismo ocurre en otras partes, especialmente en Roma: si alguno trabaja en las dependencias de un obispo o de un párroco y frecuenta el lugar taumatúrgico, es privado enseguida de su trabajo". 55

Además, para desanimar a los fieles a que frecuenten nuestras funciones, los sacerdotes, por orden de sus obispos dicen "allí está el demonio".

La Madre de la Eucaristía ha hablado de ello: "¿Vosotros creéis que aquí está presente el demonio? ¿Creéis que el milagro eucarístico con efusión de sangre brotada de la hostia consagrada durante la S. Misa por vuestro Obispo, es obra del demonio? ¿Creéis que la sangre derramada por vuestra hermana, cuando se le abren los estigmas, es fruto del demonio?. 56

El 24 ha sido un día de felicidad y de serenidad: ha entrado a formar parte de la Iglesia, la pequeña Mariasole, hija de Ángel y Selenia, sobrinos de Marisa. En los rostros de los miembros de la comunidad se leía una gran alegría, porque todos habían acompañado con sus oraciones el atribulado período de la gestación.

Los padres y la tía Marisa estaban particularmente emocionados. Mientras el tío Claudio administraba el bautismo, la Virgen ha extendido su manto materno sobre la pequeña y los presentes.

El Obispo ha sido machacado y humillado durante todo el mes por un gran sufrimiento moral que se ha presentado bajo diversos aspectos, pero siempre igualmente terrible y destructivo.

La Madre se ha dirigido a su hijo predilecto con amor y comprensión: "Excelencia Reverendísima, tu eres el Obispo ordenado por Dios; no lo olvides. Cuando llegan los momentos de desolación, cuando lo moral se derrumba, cuando te das cuenta que estás solo, ve, como haces todas las mañanas, a Jesús Eucaristía y habla con Él, desahógate con Él. Después que hayas hablado con Jesús Eucaristía, tienes que tener un rostro sereno, tranquilo, porque tú eres sacerdote in eterno y ningún Papa, cardenal ni obispo te puede quitar el sacerdocio. Acepta también esta gran prueba, has soportado muchas, has sufrido mucho. ¿Creías que con el último golpe de satanás, cuando has sido reducido al estado laical, todo se habría terminado? Por desgracia han seguido otros sufrimientos, porque el mundo no va bien, los hombres no van bien, tanto los grandes hombres políticos, como los grandes hombres de la Iglesia, que hacen competiciones para ver quien es más importante, más poderoso y rico. Tu permanece así como eres y como eras aquél día, cuando la poderosa voz de Dios te llamó y te dijo: "Te ordeno Obispo y te doy todos los poderes". Ahora quiero confirmaros algo grande: vuestro Obispo no ha sido ordenado por los hombres. El Santo Padre es elegido por los cardenales, don Claudio ha sido ordenado Obispo por Dios; no lo olvidéis nunca" 57

Al término de este hermosísimo coloquio de la Madre, su hijo ha exclamado: "Yo repetiré siempre que lo que Dios ha prometido, se realizará".

El Obispo conoce muy bien su futuro que será "lumino y grandioso", pero no sabe el tiempo en el que se realizará.

El mes mariano ha tenido, respecto a los años anteriores, una menor afluencia de personas.

"Por este motivo -ha dicho la Virgen- las apariciones serán solo el jueves, el sábado y el domingo. No vendré todos los días, porque es bueno que deseéis mi venida. Me disgusta que no todos respondan a la llamada. Dios ha llamado; hay quien ha dicho "sí" y quien ha dado la espalda. Quienes han dado la espalda no tienen que criticar, calumniar ni difamar, porque cometen pecado mortal. Si no queréis seguir este camino fatigoso y doloroso, sobretodo para mis dos hijitos, id a otra parte". 58

Durante la primera semana de mayo, a Marisa, durante dos horas, se le han abierto los estigmas. Además han aparecido en las piernas heridas, de las cuales ha brotado abundantemente la sangre, que ha asumido la forma de cruz y ha reproducido, clavado en la cruz, el escrito: I.N.R.I.

Los sufrimientos físicos, morales y espirituales han debilitado de tal manera a Marisa que se ha visto obligada frecuentemente a salir de la iglesia, antes de terminar la S. Misa.

En Roma se han producido, una vez más, episodios desconcertantes protagonizados por los sacerdotes. A algunos miembros de la comunidad, que en la confesión habían revelado formar parte del Movimento Impegno e Testimonianza, les han denegado la absolución. A la denegación seguía la amenaza de ser privados también de la Eucaristía porque "frecuentaban un lugar infestado por el demonio". A menudo estos sacerdotes pronunciaban palabras ofensivas respecto al Obispo ordenado por Dios.

Hacia el final del año social, duro y sufrido, el Obispo ha manifestado una postración cada vez más preocupante y la Vidente ha sido maltratada por una serie impresionante de problemas físicos, que han comprometido seriamente su salud.

Ante esta difícil situación, el veredicto de los médico ha sido explícito: "Tenéis que interrumpir el trabajo, alejaros de Roma y descansar si queréis llegar a fin de año en condicione discretas". También la Madre del Cielo ha hablado de las penas de Don Claudio y de Marisa: "La Vidente sufre muchísimo física y moralmente, el Obispo sufre mucho moralmente, el uno sufre lo que sufre el otro. Orad por ellos y orad para que en estos días de alejamiento podáis sentir su falta". 59 El sacerdote y la víctima, para descansar, han vuelto a la misma localidad que los había hospedado en el mes de febrero: en Alba Adriatica. Durante el breve período de descanso, Marisa ha continuado viviendo la pasión incluso de manera cruenta "porque el mundo va cada vez peor"

El 13 de mayo, fiesta de Nuestra Señora de Fátima, se celebraba el aniversario de la declaración de votos perpetuos de Marisa. Esta celebración se ha festejado con pocos íntimos, venidos a propósito de Roma. Durante la aparición que ha precedido a la celebración de la S. Misa, la Madre de la Eucaristía ha dado las gracias a "su querida hija" por los sufrimientos padecidos por la Iglesia y le ha felicitado en nombre de todo el paraíso.

El Señor ha manado en bilocación al Obispo y a la Vidente a Uganda y a Chechenia, para llevar consuelo espiritual y asistencia material a aquella población duramente probada.

A menudo, durante los paseos a lo largo del mar, mientras oraban, Jesús y Nuestra Señora se han unido a las oraciones del Obispo y de la Vidente.

El viaje de retorno a Roma ha sido muy fatigoso para todos y doloroso para Marisa, que, a causa de fuertes sufrimientos físicos, se ha desvanecido muchas veces.

El domingo 23, fiesta de la Ascensión del Señor, el Obispo y la Vidente estaban dispuestos de nuevo a desempeñar su trabajo y a disposición de los que querían hablar con ellos.

Durante la última semana del mes mariano, Marisa, algunas veces ha sufrido violentamente la pasión incruenta y en otras ha derramado mucha sangre de los estigmas.

