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La Peregrinación a la Fuente San Lorenzo (30 de mayo 2010)

El 30 de mayo de 2010, nuestra comunidad fue por cuarta vez en peregrinación a la Fuente S. Lorenzo, lugar declarado taumatúrgico por Dios además del de Vía delle Benedettine, en Roma.

Marchamos llenos de entusiasmo y deseosos de encontrarnos de nuevo para rezar en los lugares en los que la Madre de la Eucaristía hizo que se encontraran el Obispo y Marisa.

Esta peregrinación ha sido particularmente importante para nuestra comunidad, porque hemos sentido aún más la cercanía de nuestros dos ángeles custodios, que ahora están en el Paraíso. Al llegar a la fuente, hicimos una procesión y con recogimiento llegamos al lugar, donde después se celebró la S. Misa. Algunos de nuestros hermanos y hermanas, aunque mayores, no se desanimaron y sobrellevaron la peregrinación con amor, ofreciendo su sacrificio a Dios. A la cabeza de la procesión iba la estatura de la Madre de la Eucaristía, a continuación la bandera con la imagen del Obispo y de Marisa y seguidamente el sacerdote y los fieles que cerraban la procesión. A través de la imagen representada en la bandera queríamos subrayar la presencia continua del Obispo y de Marisa, acompañando y guiando nuestra comunidad.

Durante el camino hemos recitado las letanías compuestas por nuestro Obispo hasta llegar al lugar donde habíamos preparado el altar. Nos dispusimos en semicírculo, cantamos juntos el "Magnificat" y leímos la carta de Dios del 4 de septiembre de 2004 que hacía referencia a una peregrinación anterior a la Fuente San Lorenzo.

La bandera del Obispo y Marisa fue colocada detrás de la cruz de madera, sobre cuya base está inscrita la inscripción pedida por la Virgen: "Aquí se apareció la Madre de la Eucaristía a Marisa Rossi en presencia del futuro Obispo Claudio Gatti. Julio 1971"

El viento era tan fuerte que desplegaba completamente la bandera. Fue emocionante estar en aquel oasis de paz, entre colinas verdeantes y floridas, tanto que, también la imagen del Obispo y de Marisa, representada en la bandera, resultaba a nuestros ojos todavía más viva. En nuestras mentes afloraron recuerdos, percibimos sentimientos y emociones fuertes porque incluso sabiendo que espiritualmente están siempre presentes entre nosotros, especialmente durante la Santa Misa, humanamente hablando, notamos mucho su presencia.

Al terminar la celebración volvimos a la fuente hecha taumatúrgica por Dios y llenamos las botellas de aquél agua capaz de dar la gracia de la sanación. Muchas personas, incluso no sabiendo esto, la han bebido y recibido gracias, como está escrito en las cartas de Dios.

Por la revelación privada sabemos que la Fuente San Lorenzo es un lugar que permanecerá intacto en el tiempo, sin padecer contaminaciones y que en el futuro vendrán muchas personas a rezar.

El terminar la peregrinación, volvimos a nuestra ciudad satisfechos y llenos de un patrimonio espiritual que continúa creciendo gracias a la oración de nuestro Obispo y de nuestra querida Marisella, que velan siempre por nosotros.

Exponemos a continuación brevemente los acontecimientos acaecidos en Fuente San Lorenzo, que se refieren al Obispo, a la Vidente y a nuestra comunidad a partir de 1971.

El encuentro de Don Claudio y Marisa: Julio 1971

En Frontignano, una de las principales localidades alpinas de las Marcas de los Montes Sibillini, hay un lugar llamado Fuente S. Lorenzo. Aquí, en julio de 1971, tuvieron lugar las primeras apariciones de la Madre de la Eucaristía en presencia del entonces sacerdote Don Claudio.

Esta localidad está situada en un gran valle, donde en la parte más baja, hay precisamente una fuente; de aquí, subiendo, se llega a la zona llena de valiosos recuerdos y muy querida por el Obispo y Marisa.

Después de su primer encuentro, ocurrido el 15 de julio de 1971 en Visso (MC), Marisa participó en el campamento de verano organizado para la rehabilitación de algunos jóvenes recogidos de la calle y guiado por Don Claudio.

