Eucharist Miracle Eucharist Miracles

7 de diciembre de 1996

El 7 de diciembre. Vigilia de la fiesta de la Inmaculada Concepción, ha sido la vigilia de oración, o mejor la serenata de los jóvenes a la Mamá celeste. En el rostro de la Virgen, ha dicho Marisa, estaba presente un velo de tristeza por un motivo evidente: "Este es un día dedicado a las diversiones no sanas, no bonitas. Desde hace tiempo estaba aquí orando, os miraba, alargaba los ojos por todo y veía a tantos jóvenes divertirse, gozar no en gracia".

Se ha formado la procesión que se ha alargado hasta el altar del jardín. Aquí todos estaban recogidos en oración y Marisa ha padecido la transverberación. Después la Virgen ha invitado a Marisa a subir las escaleras del altar y acoger y comulgar con la forma salida del costado del crucifijo.

Vuelta hacia Don Claudio, Marisa ha dicho: "La Virgen ha traído a la habitación de arriba la Eucaristía para hacerte contento y desea que los jóvenes vayan a adorar a Jesús"

Don Claudio, Marisa y los jóvenes se han trasladado a la "habitación de arriba" y han visto con estupor que sobre el altarcito provisional había sido colocado el ostensorio con la Eucaristía dentro.

El más emocionado era Don Claudio, porque había pedido al Señor este milagro. Después supimos que la Virgen misma había tomado el ostensorio, pulido y apoyado sobre un taburete, lo había colocado en el centro del altar y había puesto en su interior a la Eucaristía, tomada del tabernáculo de una iglesia. Después, la Madre de la Eucaristía se había puesto de rodillas para adorar a su Hijo; así la ha visto Marisa cuando entramos en la habitación.

El 22 de diciembre fueron depositadas dos formas sobre una pareja de ángeles colocados a unos dos metros del ostensorio.

El 24, vigilia de Navidad, mientras estábamos cenando con los amigos, habíamos sentido un dulce perfume inundar toda la casa. Interrumpida la cena, nos trasladamos a la habitación superior, de donde partía el perfume. Entrados, vimos bien dispuestas muchas formas sobre el pequeño altar; Don Claudio ha contado dieciocho, lo mismo que nuestros jóvenes.