La Madre de la Eucaristía nos ha confiado una gran pena suya: la desastrosa situación espiritual de muchos miembros del Clero: "Hay sacerdotes, obispos y cardenales que piensan solo en ir con mujeres, en conquistar poder y en acumular dinero" 60

El día de Pentecostés en el lugar taumatúrgico ha acontecido una nueva teofanía trinitaria: los tres Jesús se han manifestado a Marisa. Jesús Eucaristía, que enseñaba los estigmas a su hija predilecta, ha dirigido a los presentes un maravilloso mensaje.

Nos ha recordado "las grandes obras" que ha hecho por nosotros y por la Iglesia.

Se ha detenido, de manera particular, en la ordenación episcopal de Don Claudio y su gran milagro eucarístico, ocurrido en sus manos, un año después de que lo hubiera ordenado obispo. Las dos intervenciones divinas están estrechamente ligadas entre sí.

Ha terminando confirmando que: "Don Claudio hasta la muerte será el Obispo ordenado por Dios, vuestro obispo, el Obispo de todos y en un futuro será elevado a alturas mayores. Sé que esperáis con mucha impaciencia el gran día, el día del gran triunfo. Aquél día llegará cuando vuestro Obispo subirá más alto y vuestra hermana esté ya en el Paraíso" 61

Nuestro Obispo, desde hace mucho tiempo sabe perfectamente y con detalles, el significado de las expresiones" subir a alturas vertiginosas" y "ser elevado a alturas mayores"

También los miembros de la comunidad ya han comprendido el sentido de las susodichas expresiones y recientemente tal comprensión se está abriendo camino en muchas personas del extranjero, a través de la lectura de las cartas de Dios.

El mes de junio ha sido particularmente probado y sufrido para el Obispo, la Vidente y la comunidad. El año que Don Claudio había preanunciado que sería "el más duro, el más amargo y el más sufrido" finalmente estaba a punto de terminar, aunque no sabíamos todavía que habría habido un doloroso suplemento durante los meses estivales.

Junio está dedicado al Sagrado Corazón; en este mes nos empeñamos de manera particular a reparar los sacrilegios cometidos en todo el mundo durante el año social. La Víctima divina ha unido a Sí a la víctima humana, y la sangre divina se ha unido a la sangre humana., porque en este mes Marisa ha sufrido diez veces la pasión de manera cruenta y dolorosa. El rostro, el abdomen, las manos, las piernas y los pies han estado cubiertos de heridas, de las cuales ha surgido sangre y suero que emanaban un perfume penetrante y delicado.

La Madre de la Eucaristía nos ha hablado de la postración física y moral que había golpeado a Don Claudio y Marisa. "Tenéis que orar por vuestros dos amigos, hablo naturalmente del Obispo y de la Vidente que tienen que marchar fuera para descansar. Este año ha sido para ellos tan duro, lleno de mucho sufrimiento moral y físico, que el descanso les corresponde por derecho. Orad para que todo vaya bien, cada vez que estos dos pobrecitos han ido fuera ha habido siempre algo que les ha arruinado sus vacaciones" 62

Por desgracia, como veremos, también las vacaciones estivales del 2004 serán arruinadas por culpa de algunos miembros de la comunidad.

Con ocasión de la llegada a Italia del más poderoso hombre político del mundo, el presidente de los Estados Unidos, grupos de extremistas italianos habían preparado una serie impresionante de atentados que, si los hubiesen llevado a cabo, habrían causado muertos, heridos y destrucciones. Afortunadamente la realización de este plan diabólico ha sido impedido por Dios, como nos ha hecho saber la Madre de la Eucaristía: "Si ayer no ha ocurrido nada grave en Italia, lo debéis a Dios que ha escogido a Marisella para sufrir la pasión todos los días cada vez más atroz. Si ayer ha habido solo algún pequeño incidente en Roma se debe a Dios que no abandona a ninguno y se sirve de algunas almas" 63

La Madre he empezado a prepararnos para el alejamiento terreno de nuestra hermana: "Vuestra hermana está a punto de llegar a la meta. Cuando llegue, ya no me apareceré más en medio de vosotros, pero ella vendrá y vosotros sentiréis mi perfume y el suyo" 64

El 6 de junio, fiesta de la Stma. Trinidad, dos de nuestros jóvenes han empezado oficialmente el camino que los llevará al matrimonio. Don Claudio ha bendecido los aros que Marisa, en nombre de la comunidad, ha entregado a los prometidos.

La Madre de la Eucaristía ha extendido su manto sobre Domingo y Federica, mientras pronunciaban la promesa de casamiento.

Durante el mes de junio se han celebrado en Italia las elecciones administrativas y, como es costumbre, los candidatos han gastado mucho dinero y se han formalizado extrañas alianzas entre políticos y hombres de Iglesia. Dios ha dado un juicio de las elecciones diferente del humano: "Las elecciones representan un gran despilfarro de dinero y un gran triunfo de las personas que se sienten poderosas y fuertes. Estas personas se pegan además a los poderosos hombres de la Iglesia para tener votos. En vez de gastar todo este dinero para la campaña electoral, ¿por qué no lo mandan a los pobres y a los niños para sanarlos y salvarlos? ¿Por qué no ayudan a la pobre gente, como las madres niñas y los misioneros? ¡Cuanto dinero se gasta en este mundo y no se dan cuenta que los pobres son los que siempre pagan! Al rico siempre le va bien: pierda o gane, siempre tiene dinero. En cambio los pobres, los anciano, los enfermos y los niños pobres sufren siempre" 65

El Obispo de la Eucaristía en un encuentro bíblico del año pasado había propuesto celebrar el año eucarístico en toda la Iglesia: "Porque -dijo- puede ser una ocasión útil y un momento propicio para profundizar en el conocimiento y aumentar la fe y el amor en la Eucaristía. Los fieles pueden ser ayudados por sus pastores y redescubrir la centralidad de la Eucaristía en la Iglesia. Pueden crearse estímulos para multiplicar las adoraciones eucarísticas. La enseñanza del misterio eucarístico en la universidad eclesiástica tiene que ser expuesto con mayor participación del corazón y con menores especulaciones abstractas. La catequesis eucarística tiene que ser cuidada y presentada de manera que haga enamorarse de la Eucaristía a los pequeños, a los jóvenes, a los adultos y a los ancianos. La Iglesia tiene que hacer entender finalmente que todo parte de la Eucaristía y todo converge en la Eucaristía. La Iglesia hace la Eucaristía y la Eucaristía hace la Iglesia"

Don Claudio no podía imaginar que después de un año, exactamente el 19 junio del 2004, fiesta del Corpus Domini, Juan Pablo II, habría manifestado el propósito de "celebrar un año eucarístico especial en toda la Iglesia"

Cuando nuestro Obispo ha sabido la iniciativa del Papa, ha sentido una gran alegría. No ha pensado que la paternidad de la iniciativa pontificia era suya, sino que el Papa había tenido sus mismas intenciones.