La primera vez que Don Claudio asistió a la aparición fue con motivo de un momento de oración, que había organizado. Los sacerdotes, los colaboradores y los mismos chicos no se presentaron, la única en aceptar la invitación fue Marisa. En esta ocasión, mientras estaban rezando juntos, Marisa entró en éxtasis, cayó de rodillas y empezó a hablar con lo invisible.

Durante la aparición de los primeros tiempos todo lo que decía la Virgen no era mencionado por la Vidente, y solo podía ser comprendido por sus respuestas. El coloquio de la primera aparición hacía referencia a la situación de la Iglesia. El entonces Don Claudio, no era todavía consciente de que Marisa viese a la Virgen y mientras escuchaba, se preguntaba: "¿Cómo puede esta persona saber tan bien ciertos problemas delicados de la Iglesia, de los que he sido puesto al corriente por el card. Ottaviani?"

De hecho durante un breve período, hasta que rechazó el ir a trabajar al Vaticano bajo la protección del poderoso cardenal del ex Santo Oficio, el Obispo había gozado de la estima y de la simpatía del susodicho cardenal que le había confiado muchos e importantes problemas de la Iglesia. Pero la sorpresa de nuestro pastor llegó al máximo, cuando oyó que Marisa repetía la oración que él mismo había escrito con motivo de su ordenación sacerdotal, y que sólo él conocía.

El coloquio entre Marisa y la Virgen duró más de tres horas, durante las cuales el tiempo pareció detenerse y el cansancio desaparecer. Cuando terminó, Marisa salió del éxtasis y tranquilamente continuó recitando el Rosario desde el mismo punto en el que había sido interrumpido.

Aquella noche Don Claudio no pegó ojo, miles de preguntas se agolpaban a su mente sin dar a ninguna de ellas la única respuesta inteligente: "Marisa ve y habla con la Virgen". El tipo de formación recibido y su mentalidad racional lo volvían particularmente crítico y un tanto desconfiado, hacia todo lo que pudiera tener un lazo con lo sobrenatural.

No satisfecho de lo que había visto y oído, porque era prudente por naturaleza, quiso considerar otras pruebas para confirmar el origen sobrenatural de las apariciones.

El primer signo lo pidió durante la celebración de la S. Misa: "Señor, si la persona con la que ha dialogado Marisa es la Virgen, tienes que convertir en veinticuatro horas a todos los chicos presentes en el campamento que están lejos de la vida cristiana".

Durante la mañana todos los jóvenes, uno tras otro, pidieron confesión a Don Claudio. Lo que sorprendió al sacerdote fue que cada joven hizo la exposición de sus pecados de manera tan precisa y detallada que lo empujó a preguntarse varias veces: "¿Cómo es posible que jóvenes que no han recibido ninguna formación religiosa, puedan ser tan precisos al acusarse de sus pecados?"

La respuesta la tuvo durante la comida, puesto que los jóvenes públicamente dieron las gracias a Marisa, no sólo por haberlos ayudado individualmente a hacer el examen de conciencia, sino también de detallar a cada uno los pecados que tenían que confesarse. Para que no quedara ninguna duda, el entonces Don Claudio hizo al Señor una segunda petición: ser puesto al corriente de acontecimientos futuros que se refiriesen a la Iglesia. El Señor lo contentó una vez más durante la aparición, por medio de Marisa, y le hizo saber lo que había pedido.

En fin, ya que había sabido que Marisa tenía los estigmas invisibles, como la Virgen y otros santos, pidió al Señor, durante la S. Misa, que se abriesen ante sus ojos. También esta petición fue satisfecha. Durante la misma S. Misa, en la que había hecho la petición, nuestro Obispo se dio cuenta de que Marisa estaba sufriendo muchísimo y en el momento de darse la paz vio que en sus palmas se habían abierto los estigmas, de los que salían sangre y suero. En aquel momento Mons. Claudio se rindió y pronunció su "Sí" al Señor, que lo llamaba para llevar adelante en la Iglesia una importante misión. Junto a Marisa después repitió el "Sí" muchas otras veces. Así tuvo inicio su dura y larga misión tan agradable a Dios y combatida por los hombres.