El hacernos saber cómo se había convertido en realidad la idea del año eucarístico, fue Nuestra Señora: "Sabéis que hace un año vuestro obispo, hablando del triunfo espiritual de la Eucaristía, que ya habéis tenido y que alguno ha olvidado, lanzó la iniciativa de hacer un año eucarístico, extendido a toda la Iglesia. Pues bien, hace dos días ha hablado también el S. Padre. ¿Cómo es que todo lo que dice vuestro Obispo es dicho con las mismas e idénticas palabras? Quiere decir que alguno registra lo que dice y luego lo cuenta a quién está en lo alto. Cada reflexión, iniciativa, inspiración que vuestro Obispo os comunica es conocida enseguida también fuera de aquí. Para vosotros tiene que ser una alegría, una satisfacción que los hombres de la Iglesia oigan, escuchen y repitan lo que dice vuestro Obispo, no importa de que modo" 66

Jesús nos ha hecho conocer otro motivo por el que Marisa sufre la pasión de modo cruento o incruento todos los días: para salvar al Papa.

Ya habíamos escrito que Marisa ha sido el instrumento escogido por el Señor para salvar la vida de Pablo VI en Manila y a Juan Pablo II en S. Pedro y en otros lugares: "Los dos Papa, ha dicho Jesús, han salido ilesos en aquellos lugares donde tenían que haber muerto. La última vez, por no enumerarlas todas, ha ocurrido durante la reciente permanencia del Presidente americano en Italia" 67

La masonería y la mafia tienen interés en hacer callar al que proclama la verdad. Esta es la clave de lectura para comprender los motivos por los que han sido organizados muchos atentados contra Don Claudio y Marisa, que, por voluntad de Dios, no se han llevado nunca a cabo.

Los ordenantes de los atentados contra nuestros dos amigos, al igual que contra Juan Pablo II, ocupan lugares importantes en la jerarquía eclesiástica. Nos damos cuenta que estas afirmaciones pueden crear dudas y perplejidad en quien lo lee, pero para despejar dudas citamos lo que ha dicho Jesús: "Hijitos míos predilectos, sé lo que esperáis. A vosotros el tiempo de la espera os parece muy, muy largo, a nosotros no. Dios puede decidir intervenir en cualquier momento, pero espero todavía conversiones, conversiones, conversiones. De otro modo ¿cómo puede salvar a la Iglesia? Esta Iglesia está regida actualmente por hombres que buscan el poder, el dinero y el placer desordenado. Vosotros no queréis esto. Cuando todo haya cambiado, cuando la Iglesia sea renovada, todo será hermoso para los que podrán verla. Ya os he dicho que con la muerte de vuestra hermana y con la subida a las alturas estupendas de vuestro Obispo todo cambiará. Entonces para el que ha calumniado, difamado y os ha abofeteado a vosotros, que es como abofetearme a Mi, será verdaderamente muy tarde para convertirse" 68

El 20 de junio hemos conmemorado el quinto aniversario de la ordenación episcopal de Don Claudio, aunque la celebración, por orden de Jesús, ha sido pasada al 29 de junio, fiesta de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo.

Hemos dedicado este día a la oración y a dar gracias a Dios por haber ordenado personalmente al sacerdote Claudio Gatti como Obispo. Jesús ha dicho que, después de la ordenación episcopal de los apóstoles, esta es la primer y será la única hecha directamente por Dios.

Han pasado cinco años del anuncio divino: "Te ordeno Obispo" y aunque amamos y respetamos a Su Excelencia todavía no hemos comprendido hasta el fondo la grandeza, la importancia y la extraordinariedad de esta ordenación episcopal. Jesús nos ha dicho: "No olvidéis nunca que Mons. Claudio Gatti es el más grande Obispo de la Iglesia, porque ha sido ordenado por Dios" 69

Sabemos que, por voluntad de Dios, nuestro Obispo "subirá a alturas vertiginosas después de la muerte de su hermana Marisa", pero no sabemos el tiempo y el modo de la realización de los designios de Dios. Esperamos sólo, como ha dicho Jesús después de haber felicitado a Don Claudio que "el nuevo año sea un año de alegría para todos" 70

Jesús nos ha hecho una propuesta maravillosa que evidencia el amor que tiene por nuestra pequeña comunidad. Nos ha invitado a unir nuestros corazones al suyo y al de la Madre de la Eucaristía, de S. José y de todos los ángeles y los santos que están en el Paraíso para formar una grande "que ama a Dios, que ora así a Dios: Dios, convierte a los hombres" 71

Jesús ha vuelto a hablar del chantaje que padecen por parte de los obispos, los laicos buenos que trabajan en sus dependencias y los sacerdotes honestos que están incardinados en sus diócesis. Los obispo están dispuestos a privarles del trabajo o de la oficina en caso de que vayan a orar al lugar taumatúrgico. Pero, a su vez, los obispos tienen miedo de ser transferidos o destituidos si no impiden a sus fieles y sacerdotes que frecuenten Via delle Benedettine.

Jesús nos ha dirigido una pregunta retórica: "¿De quién tienen miedo los obispos?"

Conocemos bien la respuesta que se nos ha dado en otros momentos por Jesús y Nuestra Señora. Tienen miedo de los obispos y cardenales masones que, ocupando puestos de gran responsabilidad en el interior de la Iglesia, pueden mantener las amenazas que han hecho a los que infrinjan sus órdenes.

Precedida de una novena y de una vigilia de oración, preparada enteramente por la comunidad de Roma, ha llegado la fiesta de S. Pedro y S. Pablo.

El 29 de junio hemos juntado celebraciones para festejarlas: el aniversario, el quinto, de la ordenación episcopal de nuestro obispo, el aniversario de la declaración de los votos perpetuos de Marisa, el aniversario del mandato de los ministros extraordinarios de nuestros jóvenes y la clausura del año social.

Para festejar esta serie de celebraciones han venido muchos fieles de todas partes de Italia y del extranjero. En aquél día hemos tocado con la mano la universalidad de la Iglesia, porque estaban representados todos los contenidos.

Hemos adornado las ventanas de casa, adornado con flores el trayecto de la procesión y realizado dibujos florales para honrar del mejor de los modos a Jesús Eucaristía. Las banderas que representaban los pueblos de la Tierra se han inclinado al paso de Jesús y han formado arcos de triunfo, para indicar que la Eucaristía ha triunfado en todo el mundo.

Una oración ferviente y recogida, intercalada por cantos, ha sido elevada a Dios por los presentes durante todo el recorrido de la procesión.

Nuestra Señora, S. José y todos los ángeles y santos se han unido a nuestras oraciones y a nuestros cantos y han flanqueado a Jesús Eucaristía.

Dios ha permitido a Marisa, aunque con fatiga y dolor a causa de los estigmas todavía abiertos, que caminara y qu desempeñara el oficio de ministro al lado del Obispo.

De vez en cuando Don Claudio la oía murmurar: "Jesús, ayúdame" y varias veces ha ofrecido su brazo para sostenerla.

El Obispo ha llevado solemnemente en procesión a Jesús, sacerdote y víctima, y ha sostenido a Maria, víctima de la Eucaristía.

Al término de la procesión, después de la bendición eucarística ha aparecido Jesús para dar las gracias de todo lo que habíamos preparado y realizado.

Nos ha comunicado que durante el años que acaba de terminar, lleno de fatiga, de sufrimiento y amargura, se habían convertido muchísimas personas, incluso protestantes y musulmanes.