La historia más reciente

El 16 de agosto de 2003 el Obispo y Marisa, estimulados por un fuerte impulso interior, fueron a Fuente San Lorenzo, a pesar de que la carretera estaba en mal estado y recorrerla en automóvil resultaba muy doloroso para Marisa por sus condiciones de salud. Pero apenas llegaron al trozo de carretera sin asfaltar, Marisa fue raptada en éxtasis y no sintió ningún malestar causado por los golpes y contra golpes del automóvil. La ayuda sobrenatural continuó incluso cuando bajo del coche, porque tuvo la posibilidad de caminar con sus propios pies hasta el lugar donde se apareció la Virgen.

La Madre de la Eucaristía dio este inesperado anuncio: "En este lugar, un mañana será colocada una piedra con los nombres de mis dos hijitos. Este lugar ha sido santificado por Dios, se ha convertido en taumatúrgico y estará abierto para las personas que quieran rezar". (Carta de Dios del 16 de agosto de 2003)

Esta nueva intervención de Dios trajo a los corazones del Obispo y de Marisa una gran alegría, mucho valor y un aliento para seguir adelante, porque fue una ulterior bendición y aprobación por parte del Señor a su misión, empezada justamente aquí desde hacía 33 años.

"El lugar que Dios ha bendecido y convertido en taumatúrgico es un don Suyo y vosotros sois los primeros en gozar de esta gracia Suya, no lo olvidéis. El que tenga hijos, que les enseñe lo que Dios ha realizado" (Carta de Dios del 17 de agosto de 2003).

La Virgen anunció que en el futuro habría una gran afluencia de peregrinos en Fuente San Lorenzo y que por voluntad de Dios el lugar tenía que permanecer sencillo, sin iglesia, pero tenía que ser levantada una cruz bien visible incluso desde lejos. En la base de la cruz tenía que ser colocada una roca oportunamente pulida, con una inscripción que recordase lo que había ocurrido en este lugar en el lejano 1971.

Después de haber hecho el gran anuncio, Nuestra Señora quiso que, junto a Jesús, también el Obispo bendijese el nuevo lugar taumatúrgico: "En este momento Jesús está bendiciendo este lugar y me gustaría que también mi amado y santo Obispo junto a Él lo bendijese". (Carta de Dios del 16 de agosto de 2003).

El 30 de agosto, junto a algunos jóvenes y adultos, en representación de toda la comunidad, el Obispo y Marisa volvieron a la Fuente San Lorenzo. Fue colocada una cruz pequeña y modesta, en la base de la cual se colocó una piedra con la siguiente inscripción: "Aquí se apareció la Madre de la Eucaristía a Marisa Rossi en presencia del futuro Obispo Claudio Gatti"

El mismo día, durante la aparición, Jesús hizo un nuevo don: diez almas que estaban en el Purgatorio entraron en el Paraíso. Después dijo: "La bendición que ha hecho taumatúrgico este lugar ha sido impartida por Dios. También el agua que la gente vendrá a beber aquí está bendecida", y recordó lo que había ocurrido 32 años antes: "En este lugar santo, en 1971 se celebraron muchas Misas por Don Claudio con gran sufrimiento. Pero al final hubo una gran alegría porque todos los chicos se convirtieron; eran cuarenta". (Carta de Dios del 30 de agosto de 2003).

El primer peregrinaje, Septiembre 2004

El 4 de septiembre de 2004 nuestro Obispo organizó el primer peregrinaje al lugar taumatúrgico "Fuente S. Lorenzo".

La iniciativa de la peregrinación fue acogida con entusiasmo por la comunidad de Roma y a ésta se adhirieron también miembros de nuestros otros grupos de oración.

La cita era en Castel S. Angelo en Nera. Aquí acudieron las personas provenientes de diversos lugares y de aquí partió una larga columnata que se dirigió hacia el lugar taumatúrgico.

Durante todo el trayecto todos rezaron y se prepararon para el encuentro con Jesús Eucaristía y la Madre de la Eucaristía. Una vez llegados a la Fuente S. Lorenzo, el Obispo contó lo que había ocurrido 33 años antes e invitó a los presentes a continuar rezando, a colocarse detrás de él en fila y a dirigirse al lugar exacto donde por primera vez había presenciado la aparición de la Madre de la Eucaristía.

La Madre celeste permitió a su hijita que caminara.

Marisa, sosteniendo la bandera episcopal, se colocó al lado de Don Claudio y juntos capitanearon la procesión que, después de haber recorrido un breve y duro sendero, llegó al lugar donde los jóvenes habían preparado el altar.

Después del canto del Magnificat apareció la Virgen que empezó dándonos las gracias porque finalmente habíamos hecho la peregrinación tan esperada por ella. Nos hizo saber que una niña, enferma de cáncer, había sanado, al beber del agua de la fuente aún sin saber que era taumatúrgica.

Expresó el deseo de que el lugar tenía que permanecer intacto, tal como era, y anunció que muchas personas vendrían en peregrinación a rezar. En fin confirmó todo lo que había dicho ya Don Claudio: a este lugar taumatúrgico vendrán a rezar sacerdotes, obispos y un futuro Papa.

Apenas terminó de hablar la Virgen, Marisa exclamó: "Madre mía, está descendiendo todo el Paraíso". A continuación nos contó que miríadas de ángeles habían llenado el espacio sobre nosotros y cantaban: "Gloria a Dios en las Alturas". Nuestra Señora, los ángeles y los santos que la habían acompañado se postraron de rodillas en profunda adoración. De una luz refulgente, pero que no deslumbraba, salió la poderosa voz de Dios. La Santísima Trinidad había descendido al lugar taumatúrgico. Nadie, mientras viva en la Tierra, puede ver a Dios, pero puede escuchar su voz como les ocurrió en el Antiguo Testamento a los patriarcas y a los profetas y en el Nuevo Testamente a Juan el Bautista, a algunos apóstoles y a otras pocas personas.

Dios Padre dijo a los presentes: "Yo, Dios, os espero a todo en el Paraíso. Si queréis subir al Paraíso, no cometáis pecados graves, no seáis chismosos, no seáis envidiosos, ni celosos, no habléis mal el uno del otro. Yo os quiero santos" (Carta de Dios del 4 de septiembre de 2004).

La segunda peregrinación, Septiembre 2005

El año siguiente, el 3 de septiembre de 2005, se hizo la segunda peregrinación a Fuente S. Lorenzo.

Los miembros de la comunidad de Roma y de otras comunidades de fuera de Roma, junto a algunos extranjeros de Albania, Eritrea y Rumania y algunos italianos, invitados por nuestros hermanos y hermanas, salieron de diversas localidades y se sumaron en Frontignano a Mons. Claudio y Marisa, porque la Vidente, a causa de sus difíciles condiciones de salud, no podía llegar a la Fuente S. Lorenzo. Los peregrinos se reunieron en el jardín de la villa en la que se hospedaba la Vidente y después del S. Rosario recibieron una importante carta de Dios. Al inicio de la aparición Marisa presentó a la Virgen la carta escrita por el Obispo al Papa, por orden del Señor. También la Santísima Trinidad se manifestó y descendió en medio de sus hijos para bendecirlos. Terminada la aparición, todos los peregrinos se trasladaron al segundo lugar taumatúrgico, donde el Obispo celebró la S. Misa para ellos.

La tercera peregrinación, Septiembre 2008

El 6 de septiembre de 2008, después de dos años de interrupción, la comunidad casi al completo, acogiendo la invitación del Obispo, realizó la tercera peregrinación al segundo lugar declarado taumatúrgico por Dios.

La peregrinación tuvo dos momentos importantes: el primero en la Fuente S. Lorenzo, el segundo en Frontignano.

A las 12 del mediodía, el Obispo acogió a los peregrinos provenientes de Roma o de lugares de vacaciones y después de haber intercambiado con todos afectuosos saludos, recitó el Ángelus. Seguidamente después se formó una procesión que, desde la fuente donde mana el agua milagrosa, que ya ha obrado sorprendentes curaciones, llegó al lugar exacto donde 37 años antes habían tenido lugar las primeras apariciones de la Virgen a Marisa, a las que había participado el entonces sacerdote Claudio Gatti.

El Obispo ilustró la intención por la que tenían que rezar los peregrinos: la conversión de los jóvenes de todo el mundo. Esta es una gran misión que Dios confió a Marisa. El Obispo nos explicó que sería llevada a cabo por nuestra comunidad, incluso después de la muerte de la Vidente, ya que en el mundo habrá siempre necesidad de rezar por la conversión de los jóvenes.