Ha terminado diciendo_ "Orad por vuestro Obispo, porque tiene una pesada cruz sobre las espaldas, tiene la Iglesia sobre las espaldas"

A la Santa Misa le ha seguido un simpático y cordial ágape fraterno, para permitir a los que habían venido de lejos, reponerse antes de regresar y a todos el experimentar "qué bueno y alegre es que los hermanos estén juntos"

El primero de julio Don Claudio y Marisa han salido para disfrutar del merecido descanso y para hacer las curas marinas prescritas por los médicos.

La meta escogida ha sido una vez más Alba Adriatica, donde han encontrado hospitalidad en un apartamento, puesto a su disposición por unos amigos.

Todos esperábamos que este año sus vacaciones no habrían sido turbadas ni por graves problemas ni grandes preocupaciones. Por desgracia nos hemos equivocado, porque el Obispo y la Vidente han sido asaltados por un gran sufrimiento que se ha presentado de varias maneras.

El dolor más grande ha sido causado por el abandono de algunos jóvenes y adultos que han dado la espalda a Dios, han traicionado los ideales y los valores de la vida cristiana y se han alejado de la comunidad. En una aparición, reservada al Obispo y a la Vidente, la Madre ha querido consolar a los padres espirituales de los hijos que habían traicionado a Dios: "Mis dos queridos hijitos, del árbol que ha traído muchos frutos buenos, han caído pocas manzanas podridas. No os tenéis que sentir responsables de estas traiciones, porque vosotros habéis hecho lo imposible para impedirlo. Jesús ha sido traicionado y abandonado por muchas personas que había amado y beneficiado. Ánimo, no tenéis que sentiros fracasados, especialmente tu, mi querido Obispo. Excelencia, tu rebaño se ha esparcido por todo el mundo. Piensa en tu futuro y prepárate para desempeñar en la Iglesia la labor que Dios ha elegido para ti desde la eternidad".

Esperemos que las últimas manzanas podridas no se comporten como las primeras, que han seguida la parábola de Judas: de defensores del obispo se han convertido en sus más acérrimos calumniadores, primero fueron al Vicariato y otras partes para defenderlo, luego han vuelto para acusarlo.

El paso de amigos a traidores ha ocurrido porque no han aceptado la corrección fraterna que Don Claudio les ha hecho con amor y autoridad.

La malicia, el orgullo y la insinceridad los ha empujado al abismo más profundo. Han sido devorados por una rabia notable y por un odio profundo que han propagado con cada palabra dicha o acción emprendida contra el Obispo y la Vidente.

Durante todo el mes de julio Marisa ha sufrido fuertes dolores extendido a todo el esqueleto óseo. A estos se le han añadido los tormentos de la pasión que a veces han durado la noche entera. Este año ha vivido la pasión incluso en el mar y en algunos momentos se ha desvanecido. Ya que Don Claudio, por sí solo, no tenía fuerzas para sostenerla fuera del agua, Dios mandaba a los ángeles s sostener a Marisa, hasta que se reponía. Al espantado Obispo que suplicaba: "Dios mío, ¿por qué permites que Marisa sufra la pasión también en el mar?", la Madre de la Eucaristía ha dado esta respuesta: "Para reparar los pecados contra el VIº mandamiento cometidos en el mar, sobretodo por los sacerdotes".

El día de la onomástica de Don Claudio, Nuestra Señora ha venido para felicitarlo, acompañada de S. Claudio, obispo y mártir. Éste llevaba puesto el hábito y las insignias episcopales idénticas a las de Don Claudio "para demostrar, ha dicho Nuestra Señora, que lo que hace vuestro Obispo es justo"

S. Claudio, después de haberle felicitado, ha dicho a nuestro Obispo: "Mi querido hermano, yo ruego por tu victoria humana, porque la espiritual ya la has obtenido".

Durante el período de permanencia en el mar los jóvenes se han organizado para ir a encontrarse con sus padres espirituales en pequeños grupos para regalarles algunos momentos de distensión y alegría.

El 15 de julio, como cada año, hemos recordado los 33 años de la misión del Obispo y de la Vidente. Los jóvenes que han ido allí, han vivido los momentos más hermosos de la jornada durante la S. Misa y la aparición que la ha precedido. Ha venido Jesús para felicitar "a sus dos queridos hijitos". El Divino Maestro ha dirigido a sus dilectos discípulos un maravilloso discurso que reproducimos casi íntegramente: "He venido con toda la corte celestial para felicitaros. Hoy es una gran fiesta que no todos los hombres pueden comprender. Festejáis 33 años de amor, de sufrimiento y sacrificio. Habéis vivido estos 33 años de manera especial y particular. Habéis triunfado; vuestra victoria espiritual es el triunfo de la Eucaristía en todo el mundo. Cada hombre que se convierte hace avanzar un paso hacia el triunfo humano y cada hombre que vuelve atrás lo aleja. Vosotros sabéis que se han convertido 3.500.000.001 personas, incluidos sacerdotes, obispos y cardenales, pero muchos laicos han vuelto atrás, han hablado mal de vosotros y de los milagros eucarísticos que son la obra más grande que Me pertenece a Mi y a la Madre de la Eucaristía.

Mis dos queridos hijitos, vuestro triunfo espiritual ha llegado y no quiero oíros decir: "¿Cuando llegará el humano?" ¿Os interesa el triunfo espiritual o el humano? Comprendo que para vosotros es una satisfacción propagar el triunfo humano.

Mi querido Obispo, tu estás en Mi y Yo en ti y formamos una sola realidad.

Me gustaría que al menos tú comprendieras lo que estás haciendo por la Iglesia en el ocultamiento y en medio de pruebas, desilusiones y sufrimientos. Tú dices siempre la verdad y el que la dice no es aceptado. En estos 33 años has hecho mucho, has amado mucho y has sufrido mucho. No estás solo, tienes a tu lado a la víctima, que ofrece todos sus sufrimientos por ti.

Mis dos queridos hijitos, felicitaciones de parte de todo el Paraíso".

La Madre, como había prometido, ha estado siempre al lado de sus dos queridos hijitos. A menudo cuando estaban sumergidos en el mar o paseaban a lo largo de la playa se manifestaba para unirse a sus oraciones, dirigirles palabras de ánimo y hablar "del futuro grandioso y luminoso" del obispo. Como ya hemos escrito, el abandono y la traición de algunos jóvenes y adultos de la comunidad que, por desgracia se repitieron también en agosto, provocaron en el obispo y en la Vidente un gran sufrimiento.

El 25 de julio, antes de la celebración de la Santa Misa, ha aparecido la Madre de la Eucaristía; tenía el rostro lleno de lágrimas y hablaba fatigosamente. Lo que ha dicho ha provocado en Don Claudio y Marisa un llanto desenfrenado que ha causado en los presentes emoción y conmoción. Un joven al contar a sus amigos lo que había ocurrido, comentó: "Parecía que participase en un funeral y no a una aparición". El mensaje es reservado, como lo son casi todos los dados durante el período estival, pero el Obispo ha permitido publicar una parte.

"Mi querido Obispo, tu continuas repitiendo: "Me siento un fracasado", pero tú no eres un fracasado, has dado la vida, todo de ti mismo a las almas. Los que no lo han comprendido, no te han traicionado solo a ti, si ante todo han traicionado a Dios, se han burlado de Dios. Tú, mi querido Obispo, no eres un fracasado, han fracasado los que han traicionado a la Eucaristía, a ti, a la Vidente y a la comunidad. Yo, como Madre, estoy llorando porque mi hijo, el Obispo ordenado por Dios, ha sido traicionado durante años".

Al finalizar el último canto de la S. Misa, acompañados por algunos miembros de la comunidad, se han trasladado del mar a la montaña.

Han vuelto a Frontignano, la localidad montañosa donde, por designio divino, se habían encontrado hace ahora 33 años. Esperaban descansar un poco y disfrutar de un poco de relajación, pero también esta vez la esperanza ha sido decepcionante. Nuevos sufrimientos, nuevas desilusiones y nuevas traiciones les esperaban, pero todo lo han superado con la ayuda de la gracia de Dios.

Marisa ha continuado viviendo la pasión. A veces los dolores eran tan atroces que perdía los sentidos y, a pesar de los esfuerzos para reanimarla, permanecía largo rato desvanecida. El cuerpo asumía una rigidez impresionante y el rostro era de una palidez cadavérica. Todo desaparecía cuando aparecían Jesús o Nuestra Señora que le daban las gracias por los sufrimientos padecidos por la Iglesia y por el Obispo.

Nuestra Señora ha hablado también del sufrimiento de su hijo: "El Obispo tiene una gran herida en el corazón que nadie puede cerrar. Ni siquiera yo pensaba que algunos miembros de la comunidad lo habrían reducido a este estado". 72

La Eucaristía ha sostenido al Obispo y a la Vidente, les ha dado fuerza y valor y ha infundido, en sus corazones atormentados y sufrientes, paz y sinceridad.

"La S. Misa nos ha salvado de la depresión y nos ha empujado a proseguir la misión que Dios nos ha confiado", ha contado Don Claudio a los que fueron a buscarlo.

Han hecho muchas horas de adoración eucarística, durante las cuales han confiado sus amarguras y desilusiones a Jesús Eucaristía.

El 15 de agosto, fiesta de la Asunción, Marisa ha visto y disfrutado de una maravillosa escena. Nuestra Señora tenía a ambos lados a Jesús y a S. José. Los ángeles sostenían sobre su cabeza una gran corona, formada por flores de diversos colores, mientras los santos gritaban a coro: "Felicidades, Madre".

La Reina del Cielo y de la Tierra ha hablado largamente "a sus dos queridos hijitos".

Los ha puesto al día sobre la crítica situación actual de la Iglesia y los ha informado sobre los motivos por los que Dios tiene todavía en vida a Juan Pablo II. Les ha hecho conocer lo que estaban tramando o ya habían tramado algunos hombres poderosos de la Iglesia. Se ha detenido a hablar largamente del futuro del Obispo ordenado por Dios que ha repetido "será luminoso y grandioso".

Al término del largo coloquio, Nuestra Señora, mientras se ponía de rodillas, ha ordenado al reacio Don Claudio que la bendijera.

Marisa ha visto que también todos los ángeles, los santos y las almas salvadas se arrodillaban para recibir la bendición del Obispo Claudio Gatti.

Pocos y breves han sido los momentos de serenidad y de distensión disfrutados por el Obispo y por la Víctima de la Eucaristía en este período. Alguna vez Nuestra Señora ha permitido a Marisa que caminara durante cortos trayectos en su compañía.

Durante estos pequeños paseos dialogaban como madre e hija de los grandes y pequeños problemas de todos los días.

El 24 de agosto los dos hijitos de la Madre han visto en el Cielo un fenómeno maravilloso. El sol, se ha vuelto muy grande, ha empezado a cambiar de color y se ha proyectado en una danza frenética en el Cielo.

Al mismo tiempo un enorme haz de luces ha salido del Cielo y se han dirigido hacia la Tierra; en su interior estaba nítidamente visible la silueta de la Madre de la Eucaristía.

Don Claudio y Marisa han aplazado la vuelta a Roma durante algunos días, porque habían organizado para el 4 de septiembre una peregrinación al lugar taumatúrgico "Fuente de S, Lorenzo". La iniciativa de la peregrinación ha sido acogida con entusiasmo por la comunidad de Roma y a esa se han unido también miembros de otros grupos nuestros de oración.

La cita era en Castel S. Angelo sul Nera. Aquí han confluido las personas provenientes de diferentes lugares y de aquí ha salido una larga hilera que se ha dirigido hacia el lugar taumatúrgico. Durante el trayecto entero han orado y se han preparado para encontrarse con Jesús Eucaristía y la Madre de la Eucaristía.

La Madre celeste ha permitido a su hijita que caminara. Marisa, sosteniendo la bandera episcopal, se ha colocado al lado de Don Claudio y juntos han guiado la procesión que después de haber recorrido un reducido y espinoso sendero ha llegado al lugar donde los jóvenes habían preparado el altar.

Después del canto del Magníficat se ha aparecido Nuestra Señora que ha comenzado dándonos las gracias porque finalmente habíamos hecho la peregrinación tan esperada por ella. Nos ha hecho saber que una niña, enferma de cáncer, se había curado, bebiendo agua de la fuente sin saber que era taumatúrgica. Ha expresado el deseo de que el lugar tenía que permanecer intacto, tal como era, y ha preanunciado que muchas personas vendrían en peregrinación a orar. Finalmente ha confirmado cuanto había dicho ya Don Claudio: al lugar taumatúrgico vendrán a orar sacerdotes, obispos y un futuro Papa.

Apenas ha terminado de hablar Nuestra Señora, Marisa ha exclamado: "Madre mía, está descendiendo todo el Paraíso". A continuación nos ha contado que miríadas de ángeles y santos que la habían acompañado se han postrado de rodillas en profunda adoración. De una luz fulgurante, pero que no deslumbraba, ha salido la potente voz de Dios. La Santísima Trinidad había descendido al lugar taumatúrgico. Nadie, mientras viva en la Tierra, puede ver a Dios, pero puede escuchar su voz como ha ocurrido en el Viejo Testamento a los patriarcas y a los profetas y en el Nuevo Testamento a Juan Bautista, a algunos apóstoles y a otras pocas personas.

Dios Padre ha dicho a los presentes: "Yo, Dios, os espero a todos en el Paraíso. Si queréis subir al Paraíso, no hagáis pecados graves, no chismorreéis, no seáis envidiosos ni celosos, no habléis mal el uno del otro. Yo os quiero santos".

Después ha animado a Don Claudio que había sufrido mucho a causa de los abandonos y de las traiciones de algunos miembros de la comunidad.

"Mi querido Obispo, no pienses nunca que eres un fracasado porque algunas almas no te hayan escuchado. Tu eres como mi Hijo Jesús, también Él se ha sentido un fracasado, pero después todo se ha realizado según mi voluntad".

Al término de la Santa Misa el Obispo Claudio Gatti ha anunciado que aquel día, 4 de septiembre de 2004, empezaba para nosotros el nuevo años social.

Todos han coincidido en que no podía haber elegido una fecha y una ocasión mejor.

Nuestra Señora ha cerrado el viejo año social y ha inaugurado el nuevo: "Está a punto de empezar el año eucarístico, hacedlo triunfar. Ahora ya las manzanas podridas han sido quitadas; tratad al menos de amar la Eucaristía, de quereros y de ayudaros mutuamente. Si alguno se equivoca, reprendedlo con amor y firmeza, como hacía mi Hijo Jesús.

El año que acaba de transcurrir ha sido terrible; vuestro Obispo lo ha llamado maldito. Ha usado una palabra fuerte, pero justa.

Mis dos queridos hijitos han sufrido muchísimo a causa de los hombres de la Iglesia y también de algunos miembros de la comunidad; pero ¡cuántas almas se han salvado!. Mis dos hijitos son conocidos en todo el mundo. La Iglesia pesa sobre las espaldas de vuestro Obispo; también vosotros tenéis que ayudarlo a llevar el peso. Vuestra hermana vive la pasión cada día y cada noche por la Iglesia y por el Obispo. Si no os sentís capaces de seguir este camino que, dicho entre nosotros, no es muy duro y pesado, iros a otro lado; si queréis recorrerlo, empezad inmediatamente.

Podéis cometer debilidades, pecados, pero, como ha dicho vuestro Obispo, corred enseguida a confesaros, reconquistad la gracia y recibid a Jesús Eucaristía. No cometáis nunca sacrilegios. La Eucaristía está triunfando en todo el mundo; éste es vuestro triunfo. Felicitaciones a todos. Buen inicio de año"

Ya llamaba a la puerta el año eucarístico y nosotros habíamos decidido vivirlo del mejor modo, porque, como nos ha recordado otras veces la Madre de la Eucaristía, es una iniciativa salida del corazón de nuestro Obispo.

No sabemos si durante el año eucarístico Dios empezará sus intervenciones para que triunfe el Obispo desde el punto de vista humano, nosotros queremos hacer la voluntad de Dios hasta el fondo.

Roma, 24 de octubre de 2004

Fiesta de la Madre de la Eucaristía

Inicio del Año Eucarístico 2004-2005

A cargo del Comité Cultural del Movimento Impegno e Testimonianza "Madre de la Eucaristía"


Aquí están citadas las cartas de Dios de las que se han trascrito los fragmentos.

1. Carta de Dios del 6 septiembre 2003

2. Carta de Dios del 7 septiembre 2003

3. Carta de Dios del 7 septiembre 2003

4. Carta de Dios del 12 septiembre 2003

5. Carta de Dios del 12 septiembre 2003

6. Carta de Dios del 14 septiembre 2003

7. Carta de Dios del 14 septiembre 2003

8. Carta de Dios del 21 septiembre 2003

9. Carta de Dios del 28 septiembre 2003

10. Carta de Dios del 28 septiembre 2003

11. Carta de Dios del 4 octubre 2003

12. Carta de Dios del 7 octubre 2003

13. Carta de Dios del 4 octubre 2003

14. Carta de Dios del 7 octubre 20003

15. Carta de Dios del 19 octubre 2003

16. Carta de Dios del 19 octubre 2003

17. Carta de Dios del 26 octubre 2003

18. Carta de Dios del 26 octubre 2003

19. Carta de Dios del 26 octubre 2003

20. Carta de Dios del 1 noviembre 2003

21. Carta de Dios del 1 noviembre 2003

22. Carta de Dios del 9 noviembre 2003

23. Carta de Dios del 9 noviembre 2003

24. Carta de Dios del 16 noviembre 2003

25. Carta de Dios del 1° enero 2004

26. Carta de Dios del 3 enero 2004

27. Carta de Dios del 4 enero 2004

28. Carta de Dios del 11 enero 2004

29. Carta de Dios del 3 enero 2004

30. Carta de Dios del 6 enero 2004

31. Carta de Dios del 8 enero 2004

32. Carta de Dios del 15 enero 2004

33. Carta de Dios del 8 enero 2004

34. Carta de Dios del 29 febrero 2004

35. Carta de Dios del 6 marzo 2004

36. Carta de Dios del 7 marzo 2004

37. Carta de Dios del 9 marzo 2004

38. Carta de Dios del 9 marzo 2004

39. Carta de Dios del 6 marzo 2004

40. Carta de Dios del 7 marzo 2004

41. Carta de Dios del 14 marzo 2004

42. Carta de Dios del 6 marzo 2004

43. Carta de Dios del 9 marzo 2004

44. Carta de Dios del 14 marzo 2004

45. Carta de Dios del 25 marzo 2004

46. Carta de Dios del 18 marzo 2004

47. Carta de Dios del 19 marzo 2004

48. Carta de Dios del 18 marzo 2004

49. Carta de Dios del 21 marzo 2004

50. Carta de Dios del 28 marzo 2004

51. Carta de Dios del 28 marzo 2004

52. Carta de Dios del 3 abril 2004

53. Carta de Dios del 3 abril 2004

54. Carta de Dios del 29 abril 2004

55. Carta de Dios del 18 abril 2004

56. Carta de Dios del 18 abril 2004

57. Carta de Dios del 29 abril 2004

58. Carta de Dios del 1° mayo 2004

59. Carta de Dios del 9 mayo 2004

60. Carta de Dios del 27 mayo 2004

61. Carta de Dios del 30 mayo 2004

62. Carta de Dios del 3 junio 2004

63. Carta de Dios del 5 junio 2004

64. Carta de Dios del 5 junio 2004

65. Carta de Dios del 6 junio 2004

66. Carta de Dios del 12 junio 2004

67. Carta de Dios del 13 junio 2004

68. Carta de Dios del 13 junio 2004

69. Carta de Dios del 26 junio 2004

70. Carta de Dios del 20 junio 2004

71. Carta de Dios del 26 junio 2004

72. Carta de Dios del 8 agosto 2004


Anexo n. 1

Carta enviada el 24 de octubre del 2003 por el Obispo Claudio Gatti a los Cardenales Ratzinger, Ruini y Bertone y c.c. a los Cardenales Sodano, Arinze, Re, Sepe, Castrillon, Pompedda y a muchos obispos de Italia

Al Cardenal Joseph Ratzinger, Prefecto del la Congregación para la Doctrina de la Fe.

Al Cardenal Camillo Ruini, Vicario General de S.S. para la diócesis de Roma.

Al Cardenal Tarcisio Bertone, Arzobispo de Génova.

y, c.c.

Al Cardenal Angelo Sodano, Secretario de Estato de S.S.

Al Cardenal Francis Arinze, Prefecto de la Congregación para el Culto y la disciplina de los Sacramentos.

Al Cardenal Giovanni Battista Re, Prefecto de la Congregación de los Obispos.

Al Cardenal Crescenzio Sepe, Prefecto de la Congregación para la evangelización de los Pueblos.

Al Cardenal Dario Castrillon Hoyos, Prefecto de la Congregación para el Clero.

Al Cardenal Mario Francesco Pompedda, Prefecto del Supremo Tribunal de la Signatura Apostólica

Señores Cardenales,

Tengo el derecho de llamaros "hermanos", porque yo y vosotros tenemos en común el episcopado, la plenitud del sacerdocio que nos hace más semejantes a Cristo y, como consecuencia, tendríamos que estar más unidos a Él y más en comunión entre nosotros.

Estimadísimos hermanos, ya ha transcurrido un año desde que me comunicasteis con una simple carta la dimisión de mi estado clerical. Me condenasteis yendo de forma manifiesta contra las normas establecidas por la C.I.C.

De hecho la dimisión del estado clerical no puede ser establecida por ley particular (can. 1317) y, ya qué es una pena perpetua, ni siquiera por decreto (can. 1342 §2). Tiene que ser declarada sólo por vía judicial por un tribunal de tres o cinco jueces (can. 1425).

Por otra parte la dimisión del estado clerical está expresamente prevista por la normativa y puede ser impuesta solo si el clérigo ha cometido uno de los delitos indicados en los cánones 1354, 1367, 1370 §1, 1387, 1394 §1, 1395.

Yo no he cometido ninguno de estos delitos, como es fácil demostrar, y que también vosotros habéis reconocido explícitamente, porque no sois capaces de encontrar en mi ni siquiera uno de ellos.

Finalmente habéis llegado a negarme el derecho a defenderme y esto es un grave abuso de poder.

Ya que estabais conscientes que vuestra decisión no tenía ni bases jurídicas ni motivaciones morales, habéis atribuido al Santo Padre la responsabilidad de haber firmado el decreto para mi dimisión del estado clerical y me habéis comunicado que "ya que la decisión es pontificia, es inapelable".

A continuación de vuestra arbitraria decisión escribí una carta a los Cardenales de todo el mundo, a los Obispos de Italia, a los Responsables de la Curia Romana y a los Sacerdotes de Roma para demostrar, y no me ha sido difícil, que habéis llevado a cabo un acto moralmente ilícito y jurídicamente inválido.

La mayoría de los eclesiásticos a los que he expuesto mi caso, incluso reconociendo que estaba en lo cierto, no ha protestado contra "mi inmediata dimisión de estado clerical ex officio et in poenam, cum dispensatione ab ominbus oneribus e sacris Ordinibus monantibus" porque habéis hecho creer que ha sido decisión del Santo Padre con un decreto suyo.

Puesto que es un derecho mío examinar el decreto pontificio y poseer al menos una fotocopia compulsada, os invito a vosotros cardenales Ratzinger, Ruini y Bertone, a enseñármelo.

En caso de que rehuséis a enseñarme el decreto pontifico, querría decir, sin sombra de duda, que tal decreto no existe y sería evidente que os habéis escondido, mintiendo, detrás del S. Padre para reducirme al estado laical.

No tengo ningún temor de poner enteramente al corriente de la cuestión a los Obispos y a los Cardenales de la Iglesia y dar los pasos necesarios ante la autoridad eclesiástica competente para que la verdad sea reconocida.

En el intervalo esperaré sereno y confiado que el Señor intervenga para derrocar a los soberbios de sus tronos y levantar a los humildes.

Cordiales saludos.

Roma, 24 octubre 2003

Fiesta de la Madre de la Eucaristía

† Claudio Gatti

Obispo Ordenado por Dios

Obispo de la Eucaristía


Anexo n. 2

Carta enviada el 25 de enero del 2004 por el Obispo Claudio Gatti a los Cardenales, Obispos y sacerdotes de la Iglesia: Una, Santa, Católica, Apostólica y Romana

A LOS CARDENALES, OBISPOS Y SACERDOTES DE LA IGLESIA: UNA, SANTA, CATOLICA, APOSTOLICA Y ROMANA.

Carísimos hermanos,

En mi última carta, con fecha del 24 de octubre de 2003, os he demostrado, sin sombra de duda, que los Cardenales Ratzinger, Ruini y Bertone, al destituirme del estado clerical, han cometido un acto moralmente ilícito y jurídicamente inválido, porque no han respetado ni el Evangelio ni el C.I.C.

Los susodichos cardenales han sostenido siempre que el Papa en persona ha tomado la decisión de reducirme al estado laical y ha firmado el decreto que sanciona mi condena. Ya que en el Vaticano y en el Vicariato se ha impuesto, como un estilo de gobierno, el atribuir al Papa decisiones que son tomadas por otros e ignoradas por él, he pedido que se me dejara ver el decreto pontificio que hace referencia a mi persona y tener una copia compulsada. Hice esta petición a los tres cardenales hace más de un año y la he repetido hace tres meses pero, como era previsible, no he recibido ni siquiera una nota como respuesta. Este prolongado silencio me da la certeza de que el decreto pontificio no existe, sino que es una invención de los tres cardenales para librarse de una persona que no ha tenido miedo, aunque lo ha pagado en persona, por defender la Eucaristía y la verdad. Por este motivo pertenezco todavía al estado clerical y puedo continuar ejercitando legítimamente y lícitamente las funciones y las actividades inherentes al ministerio sagrado.

Además solicito a la Suprema Autoridad Eclesiástica que me reconozca como obispo, ordenado por Dios. El Señor ha puesto su sello a mi ordenación episcopal, la única que Él ha realizado en la Historia de la Iglesia, después de la de los Apóstoles, cuando ha obrado el gran milagro eucarístico en la S. Misa celebrada por mí el día 11 de junio de 2000.

Dios no realiza milagros en las manos de los impostores y los que rechazan mi ordenación episcopal se oponen a Dios.

Al igual que Pablo, que ha sido ordenado obispo por Jesucristo después de la ascensión al Cielo, ha tenido que luchar para que se le reconociera apóstol (cfr. I Cor 9,2; 11,5; Gal 1,1; Tim 2,7); también yo estoy luchando para que se me reconozca obispo ordenado por Dios y, como el apóstol, soy calumniado y difamado desde el interior de la Iglesia.

La competente Autoridad Eclesiástica tendría que imputar a tres cardenales las siguientes culpas:

1- haber instrumentalizado al S. Padre y haberlo involucrado, sin que él lo supiera, en una maquinación para condenar a una persona inocente, pero incómoda.

2- haber abusado de su autoridad para obtener logros contrarios a la verdad.

3- haber intentado hacerme creer que la decisión de destituirme del estado clerical había sido tomada personalmente por el S. Padre.

4- haberme ordenado tirar la hostia de la cual había surgido la sangre, porque no era Eucaristía, sino un pedazo de pan.

5- haber afirmado que la sangre surgida de la hostia consagrada por mí durante la S. Misa, celebrada el día 11 de junio de 2000, era obra del demonio.

La doctrina de la Iglesia enseña y el C.I.C. establece que los citados cardenales han incurrido en la excomunión latae sententiae reservada a la Sede Apostólica (can. 1367) y han pecado contra el Espíritu Santo.

Los que entre vosotros comparten y aprueban lo ejecutado por los tres cardenales, delante de Dios y de la Iglesia son culpables de los mismos delitos y les afectan las mismas censuras.

El 29 de junio de 1972, Pablo VI dijo que el humo de satanás había entrado en el templo de Dios.

Por otra parte, entre nosotros, uso palabras tomadas del Evangelio, están presentes: "lobos rapaces vestidos de cordero y mercenarios". (Crf. Mt 7, 15; Jn 10, 12)

A estos se les puede dirigir las invectivas que Juan Bautista ha dirigido a los fariseos y saduceos: "Raza de víboras, ¿quien os ha enseñado a huir de la ira inminente? Ya está el hacha puesta en la raíz de los árboles; y todo árbol que no dé buen fruto será cortado y arrojado al fuego. En su mano tiene el bieldo y va a limpiar su era: recogerá su trigo en el granero, pero la paja la quemará con fuego que no se apaga". (Mt 3, 7-12)

Después de la creación de los últimos príncipes de la Iglesia, entre los cardenales reunidos en Roma para celebrar el XXV pontificado de Juan Pablo II, ha estallado la misma y dolorosa situación que en el Cenáculo, cuando entre los apóstoles "hubo entre ellos también un altercado sobre quién de ellos parecía ser el mayor". (Lc 22, 24)

De hecho, mientras en las reuniones públicas los cardenales han deseado al Papa muchos años de pontificado, en las reuniones secretas han discutido duramente entre ellos para designar al sucesor de Juan Pablo II y repartirse los cargos más importantes de la Curia Romana.

Los dos inmediatos y legítimos sucesores de Juan Pablo II, especialmente el segundo, serán particularmente severos e inflexibles con los pastores infieles y traidores, a los que destituirán y privarán de los cargos y del poder.

El Espíritu Santo con soplo potente dispersará el humo de satanás y lo mandará de nuevo al infierno.

Invito a los pastores honestos y fieles, pero intimidados y atemorizados por los pastores deshonestos y prepotentes a leer esta carta con la misma atención y respeto con que han leído la precedente, de la que han reconocido la veracidad y han compartido el contenido.

Solo pocos destinatarios, mientras leían la anterior carta, han explotado poniéndose como una furia y han asestado puñetazos tan violentos contra el escritorio, que han tirado por el aire los objetos que había encima.

Éstos han roto la carta, aunque una vez calmada la rabia, han tratado de procurarse una fotocopia.

En el Vaticano, en el Vicariato y en las curias diocesanas han hablado largamente sobre esta carta que ha sido aceptada y compartida por la mayoría de los eclesiásticos que han tenido conocimiento de ella.

A los hermanos que aman a Dios y a la Iglesia les digo: estrechémonos en torno a la Eucaristía. El Señor, después de haberos escrito la carta, fechada el 24 de octubre de 2003, ha obrado dos grandes milagros eucarísticos en el lugar taumatúrgico.

Si os interesa conocer estos y otros milagros eucarísticos, de los que hemos sido testigos, podéis acceder a nuestra página de Internet, tecleando la siguiente dirección telemática: www.madredelleucaristia.it.

Los milagros eucarísticos son obra de Dios y aún cuando son ignorados o combatidos, generan luz, vida, gracia, dones y conversiones en el mundo entero.

Después de cada milagro eucarístico, la Iglesia se vuelve más fuerte, más unida y más santa. Con los milagros eucarísticos ocurridos en el lugar taumatúrgico el 30 de diciembre de 2003 y el 18 de enero de 2004, el Señor ha querido también demostrar que el susodicho obispo ordenado por Dios y la vidente Marisa Rossi viven en la verdad y son instrumentos escogidos por Él para hacer triunfar la Eucaristía.

Hago mía la invocación de Juan Pablo II: María, Madre de la Eucaristía, os proteja a todos.

Reafirmo mi comunión y el propósito de continuar trabajando en la viña del Señor con los que aman la Eucaristía, a la Madre de la Eucaristía y a la Iglesia: Una, Santa, Católica, Apostólica y Romana.

Roma, 25 de Enero de 2004

Conversión de S. Pablo Apóstol

† Claudio Gatti

Obispo ORDENADO por Dios

Obispo de la Eucaristía


Anexo n. 3

Carta mandada el 29 de febrero 2004 por el Obispo Claudio Gatti a sus ex compañeros de Seminario, con ocasión de su 41º aniversario de ordenación sacerdotal

Carísimos hermanos,

Agradezco mucho vuestra invitación a participar en el encuentro anual para celebrar juntos "el 41º aniversario de nuestra ordenación sacerdotal".

Deseo que la invitación no sea una iniciativa de pocos, sino una decisión de todos.

Espero que nuestra relación, interrumpida desde hace decenios, pueda volver a retomarse en el futuro.

El Señor se ha dignado benignamente hacerme conocer mi futuro que, por Su voluntad, "será luminoso y grandioso".

Si queréis formar parte de mi futuro, tenéis que formar parte de mi presente que es muy combatido, probado y doloroso.

Formar parte de mi presente significa:

1 - aceptar que la Madre de la Eucaristía se aparece a Marisa Rossi y que estas apariciones marianas son las más importantes de la Historia de la Iglesia;

2 - creer que Dios ha obrado en el lugar taumatúrgico los más grandes milagros eucarísticos de la Historia de la Iglesia, sobretodo el ocurrido en mis manos durante la celebración de la S. Misa, del cual incluyo una documentación fotográfica.

3 - reconocer que Dios me ha ordenado obispo; ésta es la primera ordenación episcopal que Dios ha hecho después de la de los apóstoles y será la única en la Historia de la Iglesia.

Me doy cuenta que haciendo estas peticiones, ofrezco a mis calumniadores el pretexto para juzgarme soberbio y presuntuoso, pero no puedo callar todo lo que Dios ha obrado y comunicado para dar gusto a los hombres: "La verdad os hará libres" (Jn. 8, 32); esto es lo que ha enseñado Cristo.

Por otra parte, formar parte de mi presente puede significar también ser perseguido "por los grandes hombres de la Iglesia", ser privado de la parroquia o del trabajo y maltratado por la censura eclesiástica. A estos sufrimientos pueden añadirse, como me ha sucedido a mi, el que os den la espalda, el abandono y la traición de los hermanos y además de los parientes que pueden llegar a consideraros locos; también Cristo fue considerado loco por sus parientes (cfr. Mc 3, 21)

Me permito dirigiros a vosotros la misma pregunta que Jesús ha dirigido a los hijos del trueno: "¿Podéis beber el cáliz que yo he de beber?" (Mt 20, 22)

Marisa y yo hemos respondido SÍ en el lejano 1973 en Lourdes y desde entonces empezó nuestra dolorosa subida hacia el Gólgota, donde hemos encontrado y abrazado a Jesús Crucificado.

De todos modos creemos firmemente que después de la muerte hay la resurrección y ya entrevemos la luz pascual.

Desgraciadamente a causa de los trabajos improrrogables, no podré estar en Rimini para celebrar con vosotros la S. Misa y dar gracias al Señor por el don del Sacerdocio.

Os prometo que el 7 de marzo os encomendaré de manera particular a la Madre de la Eucaristía durante la aparición habitual que precede a la celebración de la S. Misa.

Os saludo "in osculo santo" ["con beso santo"] (2 Cor 13, 12)

Roma, 29 febrero 2004

1er Domingo de Cuaresma

† Claudio Gatti

Obispo ordenado por Dios

Obispo de la Eucaristía

P.D. Si queréis conocer la historia de las apariciones de la Madre de la Eucaristía, de los milagros eucarísticos y nuestra historia, podéis acceder a nuestro sitio en Internet, tecleando la siguiente dirección telemática: www.madredelleucaristia.